Ad Vingerhoets
Los que se enferman con el ocio
Es profesor de Psicología de la Universidad de Tilburgo, en Holanda, especializado en emoción y descubrió un mal por el que se cae en cama en épocas festivas. Él mismo es víctima.
Por Juan Morris
Hace algunos años, Ad Vingerhoets se dio cuenta de que siempre, entre Navidad y Año Nuevo, caía enfermo. Profesor de Psicología de la Universidad de Tilburgo, en Holanda, especializado en emoción, estrés y calidad de vida, se miró a sí mismo científicamente y notó una constante. “Conversando con otras personas durante las fiestas, muchas veces escuché historias más o menos parecidas. Y eso me decidió a realizar un estudio más sistemático del fenómeno”, cuenta. Quienes desarrollaban resfríos, migrañas o lumbalgias durante su tiempo libre, como vacaciones y fines de semana, compartían con él algunas características: soportaban grandes cargas de trabajo, tenían un sentido de responsabilidad hiperdesarrollado, eran perfeccionistas y ambiciosos. Bautizó al descubrimiento como “leisure sickness”, enfermedad del ocio. Intercambió e-mails con Juan Morris, de Newsweek. Extractos:
- ¿Cuánta gente desarrolla esta “enfermedad”? ¿Cree que los porcentajes se mantienen en diferentes países?
- El estudio en Holanda reveló que entre el 2 y el 3 por ciento de la población se reconocía en la descripción de este fenómeno. Como esa muestra fue bastante representativa y además incluía a jóvenes y jubilados, imagino que dentro de la población activa debe ser un tanto mayor. No puedo probarlo, no hay información, pero estoy personalmente convencido de que el problema está muy extendido en determinados sectores culturales. Así que podría haber grandes diferencias entre países, pero también entre grandes ciudades y áreas rurales.
- ¿Son siempre “workaholics” (adictos al trabajo) los que sufren le enfermedad del ocio?
- Lo que vimos fue que la gente con una alta carga de trabajo y con un alto sentido de la responsabilidad son un gran grupo de riesgo, y reportan dificultades para relajarse.
- ¿Es una enfermedad psicosomática? ¿Tiene explicaciones médicas o psicológicas?
- Solemos adherir al modelo bio-psico-social, que quiere decir que la salud y la enfermedad son siempre el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, sociales y psicológicos. Las distinciones entre “psicosomático” o “psicogenético” y lo “orgánico” son inútiles y obsoletas. El estrés es el concepto central en esta forma de pensar. Por ejemplo, ¿un infarto de miocardio no es una enfermedad psicosomática? Si es el resultado de estar expuesto a estrés, a una vida poco sana y tal vez a una predisposición genética.
- ¿Cuáles son las principales causas?
- Tal vez las personas con estrés crónico pierden la flexibilidad para adaptarse a los cambios. Cuando alguien hace actividad física, su cuerpo producirá mucha adrenalina para adaptarse a las demandas ambientales. Y cuando se relaja, su cuerpo se adaptará a la nueva situación e inhibirá la producción de adrenalina. En cambio, expuesto a condiciones de estrés crónico, el cuerpo ya no muestra esta misma capacidad de adaptación. Y cuando la gente intenta relajarse o dormir, el cuerpo sigue produciendo adrenalina de forma innnecesaria. Esto quiere decir que el balance interno del cuerpo se distorsiona, afecta también al sistema inmunológico, y vuelve más vulnerables a las personas que lo sufren. Esto puede explicar porque se engripa o tiene fiebre en los primeros días de sus vacaciones.
- ¿Cómo debería lidiar con esta enfermedad alguien que la sufre? ¿Debería dejar de irse de vacaciones, tomarse descansos más breves?
- Lo que puede ser importante es primero darse cuenta de que sufren esa afección. Creo que una forma de abordarlo es ayudar al cuerpo a hacer la transición entre el trabajo y el descanso, sumado a algunos ejercicios físicos. Más concretamente: terminar la semana laboral el viernes a la noche no con unos tragos, sino con ejercicio físico (seguido, si quiere, de unos tragos). Otra recomendación, en un nivel psicológico, es tratar de tener un mejor balance en la vida. Concientizarse de que además del trabajo hay otras cosas divertidas e interesantes en la vida. Suele haber un aumento en la cantidad de trabajo en los días previos de largas vacaciones, que debería ser evitado. La gente más bien debería disminuir su cantidad de trabajo antes de su descanso anual.
- Después de acuñar el término, en 2002, ¿esperaba que los médicos e investigadores estudiaran más a fondo el tema?
- Esperaba más interes de la comunidad científica, pero hay un gran desequilibrio entre el interés popular de lo medios, de un lado, y el de la comunidad científica, del otro. Sin embargo, sigo pensando que es que es un fenómeno muy interesante que necesita llegar más lejos con los estudios y clarificarse. Soy consciente de que no es fácil conducir semejante estudio porque no está totalmente claro cómo definir la enfermedad con precisión, y otro problema es que no está aprobada oficialmente como tal. No es posible contactar a un médico especialista y pedirle ayuda para reclutar a un grupo de pacientes que estén sufriendo la misma enfermedad.
- ¿Cómo trabajó usted mismo con su propia “enfermedad del ocio”? ¿Probó sus sugerencias en usted mismo?
- Lo que creo que me ayudó fue tomar conciencia y tratar de convencerme de que este problema implicó que no fuera capaz de pasar más tiempo con mi familia. Así que me “preparé” psicológicamente. También empecé a hacer ejercicio físico los viernes después del trabajo. Y funcionó.
