Condenaron a perpetua al asesino del policía

El crimen ocurrió en 2010, durante un robo. Su familia está "muy conforme" con el fallo.

Raúl Monzón fue condenado a prisión perpetua por asesinar a balazos a Diego De Andreis, agente de la Policía Federal, cuando guardaba el auto en el garaje de su casa de Pilar en 2010, y luego de robarle el arma reglamentaria.

El fallo fue dictado por el Tribunal Oral Criminal Federal Nº 2 de San Martín, que halló al acusado, de 25 años, responsable de "homicidio doblemente agravado -criminis causa y por la condición de policía de la víctima- y robo calificado por el uso de arma de fuego".


El abogado de la familia de la víctima, Marcelo Orlando, dijo estar "muy conforme" con el fallo, que la familia De Andreis está "conmovida" y destacó que el tribunal también haya declarado a Monzón "reincidente" por una condena por robo y tenencia ilegal de arma que le había sido dictada en 2006.

Al momento del crimen del policía, Monzón gozaba de una libertad anticipada por ese hecho, por el cual había recibido una pena de seis años y ocho meses de cárcel.

Durante los alegatos realizados esta mañana, el fiscal Miguel Angel Blanco García Ordaz y los abogados Orlando y Liliana Artiello, de la Dirección de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal, habían pedido la pena máxima para el imputado.

En su alegato, el fiscal dio por acreditado que el imputado y su cómplice, Sergio Gauna (23), quien se ahorcó en su celda en 2010 poco después de ser detenido, asesinaron al policía "a efectos de sustraerle su arma reglamentaria".

"Ellos sabían que era un agente policial, sabían que portaba un arma reglamentaria y no le dieron oportunidad de defenderse", dijo Blanco García Ordaz, y agregó que consideraba que el imputado actuó "en forma descarnada, con total desprecio por la vida".

El abogado querellante coincidió con el fiscal en que Monzón tuvo "intención de matar para robar el arma", y que a De Andreis "lo estaban esperando porque conocían perfectamente sus movimientos" y que "no le dieron tiempo para nada".

Por su parte, la defensora oficial de Monzón, Gabriela Arrieta, había pedido la absolución de su asistido por considerar que no había pruebas suficientes que acreditaran que estuvo en la escena del hecho, y cuestionó algunos reconocimientos realizados en la causa.

Tras los alegatos, Monzón dijo unas últimas palabras ante los jueces: "Lo único que quiero decir es que entiendo a la familia de De Andreis y quiero que se siga investigando porque soy inocente".

El juicio por el crimen de De Andreis se inició ayer y, luego de que el acusado se negara a declarar, el TOCF 2 de San Martín, integrado por jueces Héctor Sagreti, Daniel Petrone y Daniel Cisneros, escuchó los testimonios de la madre y los hermanos de la víctima.

La madre de De Andreis, Amalia Fernández, y el hermano -también policía federal- Cristian De Andreis, consideraron que los delincuentes cometieron el ataque para robar el arma reglamentaria del efectivo.

El hecho ocurrió cerca de las 0.30 del 4 de agosto de 2010, cuando De Andreis (22) regresaba a bordo de su Ford Ka a su casa ubicada en Los Caldenes 1052, en la localidad de Manuel Alberti, Pilar, tras prestar servicios en la comisaría 35ta. porteña.

El agente, quien estaba vestido con parte de su uniforme y una campera particular, ingresó el auto al garaje de su casa cuando fue sorprendido por dos jóvenes armados que lo amenazaron con fines de robo.

Según consta en la causa, los delincuentes -casi sin mediar palabra- le dispararon un tiro en el pecho e incluso, una vez en el suelo, le aplicaron patadas.

Los gritos de De Andreis y la detonación del balazo alertaron a la madre y otros familiares del agente que se hallaban en los fondos de la vivienda y salieron de inmediato hacia el frente, y alcanzaron a ver a los delincuentes que aún se hallaban dentro del garaje pateando a la víctima.

Finalmente, los asaltantes huyeron a la carrera, tras robarle a De Andreis su pistola reglamentaria Bersa calibre 9 milímetros y un bolso con ropa y otros efectos personales.

El agente fue auxiliado por sus familiares y por la policía bonaerense que llegó al lugar y luego lo trasladó al Hospital de Malvinas Argentinas, donde murió mientras era operado.

22 de junio de 2012

 

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