Mirá el backstage y los trailers

Villeros y "chetos" cruzan el muro del Conurbano para actuar en una serie

"Paredones" cuenta historias reales sobre la brecha social entre las villas bonaerenses y las zonas "paquetas" de San Isidro. 24CON compartió un dia de filmación.

“La Jesi” golpea la puerta verde de una precaria casilla con techo de chapa, en el corazón de la villa Santos Vega de Lomas del Mirador. Desde adentro, su “socio” le grita que pase. Ella se sienta del otro lado de la mesa y le hace una propuesta, que le llegó por medio de un acaudalado empresario de San Isidro: deben reclutar menores en el humilde lugar donde viven, para llevarlas a prostituir a España. La chica saca de su bolso un tentador fajo de billetes de cien, que el “hombre de negocios” le dio por adelantado. Si el trabajo se hace bien y “limpio”, ambos podrán recibir el resto.   

La escena es una de las tantas que cada día suceden en las villas del Conurbano pero, en este caso puntual, - y afortunadamente -  lo que se ve es sólo un buen simulacro. El verdadero nombre de “La Jesi” es Cinthia, aunque todos le dicen “La Torito”. Y no es prostituta, sino una de las habitantes de barrios de emergencia que actúan en “Paredones”, una ficción independiente con altísimas dosis de realidad.

Sus 13 capítulos, inspirados en hechos verídicos, darán forma a la primera miniserie para televisión protagonizada íntegramente por vecinos de villas bonaerenses y de zonas residenciales de alto poder adquisitivo. La idea – que se vislumbra desde el título – es poner en evidencia esa división social que, muchas veces, se da a través de muros imaginarios, pero otras se facilita con paredones reales, como el que separa a La Cava del coqueto barrio Las Lomas de San Isidro.

Si bien entre estos dos mundos tan distintos trascurren la mayoría los episodios, también se mostrarán otros ámbitos donde existe esa polaridad, como la porteña Ciudad Oculta y la mencionada villa matancera Santos Vega. Allí, el director Santiago Figueroa rodó la historia sobre trata de personas, asistido por la productora Agustina Jait y un pequeño equipo de trabajo.

El joven realizador se inició en el cine – hizo varios documentales y cortos – hasta que incursionó en el periodismo televisivo como parte de “Argentinos por su Nombre”. “Fui productor periodístico y ahí me surgió la idea de contar, en una ficción, la realidad que divide estos dos mundos. A medida que grabábamos en las villas con el programa, iba conociendo a la gente y armando las historias para mi serie. Son casos reales sacados de esas experiencias”, explicó a 24CON entre toma y toma.

El recurso de usar “no actores” para dar vida a los personajes es bastante común en el cine nacional, pero en la tele no se vio hasta ahora. “Decidí trabajar con los mismos habitantes de los barrios porque son personajes muy ricos, que tienen cosas interesantes para contar. No necesariamente son chorros, prostitutas ni millonarios, pero como viven en esos lugares están impregnados de esa realidad desde chicos, y así pueden interpretar muy bien los papeles”, aclaró.

Sin embargo, la tarea de reclutarlos no fue del todo sencilla. “Al principio, cuando se los propuse, muchos tuvieron temor de que se los estigmatizara. En los programas periodísticos se les pega a los villeros porque es lo más fácil. Llegan a grabar en horarios en que encuentran cualquier cosa y después lo muestran. Acá también vamos a tratar el tema del Paco, la delincuencia y la violencia, pero desde otro lado. Ni los pobres ni los ricos son malos. Así como se ven las miserias de unos, también mostramos las de los otros”, aseguró.

Además de romper con estos esquemas, “Paredones” intenta alinear la producción de contenidos con la ayuda social. “El problema con el periodismo es que se apaga la cámara y no se hace nada con esa realidad que se registra. La vida sigue y nos volvemos a casa”, dice Figueroa, en base a su experiencia personal. En cambio “acá no queremos eso. Tratamos de hacer una tarea de inclusión social y, además de pagarles un sueldo como actores, la idea es vincular a estas personas en situación precaria y de calle con ONGs, para que ingresen becados a estudios de arte audiovisual”.

La miniserie cuenta con la colaboración de Esther Feldman, autora de éxitos como “LaLola” y “Los Exitosos Pells”, que coordina y supervisa los guiones creados por del director. Aunque, para hacer todo más realista, “los protagonistas no siguen los textos al pie de la letra”, señala él. 

