Pablo García le echó la culpa al ciclista atropellado
"Estoy indignada porque declaró por escrito. Que por lo menos diga 'si, lo maté'. No tiene corazón", dijo Catalina Rodas, viuda de la víctima.
Catalina Rodas, viuda del vigilador privado que fue atropellado por el locutor Pablo García, dijo hoy sentirse "indignada" porque el imputado presentó una declaración por escrito y dijo que el hijo del periodista Eduardo Aliverti "es una persona que no tiene corazón".
"Estoy indignada porque declaró por escrito, me siento re mal. Es una persona que no tiene corazón, la justicia tiene que actuar. Que por lo menos (García) diga `si, lo atropellé, me hago responsable, lo maté´, pero eso no lo hace, le echa la culpa a mi marido", dijo Catalina Rodas esta mañana a la salida de la fiscalía de Pilar.
El locutor Pablo García declaró por el homicidio del vigilador Reinaldo Rodas a través de un escrito en el que responsabilizó a la víctima porque no debió estar circulando en bicicleta por la autopista Panamericana, explicó que no se detuvo porque entró en "estado de shock" y pidió su sobreseimiento.
García dio su testimonio por primera vez en la causa, al ser indagado por la fiscal María Inés Domínguez en las fiscalías de Pilar, donde se registraron huevazos, insultos, algunas corridas y un operativo de seguridad policial porque familiares y amigos de la víctima intentaron "escrachar" al imputado.
Fuentes judiciales informaron que la fiscal Domínguez indagó a García con una acusación alternativa que incluye la imputación inicial por "homicidio culposo agravado" -sin intención y con una pena de 2 a 5 años de cárcel-, pero también otra más grave por "homicidio simple con dolo eventual", que se castiga con entre 8 y 25 años de prisión.
En el escrito del imputado, García pide su sobreseimiento al señalar que "si el señor Rodas no hubiera circulado por la autopista, como lo prohíbe la ley, sin dudas no se hubiese producido el fatídico desenlace".
El imputado cuenta que el hecho se produjo cuando el 17 de febrero, a las 6, iba solo conduciendo su Peugeot 504 y estaba ingresando al ramal Pilar de la autopista Panamericana, mano a Capital Federal, en su cruce con la ruta 25, "a una velocidad realmente baja".
"Alcancé a divisar una figura oscura que se me venía encima. Accioné los frenos pero resultó imposible evitar la colisión", relata García en la primera de las páginas de su declaración.
Al describir el momento en el que el vigilador -quien se dirigía a su trabajo en el country "Mapuche"-, se incrustó dentro de su auto, el imputado explica que "estalló el parabrisas", que recibió "un duro golpe en la zona del pecho" y que los vidrios le provocaron "cortaduras en el rostro y en los brazos".
"Advertí en dicha oportunidad que la figura que había ingresado al habitáculo del coche era una persona, la que quedó colocada con la cabeza hacia la zona de los pies del acompañante (debajo de la guantera), el torso sobre la palanca de cambios y parcialmente sobre mi cuerpo, así como los pies quedaron a la altura del volante", señala García.
"En ese momento sufrí una modificación de mi estado de ánimo, que luego me explicaron que se denomina `estado de shock`", indica García al empezar a explicar en el escrito por qué no se detuvo y continuó manejando con el accidentado a su lado.
"Tuve terror de terminar participando en un choque en cadena, pese a que el tránsito no era fluido. Así como el Sr. Rodas me apareció de la nada, temí detenerme de golpe y ser embestido por otro rodado", señala.
También hace mención a un episodio que sufrió un compañero de trabajo suyo en el que tuvo que esperar "más de dos horas" por la ambulancia y puntualiza que desde hace tiempo sabe que "en los peajes hay servicios médicos de emergencia".
"No puedo asegurar que el hecho de haber recorrido diecisiete kilómetros hasta el peaje haya sido fruto de mi estado de shock o de un segundo de lucidez pese a la traumática situación", remarca.
"Al llegar a la estación de peaje, le pedí ayuda a la señorita de la cabina", señala García aunque sin precisar cuál fue el diálogo con la empleada, quien, al declarar como testigo, señaló que el locutor sólo le dijo "traigo un atropellado".
Para explicar por qué tardó 21 minutos en descender del auto donde estuvo sentado al lado del cadáver de Rodas -como se ve en el video del peaje-, García cuenta que se quedó dentro del rodado "hasta que personal policial" le "permitió bajar".
Por último, el hijo del periodista Eduardo Aliverti señala que no descarta que lo hayan sedado porque no recuerda nada de "lo que sucedió después": ni cómo llegó al hospital, ni que estuvo "atado a una camilla", ni que le hayan hecho "soplar el alcoholímetro", lo que le dio 1,45 gramos de alcohol en sangre -casi el triple del dosaje máximo permitido-, según las constancias de la causa.
Luego de leer el texto, la fiscal Domínguez le formuló algunas preguntas en las que García no se apartó de lo que expuso por escrito, según confiaron fuentes judiciales.
Lo único que García se negó a contestar rotundamente y se amparó en su derecho de negarse a declarar, fue cuando la fiscal le preguntó qué había hecho y dónde había estado antes de que ocurriera el accidente, contaron las fuentes.
La fiscal le pidió a García el número de la línea de teléfono celular que llevaba el día del accidente e informó que ordenará una pericia de apertura de antenas para chequear si al momento del hecho realizó alguna llamada.
Una vez concluida ésa y otras medidas solicitadas por el particular damnificado, Domínguez elevará el expediente a juicio oral, donde García llegará con la calificación alternativa del homicidio culposo o con dolo eventual.
02 de mayo de 2013
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