Los Shankees, un equipo de béisbol con más sabor a choripán que a hot-dog
Entrenan en pleno Parque Roca y hacen todo a pulmón: desde buscar sponsors hasta numerar sus camisetas. La historia de un norteamericano que se vino a hacer la América a Argentina.
Estudiante de periodismo de la Universidad de Missouri
Cuando la Major League Baseball empieza ganar la atención de muchos en los Estados Unidos, un equipo está haciendo historia en el mismo deporte pero en el hemisferio opuesto. En un mundo dominado por los fanáticos del fútbol, los Buenos Aires Shankees proveen un sabor de béisbol estadounidense en el centro de la capital argentina, donde se juega la Liga Metropolitana de Baseball (LMB).
Para el fanático promedio, el equipo se parece a un montón de personas comunes, no profesionales, en sus mediados 20 años. Se llevan camisetas con los números decolorados y botines muy pequeños para algunos jugadores. Nadie les daría una segunda mirada, pero este equipo tiene más de lo que a simple vista se ve.
"Somos únicos", dijo el entrenador Paul Perry a 24CON. "Somos el primer equipo All-American del béisbol en Buenos Aires. También somos los creadores de tendencias en la liga".
Perry, oriundo de Filadelfia, su mudó a Buenos Aires durante los años ’90. Además de los Shankees, Perry enseña inglés en una escuela bilingüe y escribe libros para niños y adultos.
Cerca de 2002, un equipo de béisbol le preguntó si quería jugar con ellos. Fue la primera vez que jugó desde que abandonó la Little League en su ciudad natal. Seis años después, puso un aviso en el sitio Craigslist para convocar a jugadores y cumplir así uno de sus sueños: formar su propio equipo. Rápidamente recibió muchas noticias de potenciales compañeros.
“Nunca pensé iríamos tan lejos”, se sorprendió Perry. “Siento que tengo la oportunidad hacer algo que afecta a mucha gente. Tienen una experiencia única”.
En efecto, son pioneros. Los Shankees dieron el puntapié en poner patrocinadores en las camisetas. Aparte de sus apariencias amateur, juegan como un equipo de béisbol de Estados Unidos.
Para confirmar esta teoría, inmediatamente después de que el árbitro declarara un strike en el juego del sábado 14 abril, Perry entró en furia. En pleno Parque Roca corrió hacia él, se le puso en la cara y con una patada le arrojó tierra en los pantalones. El momento fue tenso para todos pero sólo duró dos segundos, porque Perry se rio y rápidamente le cepilló la tierra y se retiró al banco.
El escenario de este breve enfrentamiento fue el primer partido de la temporada para los Shankees contra los Almenadres de Vélez, más conocido para ellos como “los cubanos”. Los Shankees fueron 0-7 de total y con lluvia en el pronóstico, parecía que no podrían tener la oportunidad de ganar.
A través de cinco entradas y media, hubo poca ofensiva y los dirigidos por Perry se encontraron abajo 3-0 en la parte baja del sexto. Pero “los cubanos” no sabían que los Shankees los tenían donde ellos querían. Así como el sol brilló a través del cielo gris, el equipo llegó a la vida. En la parte baja del sexto, los Shankees de pronto tenían las bases congestionadas. El bateo de Alex Uhls al jardín izquierdo sirvió para que pudieran hacer dos carreras. No hubo vuelta atrás para los Shankees. Después de la entrada seis, el tanteo era 4 carreras por 3.
“Sale el sol y los Shankees están brillando”, gritó Perry durante la entrada seis. “Hoy es el día en que vencemos a los cubanos”.
Es común para ellos no tener un perfil normal. Los Shankees son decididamente estadounidenses en un mundo de argentinos. Aparte de los norteamericanos, el equipo consiste de seis venezolanos, dos argentinos, dos canadienses y otros extranjeros. La mayoría no juega más de un año porque están de paso por el país.
“Tenemos una buena atmósfera y todos tienen un buen tiempo”, dijo a este medio el argentino Pablo Valdez, quien juega como jardinero. “Nunca he visto a alguien gritar a otra persona. El equipo de alguna parte de los Estados Unidos afuera del país”.
Pero a pesar de los sentimientos amables del equipo, no hay siempre tiempos de relajación. Durante la cuarta entrada de aquel 14 de abril, los Shankees tenían dos hombres en base, uno estaba en la inicial y el otro estaba en la tercera. Pero el equipo tenía dos strikes. El lanzador de “los cubanos”, Jeff Rosco, quien jugó para los contrarios pocos años atrás, eliminó al bateador. Perry empezó a parecer nervioso. Los Shankees perdían y Perry sentía que nunca había querido tanto obtener una victoria como ese día contra los cubanos.
“Digo que abramos una cerveza”, dijo Perry cuando caminó hacia el enfriador. “Van a darme un infarto”.
Así como Perry puede cambiar su emoción de acuerdo con el transcurso del partido, el equipo sigue los subibajas del ánimo de Perry. En la entrada seis, todos se emocionaron y animaron al equipo. Cuando “los cubanos” retiraron el lanzador en la entrada siete, los Shankees sabían que tenían una probabilidad para ganar.
“Los cubanos” solamente anotaron dos carreras más mientras los Shankees, cinco durante la entrada ocho y nada más para un resultado de 9 carreras por 5. Esa fue la primera victoria para los Shankees ante los cubanos. El resultado mejoró su récord a 3-3 para la temporada.
Quedó definido, un equipo como ellos merece una segunda mirada. De la misma forma que el oscuro cielo amenazó con la tormenta y finalmente salió el sol, el triunfo que “nunca había sido posible”, ese día lo fue.
Perry es tanto un mentor para los jugadores como un entrenador. Creó el equipo y organiza, además de partidos amistosos, eventos como reuniones en el Sugar Bar, su lugar de encuentro favorito.
“Este equipo ofrece una oportunidad para redimir las malas memorias de la Little League”, se río el DT. “Antes de que los jugadores vengan aquí, todos están extraños pero enseguida hacen amigos”.
“Sin Paul (Perry), no hay un equipo”, dijo Barry Floch, el instructor de bateo. “Hace mucho por los Shankees y además tiene la calidad de Filadelfia en su cuerpo. Nadie tiene un entrenador como Paul”, finalizó.
Especial para 24CON.
19 de abril de 2012