Quisieron cremar a una mujer de 200 kilos y casi se les prende fuego todo
Los bomberos terminaron cubiertos de grasa. ¿Qué desencadenó el incendio en el crematorio?
Un crematorio en la ciudad austríaca de Graz se incendió cuando intentaba incinerar el cuerpo de una mujer con sobrepeso.
El cadáver de la mujer, que pesaba más de 200 kilos y tenía un tamaño en consonancia, bloqueó los filtros de ventilación del horno, elevando la temperatura hasta los 300º C, según explicaron los responsables a la agencia de noticias local ORF.
Según publica Crónica, minutos después de iniciarse la cremación de la mujer obesa, la cámara empezó a recalentarse y aunque los trabajadores desenchufaron inmediatamente la maquinaria, un humo negro procedente del filtro empezó a extenderse por la instalación.
Los bomberos que acudieron a extinguir el fuego salieron cubiertos de una capa de grasa negra, como de alquitrán, procedente del cadáver de la difunta. Además, los bomberos tuvieron un arduo trabajo para poder apagar el fuego por culpa de la gruesa capa de aislamiento que recubría las paredes del crematorio.
El problema reside, explica Nieves Concostrina en Polvo Eres (RNE), en que “la grasa es un combustible de lo más incendiario, y cuando se ha quemado el cuerpo, ésta sigue ardiendo, y no es fácil apagarlo”.
El jefe de bomberos de Graz, Otto Widetscheck, que participó en la extinción de las llamas, recriminó a los empleados de la funeraria por “quemar automáticamente cualquier cuerpo que les llega”. Según el bombero, los cadáveres con sobrepeso deberían ser enviados a una instalación especial, en Berna.
Ante la creciente talla de los difuntos, crematorios de Suiza, Australia y Gran Bretaña han habilitado hornos de tamaño especial para incinerar estos cuerpos, un crecimiento que ha ido paralelo al aumento de los ataúdes.
11 de junio de 2012
El cadáver de la mujer, que pesaba más de 200 kilos y tenía un tamaño en consonancia, bloqueó los filtros de ventilación del horno, elevando la temperatura hasta los 300º C, según explicaron los responsables a la agencia de noticias local ORF.
Según publica Crónica, minutos después de iniciarse la cremación de la mujer obesa, la cámara empezó a recalentarse y aunque los trabajadores desenchufaron inmediatamente la maquinaria, un humo negro procedente del filtro empezó a extenderse por la instalación.
Los bomberos que acudieron a extinguir el fuego salieron cubiertos de una capa de grasa negra, como de alquitrán, procedente del cadáver de la difunta. Además, los bomberos tuvieron un arduo trabajo para poder apagar el fuego por culpa de la gruesa capa de aislamiento que recubría las paredes del crematorio.
El problema reside, explica Nieves Concostrina en Polvo Eres (RNE), en que “la grasa es un combustible de lo más incendiario, y cuando se ha quemado el cuerpo, ésta sigue ardiendo, y no es fácil apagarlo”.
El jefe de bomberos de Graz, Otto Widetscheck, que participó en la extinción de las llamas, recriminó a los empleados de la funeraria por “quemar automáticamente cualquier cuerpo que les llega”. Según el bombero, los cadáveres con sobrepeso deberían ser enviados a una instalación especial, en Berna.
Ante la creciente talla de los difuntos, crematorios de Suiza, Australia y Gran Bretaña han habilitado hornos de tamaño especial para incinerar estos cuerpos, un crecimiento que ha ido paralelo al aumento de los ataúdes.
11 de junio de 2012