Tinelli festejó año nuevo en Punta y se gastó 60 mil dólares en cohetes

El conductor y productor pasa las vacaciones junto a sus cuatro hijos y allegados.

Marcelo Tinelli, luego de vivir uno de los mejores años de su carrera, decidió descansar en su mansíon de Punta del Este. Lo acompañan sus cuatro hijos: Micaela (22), Candelaria (20), Francisco (12) y Juana (8), y de sus amigos más cercanos. Por eso, Marcelo (50) se instaló en su casa en la zona de la Boya Petrolera, camino a José Ignacio, ni bien terminó con el último programa de ShowMatch (que llegó a los 40 puntos de rating); y desde entonces se lo puede ver disfrutando como loco de toda su familia.


Esta es la casa que el conductor compró al ex financista Willy López, hace más de siete años, y que él mismo rebautizó con un nombre que invoca la conquista de América: Guanahani, por la primera isla en la que desembarcó Cristóbal Colón, en 1492.


Las que llegaron primero al Este para estar con su padre fueron Cande y Mica, las mayores. Después, Paula [Robles] fue la encargada de llevar a Francisquito y a Juana desde Buenos Aires hasta Punta, para que se sumaran al plan “vacaciones en familia”. Ese día, se los pudo ver a Marcelo y a Paula caminado juntos por la orilla, charlando animadamente, como una ex pareja muy civilizada y consciente de lo bien que les hace a sus hijos verlos llevarse de maravillas, más allá de la separación.


Cada vez que el sol del Este se lo permite, Marcelo baja con toda su “comitiva” a la playa ubicada justo debajo de su casa. La rutina diaria es la siguiente: primero se ven aparecer las reposeras de madera con colchonetas y al rato comienzan a llegar los habitantes de la casa.


Casi nunca lo hacen todos juntos: algunas veces las que primero tocan las arenas de Punta son las hijas mayores del conductor con sus amigas y sus respectivos novios (Micaela sale con Joaquín Rozas y Candelaria, con Nacho Lecouna, hijo de Raúl, el conocido productor).


Otras veces es el propio Marcelo el que se levanta más temprano y aprovecha la tranquilidad de la mañana para montarse en su cuatriciclo y salir a dar unas vueltas junto a Francisco y Juana, la menor de la prole Tinelli; y algunas otras son Hernán de Laurente, Federico Ribero y Andrea Bursten –amigos e invitados habituales del conductor todos los veranos– los que se disponen a tomar sol.


Cuando el día se presenta diáfano y sin ninguna nube en el horizonte, todos coinciden en el plan matinal y se los puede ver juntos disfrutando de la playa. Pasado el mediodía, suele llegar alguien para avisar que el almuerzo ya está listo, y es entonces cuando vuelven a subir. Algunos lo hacen en cuatri y otros en un jeep playero.


A la tarde, la escena vuelve a repetirse, aunque si el día está muy ventoso, prefieren quedarse en la gran piscina de la casa, estilo rancho californiano. Para recibir el Año Nuevo, el mayor conductor de la televisión organizó en su casa una gran fiesta –con todas las de la ley– para cincuenta personas.


Un par de días antes de la llegada de 2011, comenzó a verse más movimiento del habitual en las arenas de La Boyita. ¿El motivo? Varios empleados de la empresa de pirotecnia Júpiter se encargaron de montar un corralito con grandes cañones de fuegos y luces artificiales para despedir el año.


Justo cuando el reloj marcó la medianoche, el cielo y la playa se iluminaron con un impresionante despliegue pirotécnico que duró cerca de media hora y por el que Tinelli pagó la nada despreciable suma de 60 mil dólares. Grandes y chicos se quedaron impactados ante semejante espectáculo, que obviamente también pudo disfrutarse desde José Ignacio.


La lista de invitados para la cena de fin de año no incluyó a ninguna celebrity local: la idea era festejar con pura familia y amigos. Entre quienes estaban sentados a la mesa, se encontraba el relaciones públicas Leo Mateu, que esta temporada está al mando del Bar Jack Daniel’s de La Barra. Para la fiesta, Marcelo contrató un servicio de catering y los invitados podían elegir entre varias opciones de platos principales.


Uno de lo más pedidos fue el risotto con carne al horno. Después, todos pudieron disfrutar de una exquisita y larga mesa dulce. También hubo un DJ que los hizo bailar hasta las cinco de la mañana. Aunque está de vacaciones, Marcelo se levanta temprano, hace su rutina diaria de ejercicios y se pone al tanto de las novedades que llegan desde Buenos Aires para los proyectos 2011.


Otra de sus pasiones –que se agudiza durante sus días de relax en el Este– es el fútbol, y este verano no deja pasar más de dos días sin organizar algún partido con sus amigos en la cancha que tiene en su casa. Por lo general, antes del encuentro “de los grandes”, Marcelo también planea algún picado para los más chicos.


A diferencia del año pasado, cuando se lo solía ver casi todas las noches en la disco Tequila, Marcelo elige planes nocturnos más tranquilos. Prefiere salir a comer con amigos, aunque casi nunca lo hace en lugares públicos. Por ejemplo, la noche del 30 de diciembre salió a cenar, pero a la casa de un amigo, donde también estaban Valeria Mazza y Alejandro Gravier.


Comieron rico, tomaron algunas botellas de champagne francés Dom Pérignon, su preferido, y aunque tenían otros compromisos, decidieron cancelarlos y quedarse charlando hasta tarde. “Está muy tranquilo y relajado. Sin ganas de tanta exposición y muy abocado a sus hijos. Se divierten mucho juntos. Para Marcelo, la familia es su gran cable a tierra”, confió un allegado del conductor.


Fuente: hola.com.ar