Viajó a los Alpes y convirtió su disco en una película
Juanito no quiso conformarse con un videoclip y fue por más. El loco proyecto de arte integral que lo llevó a filmar en una caverna de hielo. "El rock es un modo de ejercer la contracultura", dice.
Hace cinco años, Juan Ignacio Serrano editó "12 canciones de amor y 1 botella de vino", su debut solista como Juanito el Cantor, acompañado sólo de una guitarra criolla. En ese período, el productor y activista de Castelar encontró un circuito para su música y produjo un montón de discos, que van desde créditos populares como Gustavo Cordera hasta voces del folklore alternativo como Soema Montenegro.
Sin embargo, hoy se aboca exclusivamente al ambicioso proyecto de "El sueño de las ballenas": un disco inédito devenido en película, que fue rodada entre las cavernas de los Alpes franceses y ciudades como Ginebra, Berlín y Londres. El acompañamiento fundamental para concretar esta experiencia fue el de "La Nube Mágica", un heterogéneo grupo conformado por un coro de cuatro miembros, músicos de jazz, rock progresivo, canción latinoamericana y hasta música antigua.
“Honestamente, no tenía nada en mente a la hora de armar La Nube Mágica", explica Juanito al sitio InfoNews. "Se trató de un proceso natural y de tiempos largos, casi imperceptible, pero siempre expandiéndose. Hoy en día es un espacio para la expresión artística plena, conformado entre 12 y 15 personas. Muchos somos músicos, pero también hay ilustradores, ingenieros de sonido, vestuaristas, ideólogos, cocineros, y otros especialistas que hacen su arte, sumando poderosa energía al desarrollo de esta experiencia”.
Musicalmente, ¿cómo es "El sueño de las ballenas"?
La búsqueda musical fue exhaustiva, también de tiempos largos. Las premisas fueron en principio cimentadas sobre una suerte de paleta de colores. A mí se me venía ese título y de la mano imágenes de colores azules en diferentes tonos. También materiales como el cristal, el hielo, el agua y un imaginario épico y mitológico. Desde allí aparecieron algunas pistas acerca de la música con la que se podía contar todo eso. Por un lado hay minimalismo, frases cíclicas a modo de pseudo-mantras sobre los cuales se construye un desarrollo. Por otro lado hay una búsqueda ligada al impresionismo. "Neo-Impresionismo Pampeano", le digo yo. Pampeano porque también está impreso ese legado. Creo que el hallazgo de "El sueño de las ballenas" como obra musical es haber propiciado el encuentro entre la pampa y el hielo, entre el budismo zen y el legado más poético de la música académica y -a la vez- todo esto dentro de una canción de rock. Porque el rock, creo yo, no es una música sino un modo de ejercer la contracultura. La instrumentación de cada canción del disco es particular, pero en diferentes combinaciones atraviesa al disco la guitarra criolla, el piano, la batería, la guitarra eléctrica, el bajo, el contrabajo, mucha cantidad de vientos (maderas y metales) y mucha cantidad de voces haciendo trabajos vocales muy singulares.
¿Cómo fue tomando forma el proyecto de la película?
A comienzos de 2011 me reuní con Fernando Radl (director y guionista) en el bar Tarzán de Castelar y le comenté que quería hacer un trabajo audiovisual sobre una canción del disco, pero que no quería que se tratara de un clásico videoclip. Quería darle una vuelta de tuerca e ir detrás de algo más cinematográfico. Le comenté que me había imaginado que podíamos ir a filmar a una caverna de hielo que había muy cerca de donde vivían mis padres (en la zona de los Alpes franceses). A partir de esta propuesta, Fer dobló la apuesta y me dijo: "bueno, pero si vamos a irnos hasta allá aprovechemos y hagamos una película entera a partir del disco". La idea comenzó a desarrollarse y, una a una, a concretarse sus etapas. Hoy llegamos a un punto donde la película, el disco e incluso su arte gráfico son un todo que conforman la obra: múltiples lecturas de una misma fuerza.
Para ver el trailer de la película, CLIC ACÁ.
¿Cómo fue la experiencia del rodaje?
La primera fase de rodaje consistió en irnos doce días de viaje para poder filmar en los Alpes franceses, en Ginebra, en Berlín y en Londres. EL equipo fue híper reducido. Tan sólo fuimos Fernando Radl, Martín Farina (quién hizo cámara, dirección de fotografía y también contribuyó mucho al desarrollo de la idea) y yo. En Francia teníamos a mis padres y hermanos, que nos dieron una gran mano para resolver cuestiones de producción. Fueron doce días híper intensos, casi sin descanso. Filmamos sin parar durmiendo 3 o 4 horas por día para poder exprimir al máximo cada lugar, de la mano de un plan de rodaje muy trabajado. Nos llevamos de mil maravillas y nos divertimos muchísimo. Creo que logramos condensar esa intensidad y entrega en un material muy especial, lleno de poesía y belleza.
¿Cuál es el plan para su lanzamiento?
No está del todo definido aún en lo que respecta a fechas y acciones concretas de promoción, difusión, etc. Lo que sabemos es que queremos lanzar disco y película como un todo, con una arte físico a la altura del proyecto (en eso están trabajando Ana Carucci de BamBamInk y Carla Flores, ilustradora y diseñadora, respectivamente). Al mismo tiempo, nos gustaría que la película pueda ser estrenada en salas de cine y que pueda circular por festivales; así como también que el disco pueda seguir su cauce natural independiente. O sea, proponemos la obra como un todo, pero a la vez entendemos que se trata de algo que se va a disparar hacia diferentes lugares. Creemos que eso es encantador y nutritivo. Ya lo oímos tantas veces: la unión hace la fuerza. Ahora queremos aplicarlo.
Fuente: Oír Mortales / InfoNews
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