En julio de 1994 la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue atacada y destruida por una explosión que provocó 85 muertos más de 300 heridos. Casi 30 años después habrá un homenaje permanente en la Ciudad de Buenos Aires que sumará un espacio de recordación sobre los escombros del edificio atentado, depositados desde hace décadas sobre la costa del Río de la Plata
Ese sector, entre Ciudad Universitaria y el Parque de la Memoria, estuvo preservado durante años por la Justicia, pero fue liberado para la creación de una plaza memorial. La propuesta surgió en 2017 por iniciativa del gobierno porteño y un trabajo en conjunto con AMIA para definir qué tipo de uso se le podía dar al lugar donde descansan toneladas de escombros.
La Secretaría de Desarrollo Urbano tomó el proyecto años más tarde y generó un intercambio de ideas con los directivos de AMIA para definir qué tipo de espacio se podía generar sobre los escombros del edificio, ubicados en una superficie de 3285 m². En varios encuentros se definió la colocación de 85 estacas verticales de acero con una lámpara en los extremos, en homenaje a cada una de las víctimas, una placa con los nombres de todos los fallecidos, un pilar de metal de 20 metros de altura que funcionará como un reloj solar y senderos y miradores que flotarán sobre el terreno y balconearán hacia el Río de la Plata.
La futura plaza memorial se encuentra hoy rodeada de rejas y cercos que le quitan conectividad. La intención es quitar algunos cercos o abrir portones para vincular a la Ciudad Universitaria y el Parque de la Memoria con el nuevo espacio verde donde las obras comenzarán el mes próximo. Se estima que en junio de 2023 esté abierta al público.
Según AMIA, los procesos urbanísticos de recordación cambiaron en estas tres décadas y pasaron del monumento fijo, sin interacción con la gente, a los espacios en el territorio. Desde la entidad sostienen que los nuevos movimientos están vinculados con las experiencias, como ocurrirá con esta plaza. En el ingreso al espacio verde habrá una explicación de lo que sucedió, la información dura de los hechos.
Para la Ciudad ese espacio público será un sitio de recordación vivencial que se unirá a todo el plan de recuperación costera que incluye varios proyectos desde el Riachuelo hasta la General Paz.
El presupuesto para la realización de la plaza memorial partió del convenio urbanístico Dique 4, en Puerto Madero, que como contraprestación debía destinar los fondos para la creación de la plaza memorial. "AMIA debió validar la idea porque representaba a muchas voces. Querían contar con un museo vivo, que no sea un espacio público más. Es un proyecto basado en la recordación de lo que sucedió, la educación de la gente que no habían nacido en el momento del atentado y la experiencial vivencial", explican desde la secretaría de Desarrollo Urbano de la ciudad.