Pilar
Remisero atropelló a un perro y le rompieron el vidrio de un piedrazo
"Un hombre se me paró adelante para que frenara y me tiró la piedra, que me dio en el hombro", dijo el conductor. Ahora teme que le incendien el auto.
Nicolás Cabañez asegura que no iba muy rápido. También que no pudo hacer nada para evitarlo. Pero el accidente le complicó la vida. El remisero trabajaba por Presidente Derqui cuando de repente un perro saltó a la calle y lo atropelló con su auto. El dueño del animal enfureció e intentó atacar el vehículo. Una de las dos mujeres que viajaban como pasajeras advirtió de la reacción del hombre al chofer, quien aceleró para huir.
Pero no todo terminó ahí.
“Iba como mucho a 40 por hora, y no pude evitarlo, me di cuenta que estaba debajo del auto y cuando iba a bajar llegaron tres tipos que me insultaban y golpeaban fuerte la ventanilla”, recordó el joven de 18 años al Diario de Pilar.
Luego de dejar a las dos pasajeras en destino, informó a la remisería y dijo que se iría a su casa. “Estaba re mal, yo tengo perros y me dolió mucho pisar a ése, entonces pedí dejar mi turno y me volví a mi casa”, agregó Cabañez. Pero al ir por Yrigoyen, casi Alfaro, y pasar frente a una veterinaria, los mismos que quisieron romperle la ventanilla esperaban dentro de un auto. Habían llevado al animal para hacerlo revisar, y lo reconocieron. Un hombre se le puso adelante para que frenara, tomó una gruesa piedra y se la arrojó. El parabrisas estalló en mil pedazos, y el remisero recibió el piedrazo en el hombro. Pese a todo, nuevamente pudo escapar. “Los vidrios me cortaron un poco, y la piedra no me pegó en la cabeza porque si no me mataba o me desfiguraba”, señaló la víctima.
Sin embargo, el episodio continuó. Es que el remisero se enteró que su agresor vive a dos cuadras de la agencia. “Ahora temo que me quemen el auto o pase algo peor, hace una semana que no trabajo, y encima estoy juntando plata para reponer el parabrisas. No puede ser que por los cientos de perros callejeros, o sueltos, uno viva con miedo a que le destruyan su herramienta de trabajo”, concluyó Cabañez, quien hizo la denuncia en el destacamento policial de Monterrey.
13 de junio de 2012
Pero no todo terminó ahí.
“Iba como mucho a 40 por hora, y no pude evitarlo, me di cuenta que estaba debajo del auto y cuando iba a bajar llegaron tres tipos que me insultaban y golpeaban fuerte la ventanilla”, recordó el joven de 18 años al Diario de Pilar.
Luego de dejar a las dos pasajeras en destino, informó a la remisería y dijo que se iría a su casa. “Estaba re mal, yo tengo perros y me dolió mucho pisar a ése, entonces pedí dejar mi turno y me volví a mi casa”, agregó Cabañez. Pero al ir por Yrigoyen, casi Alfaro, y pasar frente a una veterinaria, los mismos que quisieron romperle la ventanilla esperaban dentro de un auto. Habían llevado al animal para hacerlo revisar, y lo reconocieron. Un hombre se le puso adelante para que frenara, tomó una gruesa piedra y se la arrojó. El parabrisas estalló en mil pedazos, y el remisero recibió el piedrazo en el hombro. Pese a todo, nuevamente pudo escapar. “Los vidrios me cortaron un poco, y la piedra no me pegó en la cabeza porque si no me mataba o me desfiguraba”, señaló la víctima.
Sin embargo, el episodio continuó. Es que el remisero se enteró que su agresor vive a dos cuadras de la agencia. “Ahora temo que me quemen el auto o pase algo peor, hace una semana que no trabajo, y encima estoy juntando plata para reponer el parabrisas. No puede ser que por los cientos de perros callejeros, o sueltos, uno viva con miedo a que le destruyan su herramienta de trabajo”, concluyó Cabañez, quien hizo la denuncia en el destacamento policial de Monterrey.
13 de junio de 2012