Castelar

El "Loco del Duna" ya habría atacado hace 13 años

En 1997 seis mujeres de entre 20 y 28 fueron victimas de su puntería. Uno de los hombres baleados ayer está en estado crítico.

El primero de los ataques ocurrió el lunes en la intersección de las calles Entre Ríos y Sucre, donde un hombre de 64 años recibió un disparo desde un vehículo blanco, aparentemente un Fiat Duna. Los tiros le perforaron un riñón y el pulmón. La víctima sigue internada en grave estado en terapia intensiva en el Hospital de Morón y su estado es muy delicado.

A los pocos minutos, y a tan solo 20 cuadras del episodio anterior, otro hombre fue herido de bala en el abdomen y la pierna derecha, en Santa María de Oro y Espronceda, Castelar. En este caso, los disparos también habrían salido de un auto Fiat Duna blanco y el hombre también está internado grave.

Además, hay un tercer caso similar que ocurrió en la misma zona aunque todavía no está confirmado que esté relacionado directamente a estos hechos.

Un Duna blanco aterroriza Morón, ya tres hombres cayeron bajo los disparos propiciados por desconocidos desde el vehículo en movimiento; a pesar de ser una noticia escalofriante e insólita, no es la primera vez que este auto ataca en zona oeste.


Hace 13 años un miedo generalizado, primero como un rumor de boca en boca y luego como una realidad tras algunas noticias, tomó por asalto las localidades de Castelar e Ituzaingó. Los parecidos con el caso del tirador serial que se paseó el lunes por Morón saltan a la vista.

Un Fiat Duna, de color blanco, con al menos dos individuos en su interior que sin mediar palabra y sin ninguna otra intención que el daño, disparaban contra algún transeúnte. En 1997 fueron por lo menos seis las victimas pero, a diferencia del caso actual, todas ellas eran mujeres.

La primera en recibir un disparo fue una chica de 22 años llamada Ana Lorena. Ocurrió el 12 de mayo, y desde entonces, cinco víctimas más describieron una metodología común: El “loco del Duna blanco”, tal como se lo conoció en los barrios, pasaba con el auto cerca del blanco elegido al azar y a poca velocidad. Esperaba a que se alejara unos metros y le disparaba por la espalda con una pistola o rifle calibre 22. Después escapaba rápidamente. La descripción testimonial de las victimas siempre era la misma: Un Duna de vidrios polarizados con un visible choque en uno de sus guardabarros.

Luego de balear en Ituzaingó a Ana Lorena, el francotirador atacó a Nélida Maidana (24), Silvia Ubaldini (28), María Primavera (22), María de las Mercedes San Martín (20) y a Nuria Huguet (23).María de las Mercedes, la anteúltima víctima de el francotirador, recibió el 15 de julio del 97 un disparo por la espalda y el proyectil terminó alojado en su axila derecha. En una crónica de la época, el diario Clarín publicó cómo fue la experiencia de la joven: “Ni siquiera me di cuenta de que me habían disparado. Sólo escuché dos ruidos: el de una explosión y el de las ruedas de un auto arrancando. Cuando llegué a la casa de una amiga, fui al baño a revisarme porque sentía un dolor terrible en la axila. Me desvestí y me encontré la herida. Después descubrí que tenía un agujero en la espalda del gamulán”.

Cuatro días después del ataque a Mercedes, el tirador volvió a disparar contra otra joven mujer, Nuria Huguet, su última víctima. Eran las 7.30 del sábado 19 de julio y Nuria esperaba el colectivo que la llevaría a su trabajo. Pero oyó un estallido y sintió un intenso dolor en el pie derecho. “Vi que un Duna con vidrios polarizados se escapaba y creí que me habían tirado un botellazo. Me agaché para buscar la botella y vi que tenía la zapatilla empapada en sangre” publicó el diario porteño hace 13 años. En una primera instancia, al encontrar un gran agujero que era el orificio de salida del proyectil se pensó en un arma de gran calibre, pero las pericias demostraron lo contrario. El disparo le afectó el talón de Aquiles por lo que Nuria debió soportar durante varios meses las muletas y las vendas.

Fueron varios meses de miedo. En las escuelas de la zona se les dio charlas a los alumnos y toda joven que estuviera en la franja etaria de las victimas era alertada. No se llegó a la paranoia, pero el temor ya se había instaurado.

Tras varios allanamientos la Policía Bonaerense logró dar con los tiradores en agosto del mismo año. El Loco del Duna no era uno, sino que eran dos hermanos con problemas psiquiátricos. Atrapados en su casa de Ciudad Evita, en el partido de La Matanza, contaron que habían sido abandonados por su madre cuando eran jóvenes y estaban al cuidado de un hermano mayor, sin embargo, esto no impedía que salieran a divertirse.

13 años después, un Duna vuelve a traer miedo al Conurbano. Durante todo el día de hoy personal de la policía bonaerense realizó alrededor de 50 allanamientos y detuvo a 15 personas. Se encontraron armas de distinto calibre, hasta se incautó un lanzacohetes, drogas de todo tipo y hasta se encontró un desarmadero ilegal de autos, pero hasta el momento no se logró dar con los autores de los disparos.

De los hombres atacados ayer, uno de ellos se encuentra internado en el hospital de Morón en estado grave. Alberto Ida, un plomero de 64 años que recibió dos impactos de bala, fue operado dos veces, le extirparon un riñón y se encuentra internado en terapia intensiva, con serio riesgo de vida.
 
2 de noviembre de 2010
Fuentes: Clarín y Agencias


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