Judith Gociol en busca de:

Héctor Oesterheld, un viajero del tiempo

El universo de Oesterheld tiene formas circulares, borgeanas. El creador de la mejor historieta de todos los tiempos, El Eternauta, vaga por diversas dimensiones en busca de su familia, mas allá del tiempo y la muerte.

Imaginero, cuentero, visionario, Héctor Germán Oesterheld, el hombre que encarnó un momento cumbre de la historieta argentina, desplegó en su inventiva de aventura una idea de acción y justicia que prolongaría en su propia vida más allá de la páginas de las muchas revistas en las que le tocó trabajar. De este modo, creó personajes y se inscribió  él mismo dentro de un proyecto mayor, que pretendía transformar las estructuras sociales.

 

De frondosa imaginación y capacidad de trabajo, Oesterheld reúne la creatividad y el taller en un mismo hacer, en el entendimiento de que los medios y los modos de producción no son una consecuencia sino una parte constitutiva del ingenio mismo. Estaba convencido de que “la historieta, si se hace bien, puede ser el libro educativo del futuro”.
Este guionista –nació en Buenos Aires el 23 de julio de 1919- creía en un arte para todos y al alcance de todos, fue un precursor en áreas por entonces relegadas a los márgenes de la cultura, como la literatura infantil, historieta, divulgación científica y ciencia ficción.[…]

Muchos dibujantes recuerdan que el guionista inventaba una historieta en el tiempo que duraba una conversación de bar. En una época, por cada idea, Oesterheld abría una carpeta de cartulina, de modo que logró tener cientos de ellas en un archivo. Como no le gustaba el ruido del teclear de la máquina de escribir y prefería hacerlo a mano; su esposa Elsa aprendió dactilografía y ayudó a tipear guiones. Luego Oesterheld adquirió un grabador, cuando eran una novedad, y relataba en voz alta las historias que se le ocurrían.[…]

Sin abandonar los trabajos por encargo, en 1957 el guionista inició su propio camino editorial. Nacieron, entonces, las memorables revistas Hora Cero y Frontera, de la editorial Frontera, fundada por el escritor junto a su hermano Jorge.

Eran los dos únicos guionistas de un sello que dio albergue a los mejores dibujantes radicados en el país (Pratt, Solano López, Breccia, Carlos Roume, Arturo del Castillo) y a historietas emblemáticas como “Ticonderoga”,  “Ernier Pike”,  “ Sherlock Time”, “Amapola Negra”, “Patria Vieja”, “Randall” y –por supuesto- “El eternauta”.[…]

La editorial se fundió en 1961 cuando las revistas no dejaban de venderse -llegaron a 90 mil ejemplares- pero las deudas aumentaban. A la mala gestión administrativa y financiera se sumó la estafa de imprenteros, que duplicaban a escondidas las tiradas y las comercializaban con la complicidad del distribuidor. Mientras tanto, ahogaban económicamente a los editores.

Colaborador en múltiples publicaciones, Oesteheld –el Viejo- siguió inventando y publicando aún desde la clandestinidad. Militante de la organización Montoneros, en la década del 70 se refugió en una isla del Tigre, donde escribía guiones que a veces dejaba de incógnito en la editorial Columba y otras dictaba por teléfono. […]

Tal capacidad de producción no era un acto reflejo ni un tic de supervivencia. Por la repercusión de su propia obra, el guionista sabía que los cuadritos eran un vehículo de comunicación de enorme alcance y efectividad.

Todo indica que Oesteheld fue detenido el 27 de abril de 1977, presumiblemente en La Plata. El guionista fue visto  en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo.
Se presume que fue asesinado de un tiro durante 1978, por la misma dictadura que mató a sus cuatro hijas- Beatriz, Marina , Estela y Diana- y a tres de sus yernos. Dos nietos fueron secuestrados y recuperados por la familia y otros dos nacieron en cautiverio y se desconoce su paradero.

Mucho tiempo antes, en un guión autobiográfico, Oesterheld había escrito:


“El héroe está trabajando cada vez más… ¿Qué le deparará el futuro? ¿Qué trampas le tenderá la mala suerte? ¿Qué sonrisas, qué caídas de ojos le hará la Fortuna? Si quiere saberlo, amigo lector, ¡No se pierda el próximo episodio!