Acompañado por su esposa Juliana Awada, su hija Antonia y una asistente, el ex presidente Mauricio Macri llegó esta madrugada a París, Francia. Estará allí al menos 14 días antes de viajar a Zúrich, Suiza, en donde tiene prevista una agenda vinculada a su rol como presidente de la Fundación FIFA. Esa Nación les exige a los visitantes de otros continentes una estadía previa de 14 días en Europa como medida de prevención por la pandemia de coronavirus.
El vuelo AF 229 de la compañía Air France que trasladó al ex mandatario nacional aterrizó en el aeropuerto Charles de Gaulle cerca de las 6:57 hora local (1:57 de la Argentina), cuarenta minutos antes de lo que estaba programado. De camisa y saco y con un tapabocas blanco, el ex mandatario siguió las indicaciones de su colaboradora para retirar el equipaje y trasladarse finalmente hacia una de las salidas del aeropuerto, donde lo esperó una enviada de la embajada argentina. La ex Primera Dama lució un pantalón blanco, una remera con rayas horizontales y una campera verde.
A pocas horas de que Mauricio Macri emprendiera intempestivamente su viaje con destino europeo, la Fiscalía suiza anunció hoy que abrió un proceso penal contra el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, por supuestas reuniones secretas con Michael Lauber, jefe de la oficina del Fiscal Federal, según informó esta tarde la agencia de noticias DPA. Lauber, quien dejará su cargo a fines de agosto próximo, fue cuestionado durante los últimos dos años por su forma de gestionar las pruebas de corrupción en la FIFA.
Además, un tribunal suizo confirmó un fallo en su contra por reuniones secretas e indocumentadas con Infantino, e incumplimiento de sus obligaciones como funcionario.
Las reuniones secretas entre Infantino y Lauber habrían tenido lugar en 2016 y 2017, mientras las autoridades suizas estaban investigando cómo las candidaturas de Rusia y Qatar se impusieron en las votaciones para ser elegidas como las sedes de los Mundiales de fútbol de 2018 y 2022.
El 'FIFA Gate', el escándalo de corrupción más grande de la historia del fútbol, estalló en mayo de 2015, involucró a más de 45 dirigentes en sobornos, fraude y lavado de dinero, y le costó el cargo al por entonces titular de la FIFA, Joseph Blatter. Infantino tomó el puesto en 2016.
Stefen Keller, el fiscal encargado de investigar los procedimientos penales contra Infantino y Lauber, entre otros, admitió que "en relación con las reuniones entre el fiscal general Michael Lauber y el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el fiscal general del Alto Valais, hay indicios de conducta criminal".
La Fiscalía suiza comunicó que los cargos serían de "abuso de cargos públicos, la violación del secreto oficial, la asistencia a delincuentes y la incitación a estos actos".