Entrevista 24CON

"Me gritaron 'enano de m...' y les tiré una hamburguesa"

Leo Raff es de Ituzaingó y fue el doble de cuerpo de Francella en "Corazón de León". Los prejuicios de la gente y su experiencia en la película: "Cuando la vi, lloré. Me llegó al corazón", dijo a 24CON.

Medir 1,37 metros no es impedimento para ser un grande. Eso es lo que demostró Leonardo Raff en la película “Corazón de León”,  y lo que sigue demostrando cada vez que cuenta cómo se afronta un medio regido por la estética cuando se padece acondroplasia, o “enanismo”, como se le suele llamar a la enfermedad de la gente pequeña. Y, según su lección, el secreto está precisamente en no “padecer”, sino hacer. 


Irónicamente, a pesar de su tamaño, Leo tuvo que llenar unos zapatos muy grandes durante su participación en el exitoso film de Marcos Carnevale, que ya lleva tres semanas seguidas al tope de las recaudaciones en nuestro país. Su rol consistía en “prestarle” el cuerpo a Guillermo Francella, para que digitalmente le colocaran encima su cabeza y así dieran vida a León, el pequeño protagonista de la historia de amor. Lo que en la jerga del cine se conoce como “doble de cuerpo”.

  
Aunque es parte del equipo de producción de la banda de rock Massacre, el verdadero oficio de Leo es el de actor. Su debut fue en “El Paraíso”, una miniserie con Agustina Cherri y Alejandro Awada que se emitió por La TV Pública, y luego tuvo un papel de taxi boy “turbio” – según sus palabras – en una película sobre el recordado escándalo de Spartacus, producida por el propio Luciano Garbellano, que no se estrenó. Así que “Corazón de León” fue su primera vez en la pantalla grande.


Criado en el seno de una familia de Ituzaingó, con padres “altos”, él aprendió desde muy temprano que iba a tener que remarla para todo. “Cuando era chiquito, mi mamá, entre lágrimas, me puso frente a un espejo y me dijo que en la vida iba a tener dificultades por cómo era, con la gente, con las mujeres... Obvio que en ese momento no la entendí, pero después fui creciendo, me acordé de eso y dije ‘¡epa!’. Y entonces me propuse que la gente no se riera de mí. En vez de quedarte debajo de la cama, llorando, lo que hay que hacer es salir a demostrar y a explotar todo lo que uno tiene para dar”, asegura, convencido, a 24CON.  


¿Cómo llegaste a trabajar en la película?


Yo había tirado books por todos lados y un día, cuando estaba en una reunión de producción de Massacre, recibí un llamado de una productora de Pol-Ka, para decirme que estaban armando un proyecto con Francella y que me querían a mí, pero no me dijeron para qué. Un mes después me volvieron a llamar e hice el casting junto con otro actor chiquito. Y Carnevale me dijo que le gustaba más yo, por mi postura y por cómo caminaba. Así que a los 20 días fui al simulacro y lo vi por primera vez a Guillermo, que practicaba las escenas arrodillado. ¡Imaginate que yo no entendía nada! Ahí fue que me explicaron, quedé elegido y empezamos a grabar en febrero.


¿Fue largo el proceso técnico para “adaptar” a Francella a tu cuerpo?


Filmamos durante dos meses y medio, y sí, se hacía medio largo porque se usaba mucho el "chroma", la pantalla verde. La técnica era muy similar a la que usaron en la trilogía de “El Señor de los Anillos” (N. de R.: con los Hobbits, los personajes pequeños de los filmes). Yo hacía las escenas, todos los movimientos, y después venía Francella, hacía todo exactamente igual que yo y lo “reducían”. En las escenas que no se podía, usaban mi cuerpo. Por ejemplo, cuando el personaje nada en la pileta con su hijo, cuando queda colgando de una alacena de la cocina después de subirse a un banquito, cuando baila salsa y cuando se lo ve de espaldas (Ver el trailer abajo).


¿Qué experiencia te quedó de haber trabajado con el equipo y con los actores?


Toda la producción y el director me trataron muy bien. Guillermo es un tipazo, aunque tuve poco contacto con él. Con la que sí me llevé un poco más fue con Julieta Díaz, que es un amor. Nos hicimos bastante amigos y hasta me presentó al marido. Después, lamentablemente, perdí su teléfono porque me robaron el celular. Qué mala suerte. (Se ríe).


¿Qué te pareció el mensaje que deja “Corazón de León”?


Mirá, yo soy duro, es bastante difícil sacarme una lágrima pero, cuando vi la película en la avant premiere, lloré un montón. Me llegó al corazón y me sentí orgulloso de mí mismo. Me identifiqué mucho con la historia, por cómo trata el tema de los prejuicios de los demás. Cuando el personaje de Julieta se mete con León, en definitiva tiene que elegir si hacerle caso a los prejuicios o a lo que ella realmente quiere.


¿Te sentiste identificado con el tema de la conquista de mujeres altas?


Claro. Mi ex novia medía 1,80 y estuvimos juntos un año, con siete meses de convivencia. Todavía tengo las fotos con ella y todo (se ríe). Creo que me sentiría incómodo saliendo con otra persona como yo.


¿Cómo te llevás con la palabra “enano”?


No me molesta. Antes quizás era más difícil, salías a la calle y eras un bicho raro, un enano de circo. Ahora la gente entiende más. Igual siempre hay un desubicado. Hace dos meses iba por Corrientes y había un micro con manifestantes, que iban a Plaza de Mayo. Y un tipo de ahí me empezó a gritar “enano de mierda”. Yo no le di bola, me metí en una casa de comidas rápidas y me pedí una hamburguesa. Pero, cuando salí, el tipo estaba ahí y la seguía. Así que le revoleé la hamburguesa en la cara, me subí al micro y le grité: “Repetí lo que me dijiste”. Ahí todos se sorprendieron, no se la esperaban. Me hicieron bajar, pero me fui re caliente, me saqué. Después, cuando caí, dije: “¿Qué hice?”. Me podrían haber matado.


¿Seguís la carrera de Peter Dinklage, el actor de Game Of Thrones?


Soy fanático de él, es perfecto más allá de ser bajo. Lo vio un director, lo contrató y, a partir de ahí, se volvió un groso. Además, está casado con una directora de altura normal, y cuando ella quedó embarazada le preguntaron si el bebé iba a ser enano. Él se enojó bastante y respondió: “Para saber eso hay que esperar nueve meses”. Y tuvo una nena divina, alta, y formó una familia hermosa.


¿Y cómo ves a la gente chiquita que trabaja en los medios argentinos, como Noelia Pompa o Juan Carlos Velázquez (el Mini de Duro de Domar)?


Creo que cada uno hace lo suyo y tiene su propia personalidad. Lo que pasa es que acá falta un poco de cultura en este sentido, y a la gente baja siempre la exponen a la burla. Cuando llaman a un casting, siempre es para el ridículo. Y yo me pregunto por qué, si podríamos hacer cualquier programa o publicidad normalmente. Aparte, por lo general, los enanos suelen ser resentidos por su condición, y se someten por sí mismos a las burlas. En cambio, Noelia dio vuelta esta situación: nadie apostaba por ella y sorprendió a todos. Siempre se trata de no quedarse estancado, de descubrir lo que podés hacer y salir a demostrarlo.

 

 

30 de agosto de 2013