Fue cura, se casó y ahora es exorcista luterano
Después de 30 años de servicio a Dios, se quedó en la calle por no renunciar al amor de una mujer. Hoy sigue su vocación de fe como párroco luterano.
En una austera casa de la calle Sudamérica, oportunamente ubicada en "Santos Lugares", funciona la parroquia del "Buen Pastor", del movimiento luterano en Argentina. Allí encontró refugio Gastón Dedyn, un cura al que la Iglesia católica apostólica romana le dio la espalda -debido al no cumplimiento del celibato- y lo dejó en la calle por enamorarse de una mujer.
"Pasá a la capilla que en un ratito viene el padre", le abrieron las puertas a 24CON. Al poco tiempo se presentó el padre Gastón junto a su mujer, al igual que el Obispo Manuel Acuña -máxima autoridad del lugar- acompañado por su esposa. "¿Viste que buen gusto que tiene el padre?", bromeó uno de los colaboradores, antes de que el hombre empiece a contar su historia.
Gastón Dedyn nació hace 60 años en San isidro, era estudiante de Veterinaria y llevaba dos años y medio de novio. Pero sintió el llamado de Dios y decidió renunciar a todo para seguir su vocación religiosa. Viajó a Paraná para iniciar una nueva vida y se ordenó como hombre de la iglesia en el oscuro año 1978.
Desde el '86 al 2005 dirigió una parroquia en la ciudad mendocina de San Rafael donde se desempeñó como párroco, rector del seminario, vicario general, administrador diocesano y cumplió con el celibato como un desafío que su iglesia le exigía. En los múltiples cargos sacerdotales, demostró compromiso y dedicación, según sus propios pares.
Hasta que en 2006 fue trasladado a la Parroquia Nuestra Señora de Lujan de Baradero en el norte de la Provincia de Buenos Aires. Allí conoció a Laura, una catequista del lugar, también creyente y entregada a Dios. En ese momento, la mujer estaba casada y con dos hijos, pero nada pudo frenar el amor que nació entre los dos.
"Apenas me sucedió, lo comunique a mis obispos y ellos no hicieron nada, pasó el tiempo y seguían igual” explicó Dedyn. "Sentí falta de valoración como persona humana, como sacerdote y falta de reconocimiento y contención por parte de mis superiores", agregó.
La decisión entre su vocación religiosa y el amor de una mujer que la vida le puso adelante por segunda vez se le hizo imposible. "Si tenés una herida andá y curate", jura que le dijeron desde su iglesia. "La herida me la está curando una mujer", contestó. Y se quedó en la calle, sin subsidios, cobertura o indemnización y sin poder seguir ejerciendo su vocación.
Incluso antes de irse tuvo que escuchar que le dijeran que los mismos demonios que combatió durante tantos años ahora lo habían llevado a caer en la tentación. "¿Como es posible que por querer a una mujer que lloró y sufrió por amor me vaya al infierno?", consideró.
Con ayuda de amigos y familiares, marchó Mendoza a vivir su amor en una pequeña finca que pudo conseguir. “Convivimos como un amor humano, que es un sacramento natural, es del orden de la creación y anterior a Cristo. El amor a una mujer es natural” explicó el sacerdote, quién asegura que el celibato "No fue puesto por Jesús, sino por los hombres".
Sin embargo su fe no se dejó callar tan fácilmente y no es sólo por su vocación de sacerdote sino por un don especial que le permite realizar exorcismos. El padre Dedyn era uno de los pocos exorcistas autorizados por el Vaticano para llevar adelante esos ritos de sanación.
Para él hay enfermedades que no responden a un cuadro clínico o psiquiátrico sino que están directamente relacionados a la presencia del demonio en el cuerpo de la persona. “Yo no soy el único, pero sí estoy autorizado, hay muchos exorcistas chiquitos que curan, pero ocultos. Yo no soy Rambo tampoco, es la experiencia la que me permite reconocer un demonio en un cuerpo ante cierta sintomatología” aclaró.
Ante estas cualidades personales y su propia aptitud religiosa no pudo sobrellevar una vida alejada de la curia, pero no podía regresar a la Iglesia católica romana, por lo que se decidió por la institución iniciada por Lutero. “Es la misma apostólica pero no respondiendo a Roma” explicó.
Gastón fue recibido con los brazos abiertos por el Obispo Manuel Acuña. “Ahora puedo formar una familia y además dar misa, y cumplir con todos mis deberes religiosos, comulgar, bendecir, dar misa. No podía seguir viviendo sin dios” finalizó orgulloso.
Hoy, el padre Gastón Dedyn asegura que lleva una vida completa. "Yo no podía vivir un amor a escondidas ni estar alejado de la fe", aseguró.
Este próximo domingo, se oficializará mediante una ceremonia religiosa la toma de posesión y el otorgamiento de la llave de la iglesia como párroco del lugar. Será pionero en el país en pasar de la fe católica apostólica romana a la católica apostólica luterana. Aunque confía en que con su ejemplo de que se puede amar a Dios y a una mujer, no será el único.
11 de marzo de 2010