Cómo manipulaban a la víctima de Coronel Suárez

Jesús Olivera persuadía con mensajes esperituales a Marisol, quien fue secuestrada y torturada. "Vos vendé lo que sea", le exigía para sacarle el dinero.

A días de salir a la luz el macabro caso de la periodista Estefanía Heit y su marido, el falso pastor Jesús Olivera, el caso tiene aún mas repercusiones. En esta oportunidad, trascendió cómo el sujeto convencía a su víctima, Marisol Sonia, a quien secuestró y torturó en su propia casa de Coronel Suárez durante al menos tres meses.

 

En un principio, la relación entre Olivera y la mujer oriunda de Choele Choel fue religiosa, aunque también comercial. Marisol fue persuadida para vender su casa dos veces. Mientras, el matrimonio le prometía a Sonia "gloria divina", y mantenía una presión constante sobre ella.

 

Olivera apelaba constantemente a la fe de Sonia y, aun cuando en algunos momentos la mujer tenía dudas, el falso pastor se las derribaba presionándola.

El diario Río Negro tuvo acceso a las conversaciones que habrían mantenido ambos. "Si te viene el diablo con que vos nunca vas a tener un peso, porque en tu familia fueron unos secos. ¡No! La palabra dice que vos sos una persona próspera, tu padre es un Dios próspero que te ha dado la revelación de su palabra. Derriba esa fortaleza y fortalécete en la palabra de Dios", dice en uno de los pasajes conocidos ahora.

Más adelante le manifiesta: "Vos cambiá ese hábito, pensá lo que recibes de la palabra y confiésala. Hoy vos estás sana, creelo y comenzá a disfrutar de su sanidad. el espíritu me dijo mándale a Sonia, pero espera que yo te voy a empujar en el momento que se lo tenés que mandar. Ya lo tenía para mandar, pero te lo mandé por acá, ¿entendés lo que es una fortaleza? Es una mentira del enemigo que usa a muchos predicadores para que lo digan. Una fortaleza se construye en tu mente, ¿entendés? Vos no tenés fortalezas".

Olivera le menciona entonces que "lo teórico te lo voy a explicar más adelante con tu vida y tu testimonio. Vas a cambiar; vos sólo hacé caso. Nosotros verdaderamente queremos lo mejor y queremos ayudarte, no somos como los demás pastores".

"Ves lo que te digo, sacá las fortalezas que te metieron a vos. Yo te lo iba a dar tipo prédica, pero lo mando directamente a vos como me lo dijo el espíritu".

 

La conversación continúa:

 

Olivera: "Sonia, qué pasa con esto que fuiste a ver".

Sonia: "¿Lo del trabajo?".

Olivera: "Sí".

Sonia: "Era de 16 a 23 y dije que no porque me complica con los masajes".

Olivera: "Bien, y el dinero".

Sonia: "Cuando me dijo el horario dije que no, no pregunté nada más".

Olivera: "Era un buen horario, tenías toda la mañana y parte de la tarde".

Sonia: "No, ni siquiera estaba en el lugar al que fui".

Olivera: "¿Cómo va lo de los muebles?".

Sonia: "No he visto a nadie. Sólo averigüé los precios".

Olivera: "¿Te fijaste cuánto vas a pedir?".

Sonia: "Averigüé los precios, no sé cuánto voy a pedir".

Olivera: "¿Cuánto están?".

Sonia: "1.060. Las sillas c/u 115 y la mesa 600".

Olivera: "En total sacaste mil 600".

Sonia: "Eso es lo que valen en la mueblería".

Olivera: "Mirá con la moto y 2 mil compramos un auto. Dictaminamos que este mes hay que comprarlo sí o sí. Entendés, porque no se puede terminar sin auto el año. Vos tenías un auto y se vendió".

Sonia: "Voy hacer lo posible".

Olivera: "Tenés que agarrar un trabajo para llegar, pero si vos no lo crees se nos pasa el mes".

Tras una extensa charla, en la que Olivera apela todo el tiempo a que Dios tiene un plan para Sonia y que debe derribar sus fortalezas, le menciona: "Sonia no sé cómo pero junta eso que vas a salir adelante. Vos vendé lo que sea".

 

17 de noviembre de 2012

 

 

 

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