7 Días

Por Lara Bernasconi, en Egipto, no pagaron ni un camello

En plenas vacaciones, la modelo hace un balance del año que pasó. El impacto afectivo y económico de la muerte de su padre y su viaje a Dubai: “No me gustó que las mujeres estaban todas tapadas”. Las ganas de ser madre en 2010.

Por Mauro Fulco
Fotos: Sebastián Granata
(Enviados especiales)

Tiempo de balances. La llegada de cada fin de año es un momento ideal para repasar lo sucedido y programar el porvenir. En el caso de la modelo Lara Bernasconi, 2009 tuvo un sabor amargo. Por un lado, sufrió una de las pérdidas más dolorosas y significativas que puede tener un ser humano: falleció su padre. “Fue muy duro para toda la familia, pero reafirmó que somos muy fuertes. A mí me golpeó fuerte, pero también me ayudó para saber que tengo que estar mejor que nunca”.

El golpe no sólo demolió la estructura básica familiar, también socavó su economía. “Cuando ideé mi marca de zapatos fue para que trabajáramos con mi mamá y mi papá; ahora tenemos que reponernos y seguir adelante, de hecho ya tengo pensada la colección para el año que viene”. El relato no está empañado por la tristeza, sino más bien teñido de aprendizaje. “Durante el año que duró la enfermedad de mi papá decidí cerrar el negocio, porque era un proyecto compartido, y no estaba en condiciones de continuar sin él”.

Pero como la charla genera momento de repaso anual, también hay lugar para recuerdos lindos. Es que Lara viajó a Dubai a ver el Mundial de Clubes junto a su novio, fanático de Estudiantes de La Plata; vibró (y sufrió) los partidos desde allá. “Me impresionó Abu Dhabi, la ciudad. Es parecido a Nueva York pero con unas playas espléndidas. Lo único que no me gustó mucho fue que las mujeres estaban todas tapadas. Tienen leyes muy rígidas en todo sentido como, por ejemplo, no vender alcohol”. Además, conoció Egipto, donde asegura que nadie la quiso comprar. “No ofrecieron ni siquiera un camello”, bromea.

La modelo tucumana llegó a Punta del Este horas después del año nuevo, pero la llegada de las doce acarreó una sorpresa. Lara se intoxicó con la comida de las fiestas y pasó el fin de semana internada y con suero. Erupción en la piel fue el primer síntoma, agravado cuando comenzaron los calambres, voz de alarma definitiva. “No puedo comer nada, y tampoco tomar sol”, informa.
Dispuesta a cambiar la energía, y ya recuperada del inconveniente, Bernas-coni conduce un programa de tele sobre turismo, en el cual desempeña un rol alternativo al de las pasarelas, la conducción, un trabajo que aspira a mantener más allá del tiempo. “Siempre me propongo lo que quiero –asegura-. Así me pasó con los zapatos, es cuestión de determinación”.

-¿Siempre tuvo alma de empresaria?

-Lo supe siempre. No es nuevo. En mi cabeza ya tenía la idea de desarrollar algo vinculado al mundo del diseño, y además de manejarlo yo.

Planes 2010. El año que comienza no es uno más. La rubia, de 31 años, tomó una decisión que sin dudas cambiará su vida. Nada tiene que ver este nuevo emprendimiento con una fábrica, una pasarela, un libro contable o intoxicaciones navideñas. Esto es mucho más profundo, más trascendental. “Con mi novio tenemos pensado tener un bebé. Sentimos que es el momento. Encontré al hombre con quien quiero hacerlo y ya no nos estamos cuidando”, asevera entusiasmada. Cuando relata parte de su plan para este año, a Lara le brilla la mirada. Por lo bajo murmura como si estuviera revelando un secreto: “Ya estoy en edad de ser mamá”.

-Momento. Lo dice como si fuera vieja.

-No, no soy vieja, no me considero de esa manera, pero sí es cierto que el cuerpo tiene ciertas necesidades. Además, ser mamá me realizaría como mujer, sin dudas.

-Ya que hizo referencia al paso del tiempo. ¿Cómo se refleja en su profesión?

-A esta altura hay desfiles que no hago, o hay eventos a los que no concurro. O sea, tengo una independencia mayor.

-¿Sabe qué va a hacer cuando se retire?

-Mi idea es dedicarme a conducir. Me gusta mucho, creo que lo hago bien, y como es un programa de turismo además puedo conocer mi país. De todos modos, mi papá siempre me decía que antes de viajar al exterior primero conociera mi país. Pude hacerlo, y también vivir afuera.

-¿Es de las típicas personas que vivió en el exterior y todo lo argentino le parece grasa o malo?

-No. Cuando me fui sí, era de esas personas. Después, el tiempo fue ubicando cada cosa en su lugar y me enseñó a valorar mi casa, mi gente y mis cosas.