Odio y tiros en la Triple Frontera del Conurbano
El triángulo caliente de Merlo, Morón y La Matanza ya enterró cuatro chicos y juran venganza. Conocé una zona de pibes chorros, códigos y balas para defender al barrio.
El polvo que se levanta de la calle de tierra flota en el aire y se funde con la cumbia villera que retumba desde las casas. Pibes en la esquina, algunos locales enrejados, madres y niños, y un grupo de personas que esperan al 242 en la parada.
De día, en la “Triple Frontera del Conurbano” la calma es tensa. De noche, ni siquiera “los remises de Castillo quieren entrar acá al Cortijo”, dice la chica que atiende una precaria quiniela escudada todo el día tras una hilera de barrotes de hierro en un azul mal pintado.
El local está, prácticamente, en el epicentro de la tormenta, a sólo metros de la rotonda Don Bosco, que corta la calle Merlo Gómez y hace de división limítrofe entre tres barrios que mantienen una disputa tan antagónica como legendaria. Se trata de El Cortijo, del lado de Libertad (Merlo); San Francisco, de Morón, y El Torero de Rafael Castillo (La Matanza).
Según dicen los vecinos a 24CON, “la triple frontera del Conurbano” es un terreno de riñas callejeras, “faso”, “merca”, tiros y pibes chorros enfrentados por “defender” con uñas y dientes su estandarte: El aguante del barrio. Estas batallas ya se cobraron la vida de al menos cuatro sujetos en dos años.
La pelea viene de antaño. Es histórica. Aunque hoy a la barra de “El Torero” “no se la ve mucho”, ya que los enfrentamientos más que nada se dan entre los barrios de Morón y Merlo.
La rotonda es, claro está, el punto neurálgico. Pero la “guerra” casi siempre se desata en otro campo de lucha: Las Vegas Megadisco, una bailanta del lado de Rafael Castillo ubicada sobre la Av. Carlos Casares. Por las madrugadas de viernes y sábados el lugar se convierte en un real campo de batalla entre las pandillas.En una de las feroces grescas que se produjo en la madrugada el 24 de abril de 2008, murió Carlos Nelson de la Cruz (21). La misma suerte corrió para Emmanuel Balbuena, el 31 de enero de 2009.
Pero sin dudas, en el barrio conocido como La Marconi, del lado de Castillo, sobrevuela la idea de dolor por el crimen de Germán Rodríguez. El adolescente fue asesinado el 25 de mayo de este año en uno de los cotidianos enfrentamientos con la villa San Antonio. Sus amigos, los pibes de su calle, juran venganza.
Las Vegas “es el detonante de la violencia”, asegura un hombre en el local de la quiniela, y afirma que “los pibes que hacen quilombos están siempre drogados, y se pelean por minas o por defender el barrio”. El caso emblemático resonó en los medios a mediados de julio cuando Josefina Medina logró que el Tribunal Oral en lo Criminal 6 de Morón condenara a 15 años de prisión al asesino de su hijo Carlos Nelson de la Cruz, muerto hace dos años.
En ese tiempo, la mujer de 48 años realizó una investigación paralela para dar con Emanuel Ávila (21). Ya lo tenía identificado, pero una noche decidió ingresar a Las Vegas disfrazada con una peluca, ya que tenía el dato que el joven solía concurrir a la bailanta los fines de semana. Por otra parte, el presunto autor del disparo, Rodrigo Fernández, quien también estaba prófugo, fue detenido el último 26 de junio y será juzgado en un próximo debate.
La campaña de cierre
Un grupo creado en la red social Facebook da cuenta del fenómeno que se origina en el boliche y ya desde el nombre propone: “Juntemos votos para que cierren de una vez Las Vegas Disco de Castillo”.
El sitio tiene más de 1800 adeptos y entre los comentarios, puntualmente uno paraliza: “Hoy es sábado quien caerá en las vegas… hoy o mañana en la madrugada quien el domingo llorara a un hijo a un hermano a un amigo espero que mañana no me toque llorar a nadie espero que esta noche este todo tranquilo y espero un día que ese lugar se cierre y espero que algún día no tener que conformarme con solo desear que no pase nada sino que ese maldito lugar ya no esté más”.
