Tres de Febrero

Le secuestró al loro Pancho y no se lo devuelve porque  "el nene se encariñó"

Una familia de Villa Bosch inició un conflicto legal  por la mascota. Sus vecinos se lo apropiaron, les pidieron rescate pero se niegan a entregarlo. "Él grita nuestros nombres y pide ayuda", dicen.

Aunque los loros son simpáticos, también suelen ser generadores de conflictos judiciales. Quién podría olvidar la furiosa disputa de una ex pareja cordobesa que, allá por 2004, peleaba por la tenencia de Paquito, su mascota parlanchina, durante el divorcio. Ahora, una situación parecida se da en el Conurbano bonaerense.

La víctima esta vez es Pancho, un loro de 16 años que habitaba desde bebé con sus dueños en una casa de Monteagudo al 661, en Villa Bosch, partido de Tres de Febrero. El animalito, que canta, baila y habla, fue secuestrado por una familia vecina, que primero pidió rescate pero, finalmente, no quiso devolverlo. Por estos días, Pancho aún continúa cautivo y su “mamá”, Mirta Cordera, llevó el caso a los Tribunales.  

El problema comenzó el 7 de mayo pasado, cuando el gracioso plumífero estaba en el patio, tomando sol en su jaula. Mirta lo escuchó gritar fuerte pero, cuando salió de la casa a ver qué pasaba, ya era tarde: alguien se lo había llevado.


Al principio, nadie pensó que se trataba de un robo. “Creímos que se lo había comido un gato. Pero era raro, porque la jaula estaba cerrada. Fueron días de luto. Una de mis hijas hasta le escribió un poema. Estuvimos muy mal. Pancho es como un hijo más, un integrante de la familia. Así pasó una semana”, contó la mujer al diario Popular.

Hasta que, el 14 de mayo, todos escucharon la voz de Pancho, cerca de la casa, diciendo sus nombres. “Él sabe los nombres de todos nosotros. A mí me dice ‘mami’ o ‘Mirta’. Grita ‘Ale’ (por Alexandra) o ‘Karen’, que son mis hijas. También a mi marido le dice ‘papi’ o ‘Simón’. Es impresionante”, explica su dueña. Cuando lo buscaron por la manzana, descubrieron que el animal estaba a la vuelta de su hogar, con otra familia.

“Ahí empezó  la pesadilla, porque esta gente nos dijo que lo habían comprado. Luego reconocieron que era nuestro, pero se negaron a entregarlo. Nos pidieron plata. Primero nos dijeron que habían pagado 150 pesos por Pancho, y 250 por la jaula. Después, cuando conseguí esa suma, me salieron con que el nene de la familia, de 6 años, se había encariñado”, dice Mirta, que es enfermera.

Así, los verdaderos amos del ave verde realizaron la denuncia ante la Policía. Pero no pudieron hacer nada, porque la vecina pide que, para entrar a su casa a ver al lorito, le muestren una orden de allanamiento.

“Mis hijos le suplicaron que lo devuelva, pero no hay caso. La segunda vez que fuimos a buscarlo, nos insultaron con atrocidades. Necesito que Pancho sea retirado de ese lugar, porque lo maltratan. Lo tienen bajo el frío, le patean la jaula y él grita. Tenemos miedo de que le hagan algo, es desesperante”, reclama con preocupación la “mamá”.

Ahora que el caso está en la justicia, el fiscal Velazco de la UFI Nº 6 de San Martín pretende llegar a una negociación entre las partes, con una mediación programada para el 27 de junio. “La situación genera mucha impotencia. Le pedimos al fiscal que ordene sacarlo de esa casa, donde le hacen daño, y que lo tenga bajo custodia hasta que decida con quién se queda”, señala Mirta.

“Es muy duro todo esto. Amamos a Pancho. Desde hace más de un mes que grita nuestros nombres, nos llama, pide ayuda y nosotros no podemos hacer nada. Cuando fuimos a la comisaría, nos dio un poco de vergüenza, pero afortunadamente el jefe de la seccional entendió que Pancho es parte de nuestra vida, y estamos sufriendo muchísimo, porque la pasa mal y no está en su hogar”, concluye la dueña, conmovida.

 

 

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