Oscar Marcelo Portillo: "Un camillero me rompió la cadera y me querían echar la culpa a mi"

Fue atropellado por un empleado municipal de contramano y sin seguro, que en vez de ayudarlo trató de robarle la moto. La rehabilitación a la que lo obligaron fue peor que la enfermedad. "Me trataron como un trapo de piso", aseguró.

Una Scooter 150cc impacta contra una Ford F-100 de los ochenta. El ruido sacude la esquina de Callao y Bailén. El barrio se amontona y los gritos de Oscar Portillo rompen entre la multitud. Tiene la cadera fuera de lugar y algunos huesos rotos. Necesita ayuda urgente.

De la chata baja Carlos Toledo quien, según el damnificado, es uno de los actuales cuidadores del predio municipal pero que en ese entonces (14 de abril de 2010) trabajaba en barrido y limpieza. Mandan a buscar a los hermanos del conductor de la moto y la situación se torna en un lío muy confuso. “Vinieron los hermanos de él, que viven a unos metros de mi casa y entre todos comenzaron a insultarme y a querer robar partes de mi moto”, denunció Portillo a 24CON. También dijo que Toledó “venía de contramano” y que no tenía seguro.

Con la cadera en SOS, el hombre fue llevado al Hospital Municipal de Trauma y Emergencia Dr. Abete. Lo intervinieron en cuatro oportunidades. Estuvo varios días internado, entre los cuáles durante un traslado “un camillero me sacó la cadera de lugar”, reveló, y lo mantuvieron a morfina pura para calmarle los tremendos dolores.

“Nunca me recuperé. Me dijeron que la prótesis que necesito es muy cara y que no me la podían colocar y me obligaban a rehabilitarme cuando no podía ni caminar”. Portillo considera que lo trataron, en el mejor de los casos, como “un trapo de piso”. De lo contrario, “fui un conejito de Indias”. Es que, de acuerdo a lo que relató, “como los médicos del hospital consideraron que yo mismo me había sacado la cadera de lugar para culparlos a ellos, me enyesaron las dos piernas y me pusieron un palo de escoba en el medio para impedirme que camine”.

La historia de Portillo no tiene final feliz. Es una secuela interminable: “Tuve que rehabilitarme solo”, aseguró. Pese a estar desempleado y casi inválido, consiguió unas muletas nuevas por su cuenta. La realidad no le besa los anillos, sin embargo dice que él anda mejor que el sistema de Salud.

 

13 de septiembre de 2012

 

NOTAS RELACIONADAS:

 

Secuestros, palizas y misiles: así amenaza la patota de Cariglino
Víctimas y familiares de mala praxis cuentan cómo es vivir en el distrito que se quedó en la Dictadura. Qué secreto guardaba el enfermero asesinado.

 

 

María Claudia Ledesma: "Los que me tienen que cuidar, son los que me quieren matar"
Denunció que su hija Melani murió por falta de atención y se convirtió en blanco de la patota. Logró estar cara a cara con Cariglino para reclamar justicia, pero pagó con aprietes, amenazas y golpes. "Me pusieron una navaja y me dijeron que no siga", explicó. Los cobardes hasta provocan destrozos en la tumba de su beba.

 

 

Oscar Bugliolo: "Lo único que quiero es justicia"
Desde que denunció que su hija falleció por mala práxis su vida se convirtió en un calvario. Molieron a palos y quisieron secuestrar a su hijo, le gatillaron en la cabeza a su hija, amenazaron varias veces de muerte a él y su esposa y hasta le dejaron una bomba en su casa. Conocé qué le dijo Walter Navarro, el enfermero asesinado.

 

Victoria López: "Entré por quemaduras en el rotro y me amputaron las piernas"
Asegura que cuando la ingresaron en el hospital no sabían como tratarla. Un error fatal la condenó a vivir en una silla de ruedas. En 2010 le prometieron las prótesis que nunca llegaron. Su historia.