Don Gato y su pandilla
A “Caco”, menos conocido como Claudio Martínez, lo buscaban desde hacía dos semanas. Fue el 12 de noviembre el día menos pensado para que una patrulla de la Bonaerense se estacionara en su calle y allanara su casa. Es menor y cayó por homicidio. Además le encontraron una pistola calibre 22.
Este último revuelo en el barrio San Francisco incluyó otros seis operativos en la misma jornada, y en la volteada también la “ligó” un hombre de 45 años, dos jóvenes de 19 y una mujer de 33. Incautaron escopetas de fabricación casera tipo “tumberas” de calibres 16 y 20, y dos revólveres calibre 32 largo.
Todo apunta a que Caco fue el que mató a un pibe de 16 años el pasado 23 de octubre. Al respecto, un alto comisario de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Morón, señaló a 24CON que el hecho sucedió por la madrugada y que en realidad fueron dos los enfrentamientos. Uno del lado de Merlo y el otro de Morón.
Al parecer, esa noche una patota de unos 15 pibes pasaron cerca de las 5:30 por una casa donde había una fiesta. Allí Caco sacó el fierro sin chistar y disparó a mansalva contra la multitud. La balacera tuvo su efecto: Uno de los chicos que estaba dentro de la casa cayó en seco al suelo. Fue derivado de urgencia a la sala de primeros auxilios Sakamoto de Rafael Castillo. Tenía una herida de bala en la zona lumbar. Murió ahí en un cuarto, esperando la ambulancia que lo traslade.
Las familias
Las versiones en el Cortijo son de las más diversas. Desde un pequeño local de ayuda social afirman que detrás de las eternas peleas hay dos familias enfrentadas. Una vive frente a la rotonda Don Bosco (en una vivienda con las persianas rotas por piedras y balazos) y la otra casi al final de la calle Merlo Gómez, en una casa que debió agregar al muro de material unas maderas para cubrirse de las balas y los piedrazos. Los tiroteos son moneda corriente.
“Acá está todo bien, no pasa nada. Los que arman bondi son los de "Sanfra", andá a preguntar allá a ver qué te dicen”, dice a este medio un pibe mientras hace esquina con su primo y amigos. Todos, salen y entran a la casa de una de las familias en cuestión.
La zona se vuelve tierra de nadie ya que al ser limítrofe se complica el patrullaje por cuestiones de jurisdicción. Por ejemplo, la comisaria que corresponde al Cortijo es la de Libertad, que está a más de 20 cuadras y tiene dos patrulleros para cubrir todo el territorio.
La situación se vuelve candente. Si bien algunos vecinos afirman que "no se meten" con la gente del barrio, desde la sala de auxilio ubicada frente a la plaza, uno de los doctores explica que va y viene en bicicleta y suele regalar condones para que no le hagan nada. “Es como el pago”, dice, mientras señala con la mano las puertas de entrada. Es que tiempo atrás un grupo de vándalos intentó forzar las dos entradas para robar medicamentos. Agujerearon las chapas de la puerta y ahora los empleados cierran todo con cadenas.
El aguante en el Fotolog
"La Marconi manda" es uno de los numerosos fotolog que hace honor al barrio. De los otros bandos también circulan sitios de barras de El Cortijo, El Torero y San Francisco.
"Anochee me re preocupe porqe se taban cagand a tiros con los del san fraa yo queria ir a sacarte del quilombo pero me entraron a dentrooo un bajon yo tba pensAND SI te hbia pasado algoo, yo qee hago si te pasa algo me mueroo ii lo sabess yo ya te lo dje..." (SIC), le escribe una chica a su novio.
En otro portal que agredía a La Marconi, uno de los pibes de la barra promete venganza: "Ustedes manga de gatos les va a re ceber la concha de su madreee !! la marconi tene todo el aguantee ii nosomos niingunos tranzas la concha biien de tu madree ii por lo que le hicieron a german ya van a pagar pedazos de zoretesss no saben con quien se estan metiiiendo mercheritooos!!" (SIC).
Los posts lo dejan en claro: la guerra supera las fronteras y, por el momento, nadie piensa en rendirse.
01 de diciembre de 2010
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