San Martín: Un general "loco" que contagió libertad

¿Cómo se convence a 5 mil hombres de realizar una hazaña en contra del instinto de supervivencia?

Por Guillermo Zanetto / enviado especial
Fue el autor de una maniobra militar perfecta, en tiempos dónde pensar esa travesía era igual que emprender hoy un viaje a Marte. Pero al pisar ese mismo camino, casi doscientos años después, es imposible no pensar que el General Don José de San Martín estaba loco. Tan sorprendente y sorpresivo resultó el cruce también en 1817, tanto fue así que le valió una victoria frente a las poderosas tropas realistas, la que inauguró la independencia de todo un continente.

 

La pregunta que surge es simple. ¿Cómo se convence a un tropa de más de 5 mil hombres para emprender un camino de casi mil kilómetros, en un terreno plagado de dificultades donde la vida se desarrolla de la forma más extrema imaginable, para llegar y pelear una batalla decisiva contra un poderoso ejército profesional?.

Durante el 8vo Cruce de Los Andes por la ruta Sanmartiniana organizado por la provincia de San Juan, un grupo de 137 personas (entre autoridades, gendarmes, vaqueanos y periodistas) experimentó en carne propia parte de la travesía del ejército de Los Andes en su camino para ejecutar el golpe de gracia que consolidó los procesos democráticos en Sudamérica.

A pesar de todo el equipamiento, previsiones y adelantos que existen en la actualidad, en el viaje se padeció el cansancio, agotamiento y extremos climáticos que impone una geografía difícil de habitar. Con los recursos disponibles de la época, el paso se parece más a una epopeya inimitable que a un intento viable de liberación. Sin embargo, el resultado desmintió a las probabilidades.

Muchos de estos datos son revelados por el libro “San Martín y el Cruce de Los Andes” del licenciado Edgardo Mendoza y el mayor Claudio Monachesi, en donde se expone documentación histórica que prueban la ruta que tomó la columna principal de ese ejército por el Valle de Los Patos sanjuanino.  

Una semana de distancia había desde el primer hombre al último de esa interminable fila india que sorteó escollos imposibles. Las posibilidades médicas de la época, hacían que sobren los serruchos y falten los medicamentos: las amputaciones era la única forma de salvar la vida ante el frío y las heridas. Así y todo, hoy se conoce el resultado de la gesta de un hombre que soñó la libertad y de alguna manera logró convencer a un mar de personas que lo imposible era posible.

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