Deschavan las fantasías hot de los personajes históricos
Desde Madonna hasta Borges, pasando por Hitler, Marilyn, Fidel y Cleopatra; entre muchos otros.
Thomas Edison, cuando iba al teatro, hablaba con su novia en morse con los dedos sobre sus muslos desnudos, y Patti Smith se masturbaba mientras escribía. Estas son algunas de las mil fantasías eróticas que ha reunido la escritora española Roser Amills en su obra.
Un libro, que bajo el título Las 1.001 fantasías más eróticas y salvajes de la historia, editado por Entre Parentésis, en España y Latinoamérica, agrupa con mucho sentido del humor y documentación, cientos de fantasías de personajes célebres, escritores, políticos, artistas, actores y actrices, algunos ya muertos, pero también vivos.
Albert Einstein, Marilyn Monroe, Warren Beatty, Fernando Sánchez Dragó, Jorge Luis Borges, Rosa Regás, Julio Iglesias, Madonna, Eva Longoria, Naomi Campell o Courtney Love cruzan su sueños y deseos más húmedos en este libro con Juan Ramón Jiménez, Fidel Castro, Alfred Hitchcock, Adolf Hitler, Ava Gardner, Cleopatra, María Félix, Frida Kahlo, Amy Winehouse.
Un libro que empezó a tomar cuerpo en la poeta y narradora Roser Amills (Algaida, 1974) cuando trabajaba y recaba información para un poemario sobre erotismo.
"Comencé a buscar en archivos, libros, videos, películas y biografías y vi que el tema era fascinante y daba para mucho porque cada historia era más divertida", explica a EFE la autora de este curioso libro que ha escrito bajo la premisa de Luis Buñuel, que decía: "La imaginación no delinque".
Pero fuera de las fantasías sexuales, el libro también recoge la tan mencionada disputa que ha recorrido el mundo, con un ojo morado incluido, entre los premios nobel Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez. Todo por culpa de una azafata nórdica, en opinión del escritor colombiano Juan Gossaín y que recoge la autora.
Según esta teoría, Vargas Llosa le dio un puñetazo a García Márquez al encontrase a la salida del cine con sus respectivas parejas. La razón, siempre según el libro, fue que el escritor peruano no perdonó que el colombiano le dijera a su mujer que pidiera el divorcio y no lo perdonara porque estaba teniendo un affaire con una azafata sueca.
El cubano Fidel Castro también tiene su hueco en el libro. En su caso, por su debilidad por las prostitutas, con citas muy privadas y clandestinas.
Salvador Dalí, a quien le fascinaba la cocina y que la consideraba un orgasmo más, tenía fantasías "caníbales", pues para el genial artista, quien soñaba con empequeñecer a Gala para tragársela como una oliva, "el canibalismo es una de las manifestaciones más evidentes de la ternura".
A la espía por excelencia, Mata Hari, su marido le arrancó un pezón de un mordisco, no se sabe de si en un ataque de ira, pasión o muerto de celos por un afán erótico-caníbal.
Y en la especialidad de fetichismos varios, se llevan el premio Boris Vian, que escribía su nombre con esperma; Cleopatra, que de voraz apetito, cuenta la leyenda que fue capaz de practicar felaciones a miles de hombres, o Frank Kafka, quien tenía obsesión por masturbarse en el cuarto de baño.
Mirando por la mirilla de puertas más actuales, el lector se va a encontrar con una Eva Longoria a la que la estimula ser atada con pañuelos de seda y con Madonna, Quentin Tarantino, Naomi Campbell o Marilyn Manson, que se mueren por chupar los pies.
Entre otras especialidades o manías, se descubren la del rey del rock Elvis Presley, que se movía entre voyeurismo, parejas copulando y encuentros sáficos.
El libro recoge un innumerable anecdotario de cientos de casos, como Michael Douglas, que padece "satiriasis", que durante los rodajes se pone preservativo incluso en las escenas sin sexo y que se masturba entre escenas.
Maupassant también lo tenía claro: "Para que se me levante, me basta con pensarlo". Orgías y mucho sexo bisexual se dan cita en María Fénix, Tamara Lempicka, Leonardo da Vinci, Bowie, Greta Garbo o Gabriela Mistral, entre otros muchísimos personajes.
"He querido que el libro fuera fundamentalmente divertido, simpático y que propicie conversaciones de sobremesa y temas de conversación para parejas con inquietudes culturales... si tu novio o tu novia es demasiado intelectual y lo notas aburrido... cuéntale alguna de estas historias y ya verás que como mínimo se reirán un rato... más", concluye la autora a EFE.