El barco rescatado era petrolero y volverá a flotar
24CON entrevistó a Marcelo Furlani, uno de los trabajadores que sacó la nave del lecho del río. Ahora, lo llevaron a Tigre para su restauración.
Su nombre es Marcelo Furlani, y junto con otros nueve hombres, lograron “sacar a flote” a esa gigantesca, la última que quedaba en las profundidades de las aguas que separan Avellaneda de la Ciudad de Buenos Aires.
Furlani habló en exclusivo con 24CON y contó los detalles del proceso que extrajo al buque DG 28 de la cuenca.
“Hicimos una previa inspección por la zona y un relevamiento del fondo para ver en qué situación se encontraba la embarcación inicialmente”, explicó Furlani. A primera impresión, los trabajadores se encontraron con un gran problema: el barco estaba muy averiado, lo cual implicaba el doble del trabajo esperado.
“Se determinó que había muchas averías en el casco, todas tuvieron que ser obturadas y después pusimos bombas de desagote a explosión para poder desagotar los diferentes compartimentos de la embarcación”, expresó Furlani.
El buque, que se trataba de una embarcación petrolera, estaba hundido un 75% en la cuenca Matanza- Riachuelo, que divide la localidad de Avellaneda con la Ciudad de Buenos Aires.
El barco mide 56 metros de eslora (largo), 9,7 de manga (ancho) y 3,9 de puntal (alto). El DG 28 es el último barco que retiran sus dueños en la zona, tras la remoción del Cabo Blanco y el Corcubion I, retirados en la última semana.
En total ya son 59 los barcos que fueron extraídos del Riachuelo, 31 fueron retirados en el marco de un convenio firmado entre la ACUMAR, la Prefectura Naval Argentina y el Ministerio de Seguridad y otros 25 fueron extraídos por sus propietarios, intimados por el organismo.
“Después de algunos controles determinamos que el barco estaba en el lecho”, contó Furlani y agregó que a partir de allí consiguieron empezar a subir a flote a la embarcación, que ya “posee un 99% de flotabilidad y por eso Prefectura aprobó el traslado”.
En total, trabajaron diez personas haciendo relevamientos de buceo en el interior y exterior de la embarcación. Las tareas duraron diez días, y ahora fue trasladada al puerto de Tigre para que quede a disposición del armador.
Según Furlani, “el armador va a hacerle algunas reparaciones para posteriormente volver a utilizarlo de acuerdo a sus necesidades”.
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