Exclusivo: El padre de Rubén dice que vio a su hijo escapar de la policía

Está “fusilado” de cansancio. Y se le nota. Rubén Carballo dejó la camisa celeste que lo identificaba como chofer de la línea 132 y ahora sólo maneja para ir y venir del Hospital Centro Gallego donde su hijo mayor de 17 años está internado en coma tras el recital de Viejas Locas. A Rubén, la vida le dio un bofetazo. Puso en stand by su sostén laboral y se convirtió en un detective furtivo. Lleva diez días a la caza de cualquier pista que le confirme su hipótesis: “A mi hijo lo cagó a palos la policía y voy a ratificarlo como sea”, sostiene.

- El video de Crónica donde viste a tu hijo escapando de la policía, ¿podría confirmar que fue víctima de la represión?
- Sí, y es lo que fue. Él, como tantos otros chicos, fue terriblemente reprimido. Las secuelas que tiene en el cuerpo lo dicen todo. Además, es imposible que haya llegado por su cuenta al lugar donde fue encontrado. Si observás bien, en el minuto 01:09 aparece al lado de un árbol con remera blanca.

Versiones, testigos, huellas y hasta el saco que usa le dan la apariencia que tuvo que calzarse de investigador. El chico, del mismo nombre pero llamado de cariño “rubencito”, apareció tirado en una cancha de fútbol 5 propiedad del Club del Personal de Dirección del Ferrocarril Sarmiento ubicado justo detrás del estadio de Vélez. Estaba en coma, muy pálido y al borde de la muerte. Le dijeron al padre que “se cayó de un muro cuando intentaba colarse para ver el recital”.

-Casi lo mato al primero que me dijo eso- rezonga.

Desde el vamos, no se creyó nada de lo que conjeturaban. Revisó mil veces la fractura de cráneo expuesta, los balazos de goma y los “tombazos” que aparecieron tatuados en el cuerpo de su hijo; desmembró, con ayuda de toda la familia y de amigos, todos los videos que aparecieron en Internet y en la televisión hasta que pudo encontrar al pibe corriendo. "Estaba deseperado y se lo ve muy aterrado por el salvajismo de la policía", comenta.

- Después de la intervención de Asuntos Internos, ¿siguen pensando igual los policías sobre la teoría que deslizaron en primera instancia?
- Están cambiando de punto de vista. Lo que pasa es que oficialmente no pueden decir nada porque hay una causa de por medio. Aarte, su hipótesis compromete a otros oficiales y hasta sin querer. Por ejemplo a los que estaban cuidando en la puerta del club ferroviario. Ellos tuvieron que haber visto algo si es que Rubén estuvo allí. Si dicen que se tiró de la autopista, entonces el policía que estaba cortando la bajada tuvo que haberlo visto.

- Públicamente se dijo que tu hijo tenía sólo dos golpes en el cuerpo, la fractura de cráneo y un hematoma en el hombro, ¿podés confirmar esto?
- Dijeron eso porque los otros golpes no les parecieron riesgosos, pero la verdad es que tenía muchas marcas de balas de goma, palazos en el pecho y un botinazo en la pierna que todavía no se le cura. Lo que se dijo fue porque los médicos, públicamente, quisieron destacar la gravedad de las heridas. Mi hermana es policía de la bonaerense y cuando lo vio confirmó que los golpes que tenía en el brazo eran “tombazos”.

“Y pensar que sólo le faltaban diez metros para entrar”, solloza Emmanuel, el hermano menor de Rubén. El joven bailaba en la murga los Matamufas de San Justo y tenía fama de “buen pibe”. “Siempre resguardaba a sus compañeros cuando salían”, señala el padre. Los otros cinco amigos que estuvieron con rubencito esa noche lo perdieron de vista entre el gas lacrimógeno y la presión del camión hidrante. Algunos pudieron zafar cuando entraron al barrio John F. Kennedy, que está ubicado al costado del club. Igualmente todos ligaron, al menos, “una trompada”, dicen.

- ¿Cómo te enteraste de que Rubén estaba internado?
- Me avisó la madre. Después fui a verlo y a hacer la denuncia. El que me la tomó (la denuncia) me dijo que estuvo a cargo del operativo de aquella noche. Fue el mismo que me dijo la teoría del muro. Imaginate, qué más me puede decir si se están cubriendo.
De entrada le dije que su versión de los hechos no tenía gollete.

- ¿Cómo crees que pergeñaron una hipótesis tan rápido?
- Supuestamente porque fue al lugar donde lo encuentra y no hay nada más que rastros de una presunta caída. Yo, sin conocer el lugar, lo descarté totalmente por las secuelas que tenía en el cuerpo. Cuando le negué esa posibilidad me preguntó “¿cómo llegó entonces hasta ahí” y le dije, lo llevaron y lo dejaron tirado. Esas fueron mis primeras palabras del día domingo a las ocho de la noche.

 -Dicen que la fe es lo último que se pierde, ¿Cómo está tu fe?
Con mucha fuerza y firme. Rubén sigue luchando a la par de los médicos. En el estado en que llegó, nadie daba nada por él. Pero ya hace diez días que se sostiene y eso es bueno. Y aunque no evolucionó, creo que va a salir adelante.

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