Ya no quieren respirar más la quema de basura

Desde hace años, miles de vecinos quieren cerrar el incinerador. La última marcha realizada fue masiva. El municipio hace la vista gorda.

“Marcos Paz, la ciudad del árbol”, parece un spot publicitario tentador para un pueblo de 53 mil habitantes, con un territorio mezcla del Conurbano más profundo y los campos más prolíferos.


Sin embargo, lejos del oxígeno de la naturaleza, desde hace años que los vecinos prácticamente respiran un aire intoxicado, producto de la quema de residuos tóxicos del incinerador Marcos Martini.


Es por eso que a menudo en las calles del distrito un grupo de vecinos y ambientalistas exigen su clausura y cierre definitivo. La última protesta fue a fines de mayo y congregó a más de 8 mil personas, quienes entregaron un pedido formal en el Municipio.


Funciona sin parar y esto nos preocupa. Sabemos que se emiten sustancias que son cancerígenas”, explicó a un matutino Ernesto Nicolay, un habitante del lugar y víctima de la desidia gubernamental.


Su reclamo, además, es avalado por leyes y convenios internacionales. “Las dioxinas son compuestos que se desprenden al quemar, por ejemplo, residuos plásticos. Según el Convenio de Estocolmo, que la Argentina firmó en 2004, estos componentes estarían vinculados con alteraciones a nivel celular que generan enfermedades como el cáncer, entre otras. Por ese motivo, en el tratado se recomienda la disminución de las emisiones de ese tipo de sustancias”, contó el ingeniero agrónomo Javier Souza Casadinho, coordinador regional de la Red de Acción de Plaguicidas y sus Alternativas.


Si bien el año pasado, desde el Organismo Provincial para el Desarrollos Sostenible (OPDS) realizó un muestreo de la quema, y detectó que no existía ese tipo de toxinas; los vecinos aseguran que nunca tuvieron en sus manos los resultados.


“A nosotros no nos informaron nada, y mirá que llevamos años reclamando que hagan públicos los resultados. Queremos ver la información y poder constatarla”, pidió Marisa Asgrizze, en un claro pedido al actual jefe comunal Ricardo Curutchet.

 

Ahora bien, en 2005 la empresa fue calificada como empresa no grata por el Concejo Deliberante local, y hasta en noviembre de 2009 exigieron su cierre. Sin embargo, aún sigue funcionando como si nada hubiera ocurrido.


Lo más grave es que se registró el aumento de casos de cáncer en chicos que viven cerca de la zona. Tal es el caso de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que se detectó en unos cinco pacientes, y por la que los médicos adjudican al efecto de la contaminación.

El incinerador Marcos Martini se ubica próximo al casco urbano de la ciudad, precisamente en un camino que se abre a la altura del kilómetro 51 de la ruta 200. Fue inaugurado en 1994, durante la intendencia de Enrique “Quito” Salzmann, y en un primer momento figuró como una fábrica de pinturas. Con el tiempo, la estafa salió a la luz y la voz de los vecinos comenzó a hacerse escuchar.

La incineración de residuos emite al ambiente más de 200 sustancias tóxicas, incluidas las cancerígenas dioxinas, metales pesados como plomo, mercurio, cromo y cadmio, entre otras, lo que puede producir a largo plazo enfermedades pulmonares o mismo cáncer.

 

31 de julio de 2012

 

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