Hace algunos años, Ad Vingerhoets se dio cuenta de que siempre, entre Navidad y Año Nuevo, caía enfermo. Profesor de Psicología de la Universidad de Tilburgo, en Holanda, especializado en emoción, estrés y calidad de vida, se miró a sí mismo científicamente y notó una constante. “Conversando con otras personas durante las fiestas, muchas veces escuché historias más o menos parecidas. Y eso me decidió a realizar un estudio más sistemático del fenómeno”, cuenta. Quienes desarrollaban resfríos, migrañas o lumbalgias durante su tiempo libre, como vacaciones y fines de semana, compartían con él algunas características: soportaban grandes cargas de trabajo, tenían un sentido de responsabilidad hiperdesarrollado, eran perfeccionistas y ambiciosos. Bautizó al descubrimiento como “leisure sickness”, enfermedad del ocio. Intercambió e-mails con Juan Morris, de Newsweek. Extractos:
- ¿Cuánta gente desarrolla esta “enfermedad”? ¿Cree que los porcentajes se mantienen en diferentes países?
- El estudio en Holanda reveló que entre el 2 y el 3 por ciento de la población se reconocía en la descripción de este fenómeno. Como esa muestra fue bastante representativa y además incluía a jóvenes y jubilados, imagino que dentro de la población activa debe ser un tanto mayor. No puedo probarlo, no hay información, pero estoy personalmente convencido de que el problema está muy extendido en determinados sectores culturales. Así que podría haber grandes diferencias entre países, pero también entre grandes ciudades y áreas rurales.
- ¿Son siempre “workaholics” (adictos al trabajo) los que sufren le enfermedad del ocio?
- Lo que vimos fue que la gente con una alta carga de trabajo y con un alto sentido de la responsabilidad son un gran grupo de riesgo, y reportan dificultades para relajarse.
- ¿Es una enfermedad psicosomática? ¿Tiene explicaciones médicas o psicológicas?
- Solemos adherir al modelo bio-psico-social, que quiere decir que la salud y la enfermedad son siempre el resultado de una compleja interacción de factores biológicos, sociales y psicológicos. Las distinciones entre “psicosomático” o “psicogenético” y lo “orgánico” son inútiles y obsoletas. El estrés es el concepto central en esta forma de pensar. Por ejemplo, ¿un infarto de miocardio no es una enfermedad psicosomática? Si es el resultado de estar expuesto a estrés, a una vida poco sana y tal vez a una predisposición genética.
- ¿Cuáles son las principales causas?
- Tal vez las personas con estrés crónico pierden la flexibilidad para adaptarse a los cambios. Cuando alguien hace actividad física, su cuerpo producirá mucha adrenalina para adaptarse a las demandas ambientales. Y cuando se relaja, su cuerpo se adaptará a la nueva situación e inhibirá la producción de adrenalina. En cambio, expuesto a condiciones de estrés crónico, el cuerpo ya no muestra esta misma capacidad de adaptación. Y cuando la gente intenta relajarse o dormir, el cuerpo sigue produciendo adrenalina de forma innnecesaria. Esto quiere decir que el balance interno del cuerpo se distorsiona, afecta también al sistema inmunológico, y vuelve más vulnerables a las personas que lo sufren. Esto puede explicar porque se engripa o tiene fiebre en los primeros días de sus vacaciones.
- ¿Cómo debería lidiar con esta enfermedad alguien que la sufre? ¿Debería dejar de irse de vacaciones, tomarse descansos más breves?
- Lo que puede ser importante es primero darse cuenta de que sufren esa afección. Creo que una forma de abordarlo es ayudar al cuerpo a hacer la transición entre el trabajo y el descanso, sumado a algunos ejercicios físicos. Más concretamente: terminar la semana laboral el viernes a la noche no con unos tragos, sino con ejercicio físico (seguido, si quiere, de unos tragos). Otra recomendación, en un nivel psicológico, es tratar de tener un mejor balance en la vida. Concientizarse de que además del trabajo hay otras cosas divertidas e interesantes en la vida. Suele haber un aumento en la cantidad de trabajo en los días previos de largas vacaciones, que debería ser evitado. La gente más bien debería disminuir su cantidad de trabajo antes de su descanso anual.
- Después de acuñar el término, en 2002, ¿esperaba que los médicos e investigadores estudiaran más a fondo el tema?
- Esperaba más interes de la comunidad científica, pero hay un gran desequilibrio entre el interés popular de lo medios, de un lado, y el de la comunidad científica, del otro. Sin embargo, sigo pensando que es que es un fenómeno muy interesante que necesita llegar más lejos con los estudios y clarificarse. Soy consciente de que no es fácil conducir semejante estudio porque no está totalmente claro cómo definir la enfermedad con precisión, y otro problema es que no está aprobada oficialmente como tal. No es posible contactar a un médico especialista y pedirle ayuda para reclutar a un grupo de pacientes que estén sufriendo la misma enfermedad.
- ¿Cómo trabajó usted mismo con su propia “enfermedad del ocio”? ¿Probó sus sugerencias en usted mismo?
- Lo que creo que me ayudó fue tomar conciencia y tratar de convencerme de que este problema implicó que no fuera capaz de pasar más tiempo con mi familia. Así que me “preparé” psicológicamente. También empecé a hacer ejercicio físico los viernes después del trabajo. Y funcionó.