Investigación Especial 24CON

Cómo opera la mafia del "delivery de huesos"

En los cementerios del Conurbano se pueden conseguir cuerpos con sólo ser estudiante de medicina. ¿Cuánto cuesta cada uno?.

 

La estudiante de radiología, Rocío Pérez, se dirigió al cementerio de Villegas con el objetivo de conseguir huesos humanos que le sirvieran para sus estudios. “Con el certificado de la universidad no te alcanza nena, tenes que ir a la Municipalidad para que un juez te autorice”, le informó un empleado administrativo. Frente a la negativa, optó por un camino más fácil. Habló con uno de los sepultureros y rápidamente logró lo que necesitaba. Pagó 150 pesos y en una semana el hombre tocó el timbre de su casa con una bolsa negra que contenía un cráneo y los huesos completos de brazo y pierna.

El “delivery de huesos” es muy común entre los estudiantes de medicina, que concurren a cementerios para comprarlos, aún cuando está prohibido. La ley 24.193, que regula el trasplante de órganos y el material anatómico humano, prohíbe por medio del artículo 27 toda contraprestación u otro beneficio por la dación de órganos o materiales anatómicos, en vida o para después de la muerte, y la intermediación con fines de lucro.

El precio de los productos varía según las necesidades del comprador y del vendedor. En el caso de los huesos, “un cráneo, huesos de pierna y brazo completos salen 250 pesos, y un esqueleto completo 350. Eso sí, son frescos, en otros lados te dan cualquier cosa que no te van a servir para estudiar”, asegura El pelado, el sepulturero de uno de los cementerios más grandes de Buenos Aires.

En algunos sitios, como el cementerio de Quilmes y Morón, la persona debe ir a retirar los huesos al lugar. La única condición es llevar el dinero estipulado con los “vendedores” y un vehículo para poder esconder el material comprado, puesto que la entrega se realiza en algún “recoveco”, lejos de la vista de todos. 

Antes, los cementerios les “donaban” los huesos a los estudiantes, quienes sólo tenían que presentar un certificado de la universidad; los llevaban a una habitación llena de restos óseos sueltos y allí “podíamos elegir los que quisiéramos, pero mucho no había, te llevabas cada hueso de una persona diferente y eso mucho no sirve”, expresa Lucila Sánchez, una estudiante de medicina que de esa manera consiguió el material que necesitaba en la necrópolis de Morón.

Por ese motivo, los estudiantes como Rocío optan por un camino más rápido y mejor para sus estudios, puesto que no pueden practicar con un esqueleto compuesto por huesos de diferentes personas y tamaños. Basta con dirigirse al cementerio más cercano y efectuar la compra, como si se tratase de alguna prenda de vestir o de un par de zapatos. 

Sin embargo, la venta ilegal de estos órganos es sólo una de las varias comercializaciones que se producen en torno al material humano dentro del Conurbano: la orina, el pelo, el semen y los óvulos también forman parte de esta lista "negra". Los tres últimos no poseen una mención normativa, lo cual permite que se lucre con ellos más fácilmente y sin recibir penalización alguna.

Los buscadores de estas “materias primas” suelen ser desde estudiantes, bancos de semen y óvulos, peluqueros que fabrican extensiones y cortinas de pelo natural, hasta laboratorios farmacéuticos.

Aunque la ley 24.193 reprima con penas que van de cuatro años de prisión a perpetua a quien compre o venda material humano, desde el ámbito legal el abogado Sebastián Rodríguez se pregunta: “¿A qué material humano se refiere? Porque la ley no enumera ninguno, más que los órganos”. En este sentido, la regulación se torna casi imposible.