Frutillas con crema y otras nueve costumbres de Wimbledon
Es el Grand Slam más deseado por los jugadores y guarda con recelo el estilo inglés de las tradiciones inquebrantables. ¿Cuáles son?
Es el tercer Grand Slam del año tras Roland Garros y el Australian Open, pero no por ello es el menos renombrado de todos. Al contrario, se dice que es allí donde “nació la leyenda”. Wimbledon es el torneo que la mayoría de los tenistas del mundo quiere ganar "cueste lo que cueste".
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Es así que esas dos semanas al año que dura (por regla general la última de junio y la primera de julio) se convierten en la instancia ideal para que los ingleses muestren al mundo, y se recuerden a sí mismos, sus tradiciones.
The Championships, como se le conoce, les da la oportunidad de disfrutar del tenis y de regocijarse en una cualidad bien inglesa: refunfuñar, por el clima o por las derrotas locales. Y también sirve para ilusionarse y sufrir.
Todo en quince días de "verano". Con comillas. Porque el torneo se disputa en medio del particular verano inglés, cargado de lluvia y con un sol que demasiadas veces se resiste a aparecer.
Wimbledon es el torneo más antiguo del mundo. Fue disputado por primera vez en 1877. Y el más famoso: no en vano al establecimiento se lo conoce "La catedral".
Y gran parte del aura que envuelve a este torneo, que lo diferencia de otros campeonatos de tenis y eventos deportivos en general, pasa por el histórico respeto a sus diez tradiciones:
Césped
Es el único de los cuatro Grand Slam que se disputa sobre césped. De hecho, en la rama masculina apenas hay seis torneos al año en esta superficie, frente a 22 en polvo de ladrillo y 37 en canchas duras.
Las 19 canchas que se utilizan en el torneo se componen de 100% "raigrás perenne" (Lolium perenne), para mejorar la durabilidad y fortalecer el césped y soportar mejor el creciente desgaste del juego moderno. Se corta a una altura exacta de 8 mm.
Blanco inmaculado
Ningún jugador que llega al The All England Lawn Tennis & Croquet Club quiere enfrentarse a los oficiales encargados de asegurar el cumplimiento del código de vestimenta.
En 1963 se introdujo la regla de que la indumentaria de los deportistas debía ser "predominantemente" blanca. Y en 1995 se ajustó para indicar que sería "casi enteramente" blanca. De todas formas, el juez del torneo tiene la última palabra sobre el atuendo.
Las directrices son:
1. Sin masa sólida de color.
2. Poco o ningún color oscuro ni llamativo.
3. Sin colores fluorescentes.
4. Preferencia hacia colores pastel.
5. Preferencia de que la espalda sea totalmente blanca.
6. Preferencia de que los pantalones cortos y las faltas sean totalmente blancos.
7. Todas las demás prendas de vestir, como sombreros, medias y zapatos, deben ser casi totalmente blancos.
Visitar Wimbledon e irse sin comer frutillas con crema es (casi) una herejía. La leyenda indica que el rey Jorge V, coronado en 1911, las introdujo allí. Pero en realidad se remonta a los inicios del torneo.
Al disputarse en el verano inglés, coincide con la llegada de las fresas, y ellas se convirtieron casi “sin querer queriendo” en el plato de moda. Pero no se trata de cualquier tipo. Las oficiales del torneo son la de la variedad Elsanta, cultivadas en granjas de Kent, en el sureste de Inglaterra.
Son recogidas el día antes de su venta, llegan a las instalaciones en el suroeste de Londres, a las 5:30 AM para ser inspeccionadas. A las 10:30, cuando se abre el club, empiezan a venderse. En dos semanas de torneo se consumen unos 28.000 kilos de frutillas. Es decir, 112.000 canastas.
Lluvia
Desde 1922 siete torneos (1931, 1976, 1977, 1993, 1995, 2009, 2010) no resultaron interrumpidos en algún momento por la lluvia. Aunque se realice en verano, el paraguas es parte del equipamiento indispensable a la hora de visitar el evento.
Pero desde 2009 la lluvia no es un problema tan grave. Ese año fue instalado un techo retráctil en la cancha central que se cierra en menos de diez minutos.
La cola
Decir que los británicos son tradicionalmente tolerantes a las filas es un eufemismo. Algunos se atreven a asegurar que es casi un motivo de orgullo. Y Wimbledon es uno de esos momentos.
Hacer "La Cola" es parte del folclore del torneo. Históricamente ha sido uno de los eventos deportivos con mayor demanda en Reino Unido. Y es, como le gusta resaltar a la organización, uno de los pocos eventos del mundo en el cual se puede conseguir una entrada premium en el mismo día de la “función”. Pero se necesita esfuerzo.
La organización pone a disposición del público un puñado de entradas cada día: 500 para cada una de las tres canchas principales y algunos miles para las auxiliares.
La terraza... y los fantasmas
Oficialmente denominada , es el espacio verde dentro del club donde miles de personas sin entradas tienen pantallas gigantes para poder ver los encuentros.
Hasta hace poco era conocida como "Henman Hill", la "colina de Henman", por el inglés Tim Henman, quien se retiró en 2007 sin haber podido llegar a la final de un grande tras perder cuatro veces en semifinales en Wimbledon.
Desde hace unos años se la conoce como "Murray Mound", el "montículo de Murray", por Andy Murray, el escocés de 26 años, encargado de deshacerse de una vez por todas del fantasma de Fred Perry, el último británico en ganar Wimbledon. En 1936.
Murray rozó la gloria el año pasado al perder la final contra el suizo Roger Federer. Luego ganaría su primer Grand Slam en el Abierto de Estados Unidos.
Poesía
¿Qué estadio puede llevar la inscripción de parte un poema? La cancha central de Wimbledon, claro.
"Si puedes conocer al triunfo y la derrota, y tratar de la misma manera a esos dos impostores".
Se trata de la tercera y cuarta línea de la segunda estrofa del poema "Si" (If) del escritor británico Rudyard Kipling. Se encuentran justo en el camino que toman los jugadores antes de ingresar a la cancha.
Pero la relación de Wimbledon y la poesía no se queda ahí. En 2010, Matt Harvey se convirtió en el primer poeta oficial del torneo, encargado de escribir un poema diario.
La etiqueta
Durante el partido, las tenistas son nombradas como "Miss" o "Mrs" (soltera o casada) La regla no se aplica para los hombres.
La excepción es cuando alguno de ellos pide un challenge, la repetición a través del llamado ojo del halcón (hawk eye), un sistema informático para seguir la trayectoria de la pelota.
Anteriormente, el "Miss" o el "Mrs" también se colocaba delante del nombre de las competidoras en los tableros. Pero esta tradición se abandonó en 2009 para ponerlas a la par de los hombres, que nunca llevaron el "Mr".
El domingo del medio
Conocido en inglés como "Middle Sunday", se trata del primer domingo del torneo y se caracteriza por la ausencia de partidos. Se lo considera un día de descanso, único torneo de Grand Slam que lo realiza.
En tres ocasiones las lluvias caídas durante la primera semana forzaron la disputa de partidos atrasados: 1991, 1997 y 2004.
Sin publicidad
"Uno de los principales objetivos del club es realzar el carácter único y la imagen de The Championships, manteniendo nuestros estadios y canchas relativamente libre de patrocinios comerciales y de posicionamiento de productos, de ahí la ausencia de publicidad manifiesta alrededor de las canchas", dice el club.