Silicona "trucha": se consigue en farmacias y provoca la muerte
La compulsión por el cambio estético lleva, en algunos casos, al riesgoso procedimiento de aplicarse PMMA trucho. El negocio ilegal que desnudo la muerte de Solange Magnano.
En una precaria vivienda de una villa del Conurbano, una travesti “X”, se inyecta silicona en las lolas. Una amiga, que se atendió con el curandero del barrio, le había explicado cómo hacerlo y el procedimiento resultaba bastante sencillo, no era necesario contratar al fulano. Podía hacerlo ella misma. El filo de la jeringa sin esterilizar atraviesa la piel y el aceitoso líquido resbala por el acero penetrando en sus tejidos. No tiene dinero, pero, cueste lo que cueste, desea que su cuerpo se asemeje a la fisonomía femenina.
No muy lejos de allí, en un lujoso consultorio de un barrio acomodado de la Ciudad de Buenos Aires, una adinerada dama confía su cuerpo a un pulcro médico. La señora se queja de sus arrugas y quiere labios más sensuales. El doctor le ofrece una técnica novedosa y barata: PMMA, es decir, polimetilmetracrilato y, de paso, le sugiere aumentarse el mentón. Para ello, deberá desembolsar alrededor de 5 mil pesos, una suma muy inferior a los 10 mil dólares que pide otro profesional. Acepta.
Antes de aplicarlo, el médico le muestra un frasco con las siglas PMMA para la tranquilidad de la paciente. Lo que no menciona es que el bajo presupuesto se debe a que la sustancia que introducirá en su organismo está adulterada con dimetilpolisiloxano (silicona para uso médico) y algo de lidocaína (anestesia). Conseguirlo no es nada difícil: lo venden en Internet y en algunas farmacias.
Meses más tarde, la travesti se presentará en un hospital público con las mamas infectadas y la señora buscará desesperada alguien que le repare el rostro deformado. Tuvieron suerte, ambas pudieron haber muerto, tal como le habría sucedido a la modelo Solange Magnano.
Metacrilato trucho
“El único producto aprobado por la ANMAT es el “Meta Crill”. La ANMAT autoriza el producto entero, ya embasado (en ampollas aplicables). El producto puede ser comercializado porque está probado, en cambio, la sustancia suelta en bidones como el PMMA trucho, no. Esto quiere decir que no se conocen estudios sobre las reacciones que puede provocar”, explicó a 24CON la Dra. Adriana Ponti, Profesora Universitaria en Medicina Cirujana Cosmética.
A su vez, agregó que, si bien puede utilizarse en labios, labios, nariz y pómulos, entre otros sitios, el metacrilato “se aplica sobre la grasa y no está aconsejado utilizarlo en grandes volúmenes, en cambio, inyectar silicona líquida está totalmente prohíbo”.
Por su lado, la doctora Karina Ravera, especialista en diagnóstico por imágenes, indicó que “el polimetilmetacrilato utilizado como corresponde no puede causar la muerte, la silicona sí puede causarla y en glúteos puede embolizar por vía vascular y causar la muerte por embolia pulmonar. Esto también puede ocurrir cuando se aplica en pantorrilas. El metacrilato no migra a vasos ni a tejidos, en cambio la silicona sí debido a su tamaño y a su consistencia”.
¿Cómo saber si el paciente tiene silicona en el cuerpo? “El metracrilato es radiolúcido, la silicona no. Entonces, para detectarlo lo mejor es una radiografía”, señaló Ravera.
De esta manera, ambas profesionales pudieron constatar que algunas de sus pacientes habían sido inyectadas con siliconas. “Esto no sucede sólo a las travestis y a las chicas de bajos recursos, también se está aplicando silicona líquida a personas que pagan tratamientos caros”.
Pero no tan caros como deberían: mientras que un botellón de medio litro de PMMA adulterado con silicona cuesta 500 dólares, la misma cantidad de metacrilato autorizado sale 7800 dólares, una diferencia abismal que muchos prefieren no pagar. “Cuando llegan con el rostro deformado, hay que decirles la verdad: que el daño sólo es reparable con cirugía y, como la silicona migra, siempre va a quedar algo en el organismo”.
Según pudo averiguar 24CON, los pacientes que son inyectados con PMMA adulterado son engañados por médicos inescrupulosos que eligen obtener una diferencia mayor al comprar el metacrilato trucho, puesto que es más difícil hallar pacientes que cuenten con la solvencia económica para el tratamiento adecuado. “Te dicen que te aplican algo y en realidad, te meten cualquier cosa”, advirtió Ponti.
Incluso, la Dra. Mónica Portnoy, bajo la mira de la Justicia por la muerte de Solange, habría comprado el espeso líquido en una farmacia de la Ciudad de Buenos Aires, tal como lo hacen o hacían otros médicos esteticistas porteños.
El frasco es de un color marrón opaco y lleva la inscripción PMMA, debajo, aclara que contiene polimetilsiloxano (aceite de silicona) y lidocaína. También es comercializado por “Portaluppi Italia”, una “tienda online” que se presenta en la Red como una "empresa global enfocada a desarrollar y a comercializar productos biotecnológicos para regenerar y mejorar la piel y tejidos" y vinculada a “Dr. Glúteos”, un “centro especializado en aumento, diseño, modelado, levantamiento y tonificación de glúteos” que muestra en Youtube sus procedimientos.
Cómo habría muerto Solange
Cuando Solange fue internada de urgencia, la Dra. Mónica Portnoy mostró el producto autorizado por la ANMAT a los médicos del hospital Fernández. La modelo cordobesa agonizaba, sin embargo, la médica aseguró que el metacrilato autorizado era la sustancia que le había aplicado en los glúteos, quizás previendo las represalias porque, en realidad, le habría inyectado el PMMA trucho a la modelo cordobesa.
Fuentes autorizadas indicaron a 24CON que la autopsia determinó que Portnoy habría introducido 200 cm3 de silicona por vía intravenosa a Solange, una acción altamente letal. De consistencia aceitosa, la silicona provocó que más de 70 trombos (coágulos de sangre) se dirijan sin control hacia el pulmón.
Los peritos sustrajeron del cuerpo de Solange una “sustancia oleosa” y, aunque no está confirmado, es muy probable que se trate, efectivamente, de silicona líquida. Es más, si la doctora hubiera aplicado el producto en una arteria y no en una vena, el caso de la modelo no habría tenido un desenlace fatal.
Por otro lado, el hecho de que Magnano haya pagado 12 mil pesos a Portnoy por la intervención habla por sí mismo: si, efectivamente, le hubiera aplicado metacrilato, la médica debería haber recibido, al menos, 10 mil dólares, por el altísimo valor del PMMA real.