Venezuela se prepara para elegir entre dos modelos

Hugo Chávez va por su reelección. Enfrenta a Henrique Capriles en una contienda complicada. Petróleo y poder en el medio de la escena.

 

Que las presidenciales venezolanas de este domingo 7 de octubre sean las más difíciles de anticipar en su resultado, después de 14 años de ininterrumpido gobierno del líder bolivariano Hugo Chávez Frías, puede volver patente a las miradas de observadores exteriores, más frías que las recalentadas por meses de campaña tropical en la caribeña nación de los hidrocarburos, que la incertidumbre sobre quién será el ganador de la contienda electoral es un rasgo constitutivo de la democracia representativa antes que un alarmante signo de su debilitamiento. Que el presidente Chávez, acusado por sus opositores de abuso de poder, manipulación mediática y un clientelismo que iría desde los planes sociales hasta la compra directa y al contado de los votos, no pueda asegurarse una victoria rutinaria sobre el candidato opositor, el joven empresario Henrique Capriles Radonski, sugiere que la Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI fueron menos arrasadoras de la democracia multipartidista de lo que suponían a la vez sus detractores y sus partidarios.

Promesas y petróleo. El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, prometió el miércoles reducir a “cero” la pobreza si es reelegido para el próximo mandato de 2013-2019. Su rival, Henrique Capriles Radonski, prefirió concentrarse en lo que menos desune a una oposición que dispersó fuerzas y esfuerzos durante década y media: el ataque al chavismo. Declaró que el mandatario bolivariano se cree propiamente el Libertador Simón Bolívar. Chávez completó así su jornada más agitada desde el comienzo de la campaña proselitista el 1 de julio luego de visitar las regiones occidentales de Yaracuy y Lara, mientras que Capriles estuvo en el estado andino de Mérida y luego saltó al oriental Anzoátegui. Otro rasgo que tampoco ha borrado la Venezuela chavista es la diversidad de su territorio y las variaciones de los electorados regionales, aunque sobre todos ellos y sobre todos los 28 millones de venezolanos se haya vertido la bonanza de cada barril de petróleo, que en la primera elección que ganó el Comandante valía 14 dólares y hoy vale 102. La petrolera estatal PDVSA empleaba en 1998 a 32 mil trabajadores, y hoy a 105 mil.

Campaña al rojo vivo. En sus dos paradas de campaña, el líder bolivariano pronosticó que el 7 de octubre “gana Chávez”; se comprometió a ser, ya desde el día siguiente, un “mejor presidente”. Sin embargo, advirtió a sus partidarios a no dormirse y asegurar cada uno de los votos, al tiempo que acusó a la “extrema derecha” de pretender desconocer el triunfo del pueblo. La caracterización ideológica del adversario Capriles pone de manifiesto la polarización electoral, pero también la escasa relevancia de la plataforma opositora más allá del férreo repudio a Chávez y lo que este representa en el interior (socialismo, populismo) y en el exterior (alineación con Cuba, con Irán). Para Chávez, como para la izquierda que vota contra Chávez con candidato propio, Capriles es la derecha, la derecha neoliberal, y aun la extrema derecha; para el diario madrileño El País, como para buena parte de la prensa europea, Capriles es de centroizquierda.

Causas y azares. “La mejor vacuna para esto es ganar por una amplia mayoría de votos, tenemos que darle un nocaut a la burguesía, convirtiendo la avalancha bolivariana en votos. Vamos a barrer a la burguesía en Lara y en Venezuela para que respeten los traidores al pueblo”. Este es el tono de la retórica de Chávez, que resulta, en este caso, más encendido oído desde fuera de los trópicos que en ellos mismos. “Los diarios argentinos Clarín y La Nación acarician a Cristina Kirchner en comparación con los epítetos que cada mañana puede leer Chávez en la prensa seria de su país”, dice a Veintitrés Leticia Rolando, profesora de Semiología en la Universidad de Buenos Aires y directora de un proyecto de análisis discursivo del periodismo sudamericano. Chávez dijo que recibió una carta del líder cubano Fidel Castro, quien le señaló que no tiene duda de la victoria bolivariana el domingo. “Vamos a enviarle a Fidel una bulla, un aplauso”, señaló en el multitudinario mitin y denunció que la oposición tiene planes para llamar a la violencia y desconocer el resultado y aconsejó que no lo hagan porque “se arrepentirán por 500 años”.

