Un barrio de mucha mosca: plaga de insectos puso a los vecinos en "pie de guerra"

Una granja avícola, presuntamente ilegal, estaría colapsando el medio ambiente por falta de higiene. Nubarrones negros indaven todo el distrito.

Un nubarrón negro se agolpa a diario sobre el barrio ubicado en el kilómetro 5 de la ruta 28 de Pilar. No es un temporal, tampoco un fenómeno meteorológico desconocido. Es, según relataron los vecinos del lugar, una “terrible invasión de moscas”.


De acuerdo al testimonio de los habitantes, los insectos no dan tregua y todo tiene una explicación: la granja de pollos, presuntamente ilegal, llamada “Plumas Blancas”.


El establecimiento, señala Pilar de Todos, pertenece a Domingo Eduardo Rimasa, y estaría funcionando cerca de ese paraje y “sin habilitación”. La misma granja ya había sido cerrada tras la sanción de un Decreto Municipal pero los amparos que el dueño presentó ante la Justicia la mantienen abierta.


Pero el problema va más allá de lo que sucede puertas adentro, porque, la falta de higiene que reinaría en Plumas Blancas estaría generando una comunidad de insectos que obliga a los vecinos a permanecer con sus puertas y ventanas cerradas.


“No podemos vivir más en esta situación, es imposible disfrutar del aire libre ya que nos invaden las moscas, las ratas y un olor nauseabundo, lo que trae aparejado obviamente innumerables enfermedades que provocan daños a nuestra salud y la de nuestros hijos y nietos”, se quejaron varios de ellos al mismo portal de noticias.


Asimismo, unidos en su reclamo prometen recrudecer las medidas si es que las autoridades no toman cartas en el asunto.


“Estamos hartos y si no escuchan nuestros reclamos, nos vamos a hacer escuchar cortando rutas si es necesario”, advierten.


Los damnificados vienen luchando desde el año 2002, con la presentación de las primeras 100 denuncias. Diez años después, siguen viviendo el mismo martirio.


“Esto es un reclamo de calidad de vida y en definitiva, sólo pedimos que los funcionarios cumplan con su trabajo”, piden los vecinos.


Por su parte, Rimasa aún no dio la cara en el asunto. Mientras tanto, las moscas ganan terreno en Pilar y podrían provocar un desequilibrio ambiental.

 

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30 de enero de 2012