Los Pomar tienen en vilo al país

Desaparecieron. Nadie sabe dónde están. De repente, se los tragó la tierra. Hay pocas pistas, sólo un par de imágenes que se pierden en la ruta, algunos mensajes de texto y un destino incierto al que nunca llegaron.

Ya pasaron 16 días de aquel sábado y nada. Nada como dicen los pibes, pero “nada” en su misma esencia del término: Los Pomar no aparecen. El caso cautivó a los argentinos. Es cuestión nacional. Luis Fernando, María Gabriela, y sobre todo las pequeñas Candelaria y Pilar se colaron en la mesa de la mayoría de las familias del país.

Todos opinan, suponen, piensan, se angustian. Y hasta muchos se adjudican haberlos visto en cualquier zona, en las más remotas, en aquellas que son rastrilladas por la policía y que terminan nuevamente en la nada. A esta altura, hay más de 100 llamadas al 911. ¿Solidaridad social? Tal vez. Lo cierto es que la fiscalía mete las narices, investiga, mueve a las fuerzas de seguridad, y vuelve a quedarse con la noche de las imágenes y los mensajes. “Se hace todo lo posible”, dicen los investigadores casi resignados.

Al mismo tiempo hay otra sensación, la de los medios. La de aquellos que manejan cierta información filtrada y que ahora, con mayor riesgo, suponen, piensan y opinan como cualquier hijo de bueno vecino. La bola se hace grande, la semi-ficcionalizan y se retroalimenta. Llega a las mesas de las familias y todos hablan. Mientras, otra vez aparece la nada.

Pero eso no es todo. El círculo periodístico sabe que la fiscal que investiga el caso, Carina Pollice, sabe más de lo que cuenta. Porque además, cuenta poco. Es prudente. No deja colar demasiada información y no quiere que nadie le arrebate su estrategia. Los quiere vivos. No duerme, piensa y hace. Nadie quisiera estar en sus zapatos. Pensar nomás que si no los encuentra, las caras de los Pomar quedarán por siempre en su memoria, en su consciente.

El ministro de Seguridad Carlos Stornelli dijo estar al tanto de nuevas pruebas, tal vez, para traer calma a la ansiedad de los productores televisivos, redactores gráficos y locutores radiales. O tal vez para generar más intrigas. En la causa “no se descarta ninguna hipótesis”. Ahora todos miramos con malos ojos al padre de la familia. ¿Qué esconde? ¿Qué tenía entre manos? La investigación avanza, lenta, pero avanza. La pregunta es lógica: vivos o muertos ¿Por qué no aparecen? Mientras, vuelve la nada.

 

30 de noviembre de 2009