Combatiendo al capital. En una parada anterior, en Yaracuy, Chávez indicó que lo que está en juego el 7 de octubre es la “vida de Venezuela”, pues si gana la “burguesía” el país retrocederá a los años de la política neoliberal de los años ’80. “La burguesía es apátrida, adora a los yanquis. Lo que está en juego es la vida de la patria. El candidato burgués (Capriles) es un pelele, no sabe nada de política y la oposición lo escogió para manejarlo”, precisó Chávez.

Chávez aseguró que el domingo su victoria va a ser “aplastante”, pues estará en juego la alimentación, la salud, los programas sociales de su gobierno que la “burguesía” eliminaría. Los planes de perpetuarse en el gobierno y de planificar horizontes futuros amplios son siempre reiterados por Chávez, como reiterado es el sometimiento de esa posibilidad a elecciones generales.

“Lo que en Venezuela ocurrirá en 100 años adelante dependerá de lo que ocurra el domingo 7, es una batalla histórica, memorable, por eso que nadie baje la guardia. Nos estamos jugando los próximos 100 años de la patria”, indicó.

Siempre más. Chávez afirmó que su gobierno bajó en 14 años la pobreza de 60 a 27 por ciento y que su compromiso ahora es reducirla a cero. “Para mí, el nuevo gobierno comenzará el 8 de octubre y comenzaremos a resolver los problemas más pequeños. La pobreza de 27 por ciento significa varios millones de personas viviendo todavía en pobreza. El próximo período debe bajar la pobreza a cero. ¿Qué creen ustedes que pasaría si gana la burguesía? Eliminarían los programas sociales, Venezuela volvería a hundirse en un pantano”, recalcó Chávez.

Nunca menos. Por su lado, Capriles cerró su campaña electoral en la región andina de Mérida y luego culminó la jornada en el estado oriental de Anzoátegui. En los Andes y en Oriente, las masivas manifestaciones no faltaron a un Capriles que había reunido ya un millón de seguidores en la capital Caracas, un reconocido feudo electoral del chavismo. En Anzoátegui, el candidato dijo estar seguro de que el domingo “ganará el futuro, el progreso” y se comprometió a resolver los problemas de los ciudadanos.

Capriles criticó el programa de Chávez en el que llama a luchar por garantizar la seguridad planetaria y la vida de la especie humana.

“¿Quien garantiza la vida de ustedes? Es un candidato que tiene 14 años en el poder y quiere seis más. Se creen que son Simón Bolívar. Bolívar son ustedes, que tienen todos los días que luchar para llevarle tranquilidad a su familia”, dijo al referirse al máximo héroe de la independencia venezolana.

Candidatos y programas. En una rutina de sus presentaciones, Capriles preguntó a la manifestación de partidarios qué ha hecho el socialismo del siglo XXI, de Chávez, por los pobladores de Anzoátegui y se respondió “nada”. En Mérida expuso que los venezolanos elegirán el domingo un proyecto de vida entre uno que está “agotado” y otro que ofrece “futuro y progreso”. “Hace unos días, después de dos años sin visitarlo, vino el candidato del gobierno porque hay unas elecciones. Vino nuevamente a reciclar promesas porque no tiene nada bueno sino insultar y amenazar”, indicó.

Capriles, sin embargo, aseguró que mantendrá las misiones sociales y que las mejorará para que atiendan a todos sin tomar en cuenta su tendencia política. “El otro candidato dice que votar por él es votar por Fidel (Castro). Así que voten por ustedes que yo voy a votar por ustedes, por Mérida, por Venezuela y por lo bueno que viene”, indicó. En la medida que la oposición tiene un programa de acción articulado, es el de presentar un chavismo con rostro humano.

6 de octubre de 2012
Fuente: Revista Veintitrés

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