Mercado Central, 25 años de luces y sombras

El mayor distribuidor de alimentos de Argentina esconde historias de prostitución, drogas y explotación. Hoy cumple años.

El Mercado Central de Buenos Aires es uno de los principales centros de distribución de alimentos del país, abastece a casi once millones de personas, se emplaza en La Matanza y en su predio ocurre uno de los flagelos más preocupantes de la sociedad: cientos de personas cirujean a diario y hasta chicos llegan a prostituirse a cambio de comida.

Hoy cumple su vigésimo quinto aniversario y lo festeja durante el miércoles y jueves con una exposición que reúne a las principales empresas que funcionan en el lugar. Cerca del mediodía realizarán un corte de cintas en una carpa preparada especialmente para la ocasión y esperan la visita del gobernador de la Provincia, Daniel Scioli, aunque aún no está confirmada.

Los festejos, desde su inauguración en 1984 por el entonces presidente Raúl Alfonsín, se llevan adelante en un momento de la historia del Mercado Central para nada bueno, ya que a raíz de un informe que 24CON publicó a fines del año pasado, el fenómeno de la prostitución infantil se hizo eco en los medios nacionales.

Como consecuencia, la ONG TRA.SOS que realizaba tareas de contención social con los chicos se desvinculó de la institución, y hasta la gestión de la Corporación tripartita distribuida entre Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires que administra el M.C. estuvo a punto de estar en el centro del debate en la Legislatura, ya que en a mediados de año la diputada Cecilia Moreau presentó un pedido de informe para que se de a conocer cuál es la situación de los menores.

“No hay nadie trabajando con esto. Creo que es un tema muy oscuro y hay mucho silencio”, había expresado la funcionaria a 24CON. El pedido quedó cajoneado y sin respuesta hasta el momento.

El panorama que se vive en el Mercado Central es el reflejo de la indigencia y la marginalidad. Ya que es casi incalculable la cantidad de personas que “bagayean”, es decir, que van en busca de la comida que desechan los más de 300 camiones que ingresan a diario. Sumado a que el minucioso informe que realizó la ONG en 2008 dio cuenta de las situaciones a la que están expuestos los menores: Cambiar sexo por comida o por dinero. La mayoría de los consumidores eran los mismos choferes y los changarines, aquellos carreros que transportan los alimentos de las naves –puestos- a los camiones.

 

18 de noviembre de 2009

 

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