¿Bombonera o Fenway? Las diferencias entre el deporte argentino y norteamericano
Un periodista estadounidense habla sobre la seguridad, la cultura del "tailgating", la desalmada modernización y el duelo de hinchadas.
Por Trevor Kraus
Estudiante de periodismo deportivo de la Universidad de Missouri (EUA)
Especial para 24CON
Desde la perspectiva de un fanático deportivo estadounidense se desprenden interesantes observaciones sobre las diferencias entre nuestras concepciones del fútbol y sus estadios.
Entrada y seguridad
Al igual que el fútbol en Argentina, el football en los Estados Unidos también es lo más popular. El Super Bowl es su campeonato y quizás el evento más conocido del mundo. Por eso, la seguridad allá es increíble. La más fuerte que haya visto en mis 15 años de asistir eventos deportivos. Los controles para la mayoría de los eventos (incluso muy importantes como la Serie Mundial del béisbol y las Finales de la NBA) es diferente a lo que la gente argentina (no mencionar europea) está acostumbrada.
En la Bombonera, por ejemplo, cada hincha es registrado en no menos de tres niveles de seguridad, seguramente a causa de años de violencia en estadios de fútbol. También ha habido violencia en partidos en los Estados Unidos, aunque a menor escala.
El hecho más famoso sucedió en 2004, dentro del estadio de los Detroit Pistons de la NBA, cuando al fin de su partido contra los Pacers de Indianapolis, Ron Artest (que ahora se llama Metta World Peace) entró a las plateas después de ser golpeado por una botella de cerveza que le lanzaron. Pero además de ese evento, no ha habido mucha violencia dentro de los estadios en estadounidenses.
Otro disturbio sucedió en Vancouver, Canadá en el invierno de 2011, cuando su equipo de hockey sobre hielo perdió el último partido de los Finales de la NHL, aunque aquella vez fue afuera del estadio. Fue una experiencia horrible para Vancouver, la ciudad anfitriona de los Juegos Olímpicos del verano, que se realizaron sin problema un solo año antes, en 2010. Pero otra vez, la violencia pasó afuera del estadio. No existe un gran problema en los Estados Unidos con la violencia en deportes.
Los ataques del 11 de Septiembre introdujeron más seguridad a los eventos grandes, como el Super Bowl, e inmediatamente después de ese día los esfuerzos de la policía se ampliaron sobre todos espectáculos deportivos, incluso partidos de la temporada regular. Pero hoy en día, la seguridad fuerte se reserva para los eventos de gran importancia. Aunque he asistido a pocos partidos de fútbol, he preguntado a otros hinchas y dicen que la seguridad es la misma durante La Copa Libertadores o cualquier otro partido.
Para entrar al Super Bowl se tiene que vaciar sus bolsillos y se pasa debajo de un detector de metal a un cuarto de kilómetro del estadio, y ya está. Eso es el fin de la seguridad que tiene que soportar el fanático normal. Hay mucha más seguridad, como helicópteros y cámaras en todo lugar, vigilando a la gente, pero están fuera de vista.
En la Bombonera, un estadio con una capacidad de 49.000 espectadores, la seguridad es casi militarista. Con fronteras puesta a un kilometro de sus puertas, el primer nivel de seguridad está allá, donde policía y guardia del estadio mira a cada persona que entra. Inteligentemente, no dejan de pasar más de 150, más o menos, personas a la vez, para que no formen grupos grandes (que serían difíciles de vigilar).
Los Estadios y el modernismo desalmado
Los Estados Unidos, por los cuatro deportes "major" (NBA, NFL, NHL y MLB) ha desarrollado una tendencia la última década de construir nuevos estadios. Hoy en día, los dueños de equipos ganan más beneficios por vender "suites lujosas", que compran empresas y corporaciones para regalar a sus empleados. Así, estos estadios han tomado una forma diferente que sus predecesores. En general, un estadio de la NFL tendría una capacidad de más o menos 70.000 espectadores. Se parecen más al Monumental de River Plate; circular, con dos niveles de asientos. Son muy estándares y con algunas excepciones, siguen el mismo diseño.
Al otro lado están los estadios de la NBA y la NHL, que son más pequeños. En general, tienen entre 18.000 y 21.000 asientos, pero también son circulares y, como han sido construidos recientemente, no hay diferencias grandes entre cada uno. Por lo tanto, la mejor comparación de la Boca a un estadio americano sería un estadio de béisbol, que contienen entre 38.000 asientos y 60.000.
Aunque casi una mitad de los 30 equipos en la MLB han tenido estadios nuevos en los 10 últimos años, todavía queda un sentido de sentimentalismo sobre los más viejos, que no existe en los otros deportes porque la MLB tiene muchos años más que las otras ligas.
El más importante de estos estadios viejos es Fenway Park, construido en Boston en 1914, para ser casa de los Red Sox. Además de la capacidad y la edad, comparte una similitud peculiar con la Bombonera: ambos tienen lados rectos y altos, porque cuando fueron construidos, a los albañiles le faltaba espacio y debían mantenerse dentro de los terrenos del club. En Fenway, esta pared se llama "El Monstruo Verde" debido a su color y tamaño. Así, aunque hay apenas espacio para las canchas, caben, y los diseños peculiares les dan encanto y singularidad.
