De Cherro a Riquelme: cómo hace Boca para mantener viva la pasión

24CON recorrió el Museo de la Pasión Xeneize. Recuerdos que los boquenses no quieren olvidar.

Los alrededores de la Bombonera te avisan metro a metro que estás en territorio Xeneize. Azul y amarillo son los colores que predominan en las casas más cercanas que han vibrado con los hinchas cada vez que Cherro, en los primeros años, y Palermo, en los últimos, mandaban la pelota adentro del arco. Pero esos recuerdos no se borrarán más de esa mítica cancha, ya que el museo dentro de la misma los mantendrá vivos por siempre.

El Museo de la Pasión Boquense no es el único de su clase en el país (River también tiene uno), aunque sí fue el primero en abrir. Sus socios fundadores también son recordados en una larga pared llena de pequeñas estrellas amarillas con apellidos desconocidos para la mayoría, aunque muy importantes para que el sueño del club se haga posible.

Otro muro lo enfrenta. Uno que se mantendrá en pié por siempre. Como cada vez que Boca sale a la cancha, porque está loqueado con imágenes de todos los jugadores que alguna vez defendieron al club dentro del terreno. Inclusive aquellos que jugador sólo un partido durante la era profesional, que inició en 1931.

Quienes no están son aquellos que perdieron con el balón entre los pies, la oportunidad de quedarse con el primer diseño de camiseta. La historia cuenta que Boca vestía una camiseta celeste similar a la del Nottingham de Almagro. Un duelo entre ambos equipos que finalizó con el marcador a favor del equipo rival, obligó al club de La Ribera a volver a los cuestionados blanco y negro con bastones. Fue entonces que Juan Brichetto decidió ir al puerto y usar los colores del primer barco que amarrara. La bandera de Suecia fue la primera en llegar y darle inicio a la era azul y oro, cuenta el sitio oficial Xeneize.

Las casacas de la era amateur también visten una de las paredes de la exposición, que cuenta con una innovadora forma de cumplirles a sus visitantes el sueño de jugar en la primera. En un pequeño cine que brinda un espectáculo 360º que te lleva desde las pruebas en las inferiores a debutar con un pase a la red ante el grito de la hinchada. Un lujo.

Entre maquetas del viejo barrio y el recibimiento de un Carlos Bianchi digital, el museo se llena de gloria con todas las copas ganadas desde el comienzo de la gestión Macri hasta estos días. Con la oportunidad de volver a ver los goles de Palermo a Real Madrid o de Riquelme a Gremio de Porto Alegre en la última conquista de América. Justamente estos dos jugadores tienen sus estatuas dentro del predio.

Como no podía faltar, el recorrido se cierra con documentos históricos, indumentaria y recuerdos que pertenecieron a los grandes y eterno ídolos boquenses, como Maradona, quien no se queda atrás y también es homenajeado con una escultura de su figura con la camiseta de Boca y una mano en el corazón.

 

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