¿Cuáles son los mitos más truchos que dejó la historia?
Enterate qué saberes populares sobre Calígula, Galileo, Julio César, Napoleón y muchos otros son un completo fraude.
Napoleón no era enano, Einstein sacó siempre notas brillantes en matemáticas, Colón no descubrió que la Tierra era redonda, Julio César no nació por cesárea, Van Gogh conservó sus dos orejas hasta la muerte y Hernán Cortés quemó muchas cosas en la conquista de México, pero nunca sus propios barcos. Éstos y otros datos de la historia universal están siendo confirmados por historiadores de la actualidad, que refutan a los “chismes” difundidos por libros y maestros durante generaciones.
Raramente veremos que los mitos circulantes sean negados en alguna publicación seria, pero están anclados con fuerza en el imaginario popular y fueron transmitidos como auténticas leyendas urbanas. En parte, se trataba de dar a estos personajes, de fama mundial, características que los mostraran más humanos y con falencias.
Pero los seis líderes mencionados no son los únicos. La historia está plagada de mitos que no se sostienen por ninguna evidencia, y en muchos casos, son positivamente falsos, según el diario español ABC.es.
Algunas historias fueron popularizadas por Hollywood, aunque tuviesen un origen anterior. Por ejemplo, no hay ninguna prueba de que los guerreros vikingos llevasen cascos con cuernos. Sí las hay de que los sacerdotes los utilizaban en ceremonias rituales, pero nunca en la batalla.
El artista sueco Gustav Malmström fue el primero en representarlos de esa forma, a partir de 1820, y desde entonces, cualquier vikingo que se precie ha de llevar cuernos en la cabeza.
Un caso similar es el de los famosos pulgares del circo romano. A diferencia de lo que se cree, el gesto con el pulgar hacia abajo quería decir, de hecho, perdonar la vida al gladiador vencido. En cambio, cuando el público quería que se le rematase, el emperador colocaba el dedo en posición horizontal. La película Gladiador es una de las tantas que muestra este rito de manera incorrecta.
De caballos y jabones
Un clásico: ¿Qué emperador romano nombró cónsul a su caballo? Ninguno. No hay prueba alguna de que Calígula hiciera tal cosa. Lo máximo, una leyenda urbana de la época que llegó hasta nuestros días.
“El historiador romano Suetonio dice que Calígula quería mucho a un caballo que corría en el circo, que se llamaba Incitatus. Pero sólo comenta que ‘le destinaba el consulado’, no que le nombrase cónsul. Sobre esto no hay ninguna información que pueda ser confirmada en otros autores”, afirmó Pilar Fernández Uriel, experta en historia antigua.
Otros saberes populares, por desgracia, son mucho menos simpáticos. Existe la creencia de que los nazis fabricaban jabón a escala industrial con los cadáveres de los judíos asesinados en las cámaras de gas. Falso también: se sabe que los nazis produjeron jabón con grasa humana con fines experimentales, pero no fue ni una práctica generalizada, ni común.
“Era un rumor cruel en los campos”, explicó Aaron Breitbart del Centro Simon Wiesenthal, “pero ningún investigador del Holocausto lo sostiene”. Michael Berembaum, rabino y especialista en el Holocausto va aún más lejos: “No tenemos ninguna evidencia de que los nazis fabricasen jabón con los cadáveres de los campos de exterminio”. El mito, según los expertos, se consolidó después de que apareciese en el documental “Noche y niebla” de Alain Resnais.
Palabras cruzadas
Algunas de las citas más famosas de la historia son también apócrifas. El general Custer jamás pronunció la frase “El único indio bueno es el indio muerto”, aunque a la luz de su comportamiento en las Guerras Indias probablemente lo pensase. La cita es atribuida por los historiadores a otro general de la misma guerra, Philip H. Sheridan, y además el congresista republicano James Michael Cavanaugh expresó una idea muy similar poco antes.
No hay tampoco ninguna evidencia que sostenga que Maria Antonieta dijese realmente “si no tienen pan, que coman pasteles”. La frase aparece por primera vez en las Confesiones de Jean Jacques Rousseau, escritas en 1769, refiriéndose a una joven princesa de la corte parisina.
Maria Antonieta llegó a Versalles en 1770, por lo que es imposible que esas palabras hayan saliese de su boca. Aún así, los revolucionarios franceses propagaron la leyenda como cierta: Nada como una buena frase falsa para atacar al enemigo.
O para canonizar a un santo laico. La primera referencia escrita a la cita "Y sin embargo se mueve" es 124 años posterior a que supuestamente ocurriese. Con casi total seguridad, Galileo no susurró estas palabras en referencia a la Tierra, después de verse obligado a negar sus teorías de astronomía frente a un tribunal de la Inquisición.
En cuanto a otro mito menos conocido sobre él, tampoco hay pruebas de que Galileo realmente lanzase una bola de hierro y otra de madera desde lo alto de la torre de Pisa para demostrar a los escépticos que caían a la misma velocidad.
Fuente: Télam