Realidad ficcionada

 

Los adelantos del programa tuvieron una gran repercusión en las redes sociales, pero todavía no hay nada definitivo sobre el estreno en TV. “Es algo hecho muy a pulmón y faltan varias escenas por filmar. Estamos tratando de conseguir alguna productora que nos financie”, comenta el realizador, y confirma que ya recibió varias propuestas de canales de aire y cable.

El primer capítulo, “Corazón Valiente”, cuenta la historia de Ramiro, “un pibe de San Isidro al que le dan una lección cuando entra a La Cava a comprar Paco como si fueran caramelos”, según cuenta Figueroa. Mientras que en el segundo, “Niños armados”, Jorgito es un chico villero que quiere ser cantante, pero lo obligan a robar. Ambos ya cuentan con sus trailers en YouTube y fueron musicalizados por el ícono cumbiero Pablo Lescano.

En tanto, el tercer episodio se llama “Los Antipaco” y sigue la vida de El Chileno, que por fumar la letal droga es discriminado en La Cava. Entonces decide cruzar el paredón hacia Las Lomas, pero allí encuentra un panorama peor: se topa con un grupo de jóvenes que se dedica a pegarle a los adictos sin hogar y, al mismo tiempo, se vincula con un garitero que lo somete sexualmente. El verdadero “Chileno” que actúa este papel también está en situación de calle y “quiere ser camarógrafo o tirarse para el lado de la fotografía”.

Otras historias que aún no están terminadas son las de un boxeador que sale a robar la casa de un abogado de San Isidro para poder volver al barrio, y la de una travesti que mantiene relaciones sexuales con una jueza “que curte esa onda”. Y sí, aunque parezca mentira, ese también fue un caso real.

 

La estrella del barrio


Cada vez que se escucha la palabra “acción”, toda la villa se acerca al equipo para ver a “La Tori” dar sus primeros pasos como actriz. Sus hermanas y sobrinos se ponen en primera fila, espían cada toma  y, de vez en cuando, por culpa de sus gritos y sus ruidos, el rodaje tiene que interrumpirse. “Es mi estrella, mi actriz fetiche, tiene grandes condiciones”, la elogia el director.


A los 28 años, Cinthia tiene dos hijas, de 11 y de 9. “Tuve las nenas de muy chica y nunca pude estudiar, siempre me dediqué a vender ropa. Vengo de una familia que me educó excelente, pero vivo con el lenguaje y los códigos del barrio. No digo que sea malo, porque hay gente buena y gente mala en todos lados, pero acá se ven muchas cosas y es una realidad difícil. Espero que esto me sirva para cambiar de vida, para darles un futuro mejor a mis hijas”, se esperanza ella. 

En el papel de su “socio” la acompaña otro joven, cuyo nombre prefieren mantener en reserva por el momento. Sucede que salió hace poco tiempo de la cárcel, después de cumplir una condena de seis años. Figueroa lo conoció en un salón de tatuajes y, dos meses después, se lo volvió a cruzar en la calle y pudo ofrecerle ser parte del proyecto. “Fue como una obra del destino”, dice él.

El elenco del día se completa con el periodista Javier Mozo, del programa “Vidas paralelas”, que es amigo del director y, como vive en San Isidro, fue convocado para el rol del empresario mafioso. En su auto, le propone el nefasto “trato” a la prostituta. 

“Desde que conocí a Santiago, cuando grababa acá con ‘Argentinos por su Nombre’, supe que algún lugar me iba a dar. Esto es un sueño cumplido, siempre quise actuar y bailar, y esta es la primera vez que lo puedo hacer. De los nervios, hace dos días que no como ni duermo”, confiesa “Torito”, que dice ser fanática de series sobre marginalidad como “Okupas”, “Tumberos” y “El Puntero”.

“Siempre me llamó la atención cómo los actores aprenden los códigos del barrio para hacer de villeros. Y ahora es muy loco que nosotros, que directamente lo vivimos y no tuvimos que aprender nada, también podamos hacerlo”, reflexiona. Después, vuelve a convertirse en “La Jesi” arriba del lujoso Citröen azul. 

 

 

 

 

 

 

 

 

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