Quién es Adrianita, la santa milagrosa de Varela

Miles de fieles confían sus oraciones a una nena que falleció hace 43 años. Los encuentros con la virgen y cómo la recuerdan en su barrio.

La mujer deja de frotar el bronce de la cruz, levanta la vista y se quita uno de los guantes de goma para acomodarse el pelo. Hay poca gente en la Iglesia San Juan Bautista de Florencio Varela y el silencio del interior contrasta con el ruido de las calles del centro. La señora habla en voz baja y transmite calma. “Sí, escuché hablar de Adrianita. Pero no sé demasiado. Dicen que hizo muchos milagros. Quien llevaba el caso era el Padre Santolín”, asegura. Juan Santolín falleció en abril de 2010. Él encabezaba la cruzada para que Adriana Taddey fuera santificada. “Ahora está el Padre Marcelo. Pregúntenle a él o en la santería que está al lado de su casa”, señala la encargada de mantener en pulcro estado la capilla.


El párroco Marcelo Eyheramendy no responde al timbre. En la santería que queda pegada a su casa atiende Inés, quien también conoce el caso de Adrianita. “Ella hizo muchos milagros. Santolín tenía una carpeta grande con todo detallado, pero cuando falleció esos documentos se perdieron”, recuerda. “El diario Mi Ciudad estuvo siempre cerca del tema. Ellos deben saber”, concluye antes de atender a una mujer con un bebé en brazos.


Mi Ciudad fue fundado en agosto de 1953 y estaba en la calle cuando Adrianita se convirtió en mito. La redacción queda en una galería sobre la avenida San Martín. El periodista Carlos Straub reconstruye los hechos: “Lo curioso es que el día que murió Adrianita, justo a la misma hora, se formó en el cielo una luz en forma de corazón. Un fotógrafo captó el momento y fue publicada en el periódico”. Straub tampoco conoce fehacientemente algún milagro de la nena. Recuerda dónde vive y que la casa, sin ningún familiar vivo, es cuidada diariamente.


La coqueta vivienda ubicada sobre Belgrano, en Villa Vatteone, tiene el pasto recién cortado. Nadie sale a atender el llamado. “Hay alguien que se encarga de cuidarla. La hermana de Adrianita, Liliana, vivía sola y falleció hace un par de años. Como no tenían familiares, no sé a cargo de quién quedó la casa”, comenta la peluquera del barrio, quien se encargaba de cortarle el pelo a Liliana cuando ésta ya estaba enferma y no podía salir de su hogar. “La hermana me regaló una revista de Florencio Varela, donde se le dedicaron algunas páginas a Adrianita. Dicen que hizo milagros, yo no conocí ninguno”, concluye la encargada del lugar, quien lanza: “En el cementerio hay una especie de santuario. Ahí la gente va a pedirle y agradecerle”.


En el cementerio municipal el mito se convierte en realidad. El mausoleo donde se encuentran los restos de la nena que falleció a los once años está repleto de placas metálicas. Algunos son pedidos, la mayoría agradecimientos. La leyenda con su nombre y las fechas de nacimiento (4/11/1957) y su muerte (4/5/1969) quedaron rodeadas de cientos de apellidos de todas partes del país. Las flores están frescas y aseguran que “cada dos días” deben sacarlas porque “no entran más”. El santuario es la muestra física de una leyenda urbana que, al menos en Varela, tiene miles de creyentes.

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La historia de Adrianita, con sus milagros y apariciones, estuvo a punto de llegar al Vaticano para que se tratase su beatificación, pero la documentación cayó en el olvido, a diferencia de las historias de curaciones y agradecimientos, que se multiplican.


Vida corta, mito largo


A más de 43 años de su fallecimiento, los fieles aún confían en los poderes milagrosos de Adrianita. No son únicamente los lugareños, quienes se persignan al pasar por la vieja casa de la calle Belgrano, sino también los que viajan desde otras provincias para llevar una flor o una placa al mausoleo en el cementerio local.


A pesar de que dejó el mundo en 1969, cuando no existía la tv color y mucho menos Internet, Adrianita Taddey  tiene documentales en Youtube, una página online, Facebook y Twitter. Allí, los pedidos, agradecimientos y milagros quedan registrados como un panteón virtual. 

“Viajé 800 km para llegar de mi hogar hasta tu descanso eterno, sólo para agradecerte y mostrar al mundo la bondad que tenés. Gracias Adrianita, me encantó estar allá a tu lado”, escribió Juan Pablo Villareal y su mensaje es uno más entre los miles que llegan a las páginas. Sin embargo, no todos conocen su historia, o no hay consenso total sobre ella.


Según describió su hermana Liliana, Adriana Graciela Taddey Turecky nació el 4 de Noviembre de 1957 en el seno de una familia de inmigrantes Checoslovacos muy religiosos. Tanto es así que su madre tuvo una premonición y dijo que “iba a hacer santo a su nombre”. Todo marchó bien hasta que Adrianita cumplió tres años y sufrió una descompensación en la que su familia asegura que falleció unos minutos. Cuando los médicos lograron que reaccionaria volvió, pero ya no era la misma.


No sólo había perdido la movilidad en casi todo el cuerpo, sino que su cara, sus gestos y su sonrisa eran diferentes. “Mamita, te tengo que contar algo, esta noche vino una señora muy linda y me dijo que yo me voy a curar y voy a caminar. Era la virgen", contó la nena. Desde allí, comenzaron las cosas inexplicables.


Desde el hospital, Adrianita veía todo lo que pasaba en su casa sin que le cuenten nada. Así, conoció la muerte de su perro y describió la forma en que apareció sin vida sin ninguna referencia externa. Incluso los niños con los que compartía sala “se curaban” de forma extraña. Al volver a su hogar, continuó su tratamiento y cada vez más gente comenzó a llegar para pedirle por su salud. Su vivienda, se convirtió para ese entonces en un improvisado centro de tratamiento.


Pero a los 11 años, la vacunación de rigor en todos los chicos del colegio surtió un efecto inesperado en la niña y complicó su salud. Adrianita dejó de existir ese invierno de 1969. Una imagen de un corazón y un bastón –registrada en una foto de la época- coronó el cielo en ese mismo momento. Para los fieles, era el paraíso, recibiendo la visita de su nuevo ángel.


26 de junio de 2012

 

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