Ex obeso quiere boicotear Cuestión de Peso porque "abusan de los gordos"

Es titular de la Asociación de Pacientes Bariátricos de Argentina y ex obeso. Afirma que "el programa juega con la gente y genera trastornos psicológicos difíciles de superar".

El ex obeso y titular de la Asociación de Pacientes Bariátricos de Argentina, Ricardo Tondo, tiró la primera piedra a pocos días del reestreno del programa Cuestión de Peso. Porque según dice, el show es una publicidad encubierta de Cormillot que “juega con los sentimientos de la gente en una competencia que marca desigualdades al querer vender su franquicia del Dieta Club”.

El tema es que, para Tondo, el “gordo” va esperanzado al programa y, al ponerse en juego su destreza y su capacidad para adelgazar (con la amenaza de dejar la competencia si no se logran estos objetivos semanales), se generan trastornos psicológicos que son “difíciles de superar”.

En este sentido, los premios y castigos que “manipulan la salud” para el también reconocido inspector de fraudes inmobiliarios, “son muy tortuosos y remontan a las penas religiosas de hace siglos”.

Su rechazo está encarnado en que “sean utilizados para ser expuestos en la TV para que sólo unos pocos accedan a un derecho legítimo: un tratamiento integral a la salud. Especialmente, repudiamos que sean usados para que se abrace al Congreso Nacional y luego sólo se llegue a conseguir una ley que no se regula y que sólo sirve de marketing para promover los servicios institucionales de quiénes la promueven”.
 
Su propuesta de boicot es directamente proporcional al cero rating: “Sólo hay que dejar de mirarlo; no ver el programa; no ver ningún programa satélite; hacer zapping y cambiar de programa cuándo se los entreviste en otros programas a los participantes; no comprar ningún producto que lo patrocine”. (SIC).

Ante el innegable éxito del show que condujo durante 2007 Andrea Politti y que ahora está encabezado por Claribel Medina (en ambos casos respaldados profesionalmente por Alberto Cormillot), Tondo propone "sacarse la careta" y que se emitan programas, “como sucede en algunos casos de Europa, donde son netamente publicitarios de una clínica, pero sin competencias entre las personas”. Para ello, exhorta que “hay que ser transparentes”, de esta forma es como estaría juntando firmas para crear una ley del sector donde rija una regulación de "todos estos realitys que distorsionan, justamente, la realidad".

En los antecedentes de su enfermedad, el hombre admite con orgullo que pudo acceder al tratamiento porque no le faltaba el dinero, pero “no todos pueden hacerlo”. Cuando se puso como objetivo adelgazar, perdió 70 kilos en cuatro meses. Con un claro equipo que lo respaldaba.

“Se necesita un cuerpo profesional para lograr el objetivo, cosa que la Ley no comprende al cien por ciento, porque sí obliga a las obras sociales realizar la operación bariátrica pero no abarca la totalidad de las necesidades ya que, luego de esto, hay que estar seguido por un equipo técnico, psiquiátrico y de grupos humanos de ayuda, además de que quedan colgajos (restos de grasa) que deben ser retirados en cirugías plásticas (cuenta que en su caso se realizó más de quince)”.

 

05 de noviembre de 2010