Es difícil imaginar que Boca alguna vez pueda jugar en otro estadio, pero los mismos sentimientos existían sobre los Yankees de Nueva York y su estadio, Yankee Stadium, que nació en 1923. Pero construyeron otro y destruyeron el Yankee Stadium original. En Chicago, Wrigley Field, donde juegan los Cubs, ha estado desde 1912. Pero las piedras de la parte de arriba del estadio han empezado caerse, y cada año muestra su más su edad.
Como ya sabemos, el Presidente de Boca y su comité han decidido construir un nuevo estadio para Boca, listo para 2015 o 2016. Una de las razones es justamente seguir la tendencia del resto del mundo. Boca quiere ser moderno y competitivo con los mejores equipos en Europa y Sudamérica y un nuevo estadio con 80.000 asientos, según el presidente, es la mejor manera de hacerlo.
Una breve opinión: para la tradición de Boca, este nuevo estadio sería un desastre. Cito un ejemplo personal: en mi ciudad, San Luis de Missouri, USA, el equipo de beisbol, los Cardinales, es el equivalente con Boca en términos de popularidad e historia. Jugaban en un estadio perfectamente bien desde 1966 hasta 2006 y, de hecho, era bonito. Tenia un carisma que ganó después de años y era muy querido por los hinchas.
Sin embargo, los dueños supieron que podían ganar más dinero con un nuevo estadio, así lo demolieron y construyeron uno nuevo debajo de la apariencia de “ponerse moderno y seguir en competición con el resto de la liga”. Obvio que era mentira… hablamos de personas muy riquísimas que no necesitaban más dinero.
¿Y el resultado? Un estadio mucho menos querido que no tiene el mismo sonido ni la misma pasión de los hinchas. Es estéril, cómodo y regular. Exactamente lo que NO debe ser un estadio. Cuando un equipo, en los Estados Unidos, Europa, o la Argentina se va de su casa de muchos años para jugar en un centro comercial (como son los nuevos estadios) pierde una parte importante de su identidad, y un poco de la pasión para el equipo se muere.
Ambiente antes del partido
El Super Bowl no es buena comparación a los partidos de la Bombonera porque los hinchas allá están divididos; solamente una mitad del estadio apoya cada equipo. Mejor ejemplo sería los playoffs de la NFL. Cada partido de playoffs, antes del Super Bowl, toma lugar en el estadio de casa (con un equipo local y uno visitante) del equipo que terminó la temporada regular con más partidos ganados. Como en Boca, hay una cultura de "tailgating", que quiere decir estacionar en un espacio libre y comer y beber 4 o 5 horas antes del partido.
Los hinchas de la NFL normalmente traen su propia comida y equipo de cocinar: una parrilla, hamburguesas, salchichas, mucha cerveza, etc. en vez de comprarlo de un vendedor. Pero el resultado es el mismo: en los dos casos, este "tailgating" hace de un mero partido, un evento, y le da el sentimiento de más importancia.
También, el espectáculo de "pre-game" es parecido en los dos deportes. La NFL, en general, baja la luz y presenta los jugadores que juegan ofensiva o defensiva con fuegos artificiales y gran demostraciones de vídeo. Es lo misma en la Bombonera, donde la presentación de los jugadores es en sí mismo un espectáculo.
El Partido
El partido real es dónde diría yo que los dos tienen la diferencia mayor, pero depende del punto de vista. Aunque existe un ambiente ruidoso y emocionante en la NFL, no hay nada (quizás en el mundo, por lo menos que yo he visto) que compara a la pasión de los hinchas Xeneizes. Empiezan a gritar y cantar una hora antes del partido, cuando ya está lleno el estadio y no dejan de cantar hasta el fin.
Los equipos de los Estados Unidos con mucha frecuencia tienen una canción o un grito; Boca tiene más de 10 diferentes. Y cada uno se canta más fuerte que el anterior. Donde el ruido dentro de un estadio de la NFL viene poco a poco, el ruido es constante en la Bombonera. Y cuando saltan a la vez todos los hinchas y tiembla (bueno, late) La Doce, es una sensación única. Fanáticos en los Estados Unidos nunca harían así.
No es decir que uno es mejor que otro; simplemente son diferentes. Son más mimados en los Estados Unidos. Casi siempre, los hinchas se sientan y hay una gran variedad de comidas que se puede comprar, aunque, como en La Bombonera, los precios son caros. Para pasar tiempo en la NFL, los equipos ponen en el marcador juegos y pruebas sobre los jugadores y los mejores momentos de otros partidos de la liga. Hay mucho menos tiempo tranquilo y vacío porque los hinchas esperan ser evaluados por su experiencia, que puede durar, en contra de un partido de futbol, más de tres horas y media.
Ver la Final de la Copa Libertadores en la Bombonera fue, por lejos, la mejor experiencia en mis 15 años de asistir a partidos. Pero no es decir que no me encantan los partidos estadounidenses. La verdad es que aunque son separados por 7.000 kilómetros, sus pasiones por los deportes son parecidas.
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