Pondrían cerebros de cucarachas en los antibióticos
Investigadores de la Universidad de Nottingham, en Leicester, descubrieron potentes propiedades antibióticas en el cerebro de las cucarachas y langostas que podrían servir para combatir bacterias que afectan al ser humano.
En este sentido, el responsable del estudio, Simon Lee, explicó que su grupo identificó hasta nueve moléculas diferentes en los tejidos de los insectos que eran tóxicas para las bacterias.
Según publica el diario 20minutos.es, los investigadores descubrieron que los tejidos del cerebro y el sistema nervioso de los insectos podría eliminar a más del 90% del 'Staphylococcus aureus' resistente a la meticilina (SARM) y a la 'Escherichia coli', sin dañar a las células humanas. El estudio de las propiedades específicas de las moléculas antibacterianas se encuentra en la actualidad bajo estudio.
Además, el investigador señala que estos nuevos antibióticos podrían proporcionar alternativas a los fármacos actuales que pueden ser eficaces pero que tienen graves efectos secundarios.
"Los insectos a menudo viven en ambientes insalubres y faltos de higiene en los que se encuentran con muchos tipos diferentes de bacteria. Por ello es lógico que hayan desarrollado vías para protegerse contra estos microorganismos", explica Lee.
07 de septiembre de 2010
En este sentido, el responsable del estudio, Simon Lee, explicó que su grupo identificó hasta nueve moléculas diferentes en los tejidos de los insectos que eran tóxicas para las bacterias.
Según publica el diario 20minutos.es, los investigadores descubrieron que los tejidos del cerebro y el sistema nervioso de los insectos podría eliminar a más del 90% del 'Staphylococcus aureus' resistente a la meticilina (SARM) y a la 'Escherichia coli', sin dañar a las células humanas. El estudio de las propiedades específicas de las moléculas antibacterianas se encuentra en la actualidad bajo estudio.
Además, el investigador señala que estos nuevos antibióticos podrían proporcionar alternativas a los fármacos actuales que pueden ser eficaces pero que tienen graves efectos secundarios.
"Los insectos a menudo viven en ambientes insalubres y faltos de higiene en los que se encuentran con muchos tipos diferentes de bacteria. Por ello es lógico que hayan desarrollado vías para protegerse contra estos microorganismos", explica Lee.
07 de septiembre de 2010