Otero: recuperarse con la terapia del blues

El ex cantante de Memphis La Blusera a solas con 24con. Cuenta cómo es su nueva vida, la internación que lo sacó de sus adicciones y la difícil decisión de separarse del grupo que él mismo fundó.

Por Luz Zalacain
Dicen que los cambios son siempre positivos. También que están cargados de miedos. Lo bueno es aprender a no dejar que este miedo nos paralice. Arriesgarse. Así lo hizo este hombre de voz rasposa e irremplazable, icono del blues argento y que fue durante muchísimos años líder de una de las bandas más reconocidas de la música nacional.

Adrian Otero dio un vuelco a su vida cuando decidió internarse para superar sus adiciones, y en ese tiempo la luz de la inspiración volvió a él como hacía mucho tiempo no lo hacia.

Tomó la determinación de alejarse de sus compañeros de ruta y arrancar un camino solo, un sendero nuevo en la música y en la vida, donde recuperar la relación con su hijo era uno de sus principales objetivos. Contento con su disco solista ya en las bateas, “Imán”, pero un tanto fastidioso respecto al trato que los medios tuvieron con su creación. Afirma que esperaba una respuesta mucho más afirmativa: “Para mi el disco no fue defendido en los medios como yo esperaba, y esperaba mucho porque estaba en un momento de un optimismo máximo, fuera de lo real, me salían las cosas con tanta naturalidad que pensé que iba a ser más sencillo, pero es todo una cuestión de acomodarse también, toda mi carrera hablé en plural y ahora me tengo que hacer cargo de hablar en singular”.

- ¿Cómo quedó la relación con sus ex compañeros?

- Quedó. Creo que quedaron heridas que están abiertas porque no hemos conversado como deben conversar los amigos, pero ya va a llegar el momento, no tengo apuro por eso. A mi me gustaría tener todo en armonía pero cuando uno hace un cambio tan abrupto en la forma de vivir siempre quedan cosas desacomodadas y lo mío fue un corte rotundo, general y hacia otra manera de vivir, de mirar la vida, de la relación con mi hijo, en mi salud, lógicamente quedan cosas sin resolver que las iré resolviendo con el tiempo, pero aprendí que las decisiones hay que tomarlas y hay que ser fiel a si mismos.

Asegura que nunca en su vida estuvo sin cantar, ni siquiera en sus peores momentos, “cuando más laburé fue en los momentos en que peor estuve. Eso me llevó a una crisis que me obligó a internarme y no pude parar, inmediatamente después de que salí de la internación me puse a escribir canciones, comencé a grabar y no paré.”

- ¿La música fue una terapia?
- No, la música es mi manera de vivir, lo que pasa es que cuando estuve internado tomé decisiones muy difíciles. Pesé gramo por gramo qué era lo que me hacía bien y qué lo que me hacía mal, me rodearon dos o tres personas, mis ex compañeros se quejan porque yo les comuniqué por teléfono  mi decisión pero yo puedo decir que ellos no llamaron al sanatorio para ver cómo estaba o que querían que saliera a los quince días para que hiciera un show en Punta del Este. Hay muchas cosas que ya las conversaremos en su momento. Pero ahí tomé decisiones muy importantes porque el que se comió la internación fui yo. Estuve adentro, haciendo terapia con un régimen estricto. Arriba a las ocho, a las diez de la noche a la cama, después entrevista con el director de la clínica, el comportamiento mío manejarlo, refrenar mi ira, estructurarme, porque yo vivía como un desestructurado, desbandado, y por suerte ahora tengo todo limpio. Como a horario, tengo todos los libros acomodados, mi casa parece una casa y eso se lo debo a mi voluntad, y lo malo que me pasó también es consecuencia de mis acciones.
A llorar a la iglesia dice una frase, y Otero la comparte cien por ciento: “Todo lo que me pasó y lo que nos pasa a todos es resultado de lo que hicimos en nuestra vida, así que a llorar a la iglesia. Me la aguanto pero con ganas de cantar, ¿cómo vivo sin cantar?, si lo único que hay para mi es la música, el sonido, el silencio, las canciones.”

Con vistas a lanzar un nuevo disco este año, se lo ve renovado, con ganas, lúcido y principalmente positivo: “En mayo voy a grabar otro disco, sale este año, ¡y con dos discos no tienen excusas!. Será un disco de homenaje al blues, con canciones internacionales traducidas al castellano, versionadas y versificadas, no traducidas literalmente porque es feo, sino que hay que traducirlas de verdad y después versificarlas, es una cosa de locos. Tenía ganas de hacer canciones de Pappo, de La Mississippi, de Memphis también algunas, porque es parte de mi vida, me hice hombre ahí.”

Es un claro ejemplo de que a los 50 se puede renacer, cambiar de vida y recuperar. Aplauso de pie para este viejo lobo del blues que sigue firme en el camino de la música, un estilo de vida maravilloso si se sabe disfrutarlo. Otero, sin dudas, supo transitar esa senda.  
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