Apareció el novio de Erica: "La fui a buscar a Misiones"
Lagostena estuvo diez días desaparecido. "Estaba angustiado y quería chequear datos", dijo.
Luego de diez días de ausencia voluntaria, ayer se presentó en la justicia el novio de Erica Soriano, la chica embazada que está desaparecida desde hace casi un mes. “Estaba angustiado, y quería chequear algunos datos por mi cuenta”, dijo el hombre en su declaración. Además, denunció que uno de los policías que busca a Erica lo había maltratado, y pidió ser tomado como querellante en la causa. Tanto en la Fiscalía Nº 7, que investiga la desaparición de Erica, como en la Fiscalía Nº 14, donde había una denuncia de su familia por averiguación de paradero, Lagostena declaró como testigo.
La familia de Erica se enteró de la aparición por televisión. Su hermano mayor, Luciano, decidió ir a los Tribunales de Lomas de Zamora ni bien vio la imagen del hombre de campera negra y camisa roja en la pantalla. Se encontró con él, mientras el hombre salía de una fiscalía y entraba a otra.
“¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?”, le preguntó el hermano de Erica. “Me fui a Misiones en un auto. Tenía el dato de que ella podía estar encerrada en dos prostíbulos, pero por el acento no me dejaron entrar”, respondió Lagostena.
Luciano le dijo que lo iba a esperar, que cuando termine con el último tramite judicial quería hablar con él. Espero en la entrada de Tribunales pero, al salir, el cuñado lo esquivó. “Por consejo de mi abogado, no voy a hablar con ustedes”, dijo antes de apurar el paso hacia la entrada, flanqueado por su defensor y esquivando los micrófonos de los pocos movileros apostados en el lugar.
“No puedo creer que haya tardado diez días para ir a dos prostíbulos”, dijo más tarde Verónica Soriano, la hermana de la chica desaparecida. Los familiares de Erica sospechan que Lagostena tiene algo que ver con la ausencia de la chica. La semana pasada, mientras todos la buscaban, él se fue con rumbo desconocido y dejó una carta a su padre. “No quiero ser el chivo expiatorio del caso”, escribió a modo de justificativo.
Días después, la justicia allanó una casa velatorios que funciona en un edificio de la familia Lagostena. Más tarde hicieron lo mismo en un campo de Saladillo, en un galpón y un lavadero de autos, todos del suegro de Erica. Por último, la policía encontró manchas de sangre en la casa de Lanús que compartía la pareja. “Están haciendo un análisis de ADN, los resultados estarán la semana que viene”, explicó la hermana.
Esta semana también comenzarán a realizarse búsquedas con dos georadares. La función de estos aparatos es detectar anomalías en el terreno, y por lo general se los utiliza para la búsqueda de restos óseos. La justicia, además, tiene que resolver si acepta a Lagostena como querellante. Por lo pronto, según trascendió, el policía al que señaló por presuntos apremios fue separado de la investigación.
Fuente: Tiempo Argentino
16 de septiembre de 2010
La familia de Erica se enteró de la aparición por televisión. Su hermano mayor, Luciano, decidió ir a los Tribunales de Lomas de Zamora ni bien vio la imagen del hombre de campera negra y camisa roja en la pantalla. Se encontró con él, mientras el hombre salía de una fiscalía y entraba a otra.
“¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo?”, le preguntó el hermano de Erica. “Me fui a Misiones en un auto. Tenía el dato de que ella podía estar encerrada en dos prostíbulos, pero por el acento no me dejaron entrar”, respondió Lagostena.
Luciano le dijo que lo iba a esperar, que cuando termine con el último tramite judicial quería hablar con él. Espero en la entrada de Tribunales pero, al salir, el cuñado lo esquivó. “Por consejo de mi abogado, no voy a hablar con ustedes”, dijo antes de apurar el paso hacia la entrada, flanqueado por su defensor y esquivando los micrófonos de los pocos movileros apostados en el lugar.
“No puedo creer que haya tardado diez días para ir a dos prostíbulos”, dijo más tarde Verónica Soriano, la hermana de la chica desaparecida. Los familiares de Erica sospechan que Lagostena tiene algo que ver con la ausencia de la chica. La semana pasada, mientras todos la buscaban, él se fue con rumbo desconocido y dejó una carta a su padre. “No quiero ser el chivo expiatorio del caso”, escribió a modo de justificativo.
Días después, la justicia allanó una casa velatorios que funciona en un edificio de la familia Lagostena. Más tarde hicieron lo mismo en un campo de Saladillo, en un galpón y un lavadero de autos, todos del suegro de Erica. Por último, la policía encontró manchas de sangre en la casa de Lanús que compartía la pareja. “Están haciendo un análisis de ADN, los resultados estarán la semana que viene”, explicó la hermana.
Esta semana también comenzarán a realizarse búsquedas con dos georadares. La función de estos aparatos es detectar anomalías en el terreno, y por lo general se los utiliza para la búsqueda de restos óseos. La justicia, además, tiene que resolver si acepta a Lagostena como querellante. Por lo pronto, según trascendió, el policía al que señaló por presuntos apremios fue separado de la investigación.
Fuente: Tiempo Argentino
16 de septiembre de 2010