Restricciones al transporte, al comercio y la industria. Bajo esos parámetros, los intendentes del conurbano bonaerense que ayer estuvieron reunidos con Axel Kicillof confirmaron lo que se venía manejando: la nueva cuarentena buscará bajar el ritmo de contagios, que se disparó en la última semana y media.
"A este ritmo, en nueve días nos quedaríamos sin camas", dijo Jorge Ferraresi, de Avellaneda, en un video en el que pidió compromiso a sus ciudadanos y adelantó que habrá mayor dureza en los controles. Allí habló de "medidas difíciles, complejas, que requieren el esfuerzo extra que los vecinos ya hicieron hasta ahora", y aseguró que se volverá durante dos semanas a la "fase 1".
Algunos fueron especialmente insistentes en el pedido de clausurar los viajes hacia la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y cerrar todo lo posible la circulación de personas incluso entre los distintos municipios, recordando a la temprana medida que tomaron allá por fines de marzo cuando pusieron montículos de tierra y máquinas para obstruir algunos ingresos y concentrar el tránsito en los lugares que pudieran controlar.
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Lucas Ghi, de Morón, señaló que en el pedido que hicieron al gobernador para sostener los comercios de cercanía abiertos se ofreció entablar negociaciones con todos los transportes privados que están paralizados -escolares, combis e incluso remises- para trasladar a los trabajadores que hagan falta si no viven cerca de sus empleos. En ese sentido, también reconoció que "hay una cuestión con el otro transporte: el de las mercaderías. Si vos cuidás al empleado del local, pero el que le trae el producto viene desde afuera y recorre varios distritos, estás haciendo un esfuerzo que sólo cubre una parte de la operación".
Por su parte, el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela recalcó que hubo acuerdo para endurecer las restricciones pero que también se pidió al gobernador considerar el hartazgo social y la cantidad de personas que ya están desobedeciendo las normas debido a la necesidad económica. "La gente está al límite", aseguró.
Todos coinciden en que el transporte público será parte clave de los anuncios. Ninguno se anima a hablar de cierre completo, y reconocen que sería demasiado difícil de implementar, pero saben que las propuestas giran en torno de bajar la circulación de personas.
El matancero Fernando Espinoza, en tanto, se refirió a la actividad productiva: "hubo consenso en la idea de volver a una apertura de sólo comercios esenciales. En cuanto a industrias, desde ya que las esenciales deben permanecer abiertas, pero las que no lo son y fueron habilitadas a reabrir deberán ajustarse a protocolos más estrictos de salud y garantizar el transporte de sus empleados en forma particular, sin usar el transporte público", afirmó.
En ese sentido, fuera de micrófono los intendentes apuntan a la otra cara de la moneda. "Cuidar a la gente está bien, pero si no lo dejás trabajar tenés que asegurarle que va a poder comer y que no lo vas a matar con impuestos y servicios cuando termine todo. El anuncio tiene que tener una cuota de ayuda económica extra, porque si la gente no se queda tranquila en ese punto va a salir a inventar algún rebusque", dijo uno de los participantes a Crónica.