Cathy está en paz, sin Guerra y con Ova

Fullop se mostró con su marido y desmintió el rumor de romance con Maximiliano Guerra.

 Se animan a convencerme con tres títulos de que no están en crisis? Cathy: Fácil, porque no hay tal crisis. Primero digo que estamos en nuestro mejor momento como pareja. Ese fue el primero, ¿no? Otro es que sin dudas nos volveríamos a elegir como marido y mujer. Y el tercero es una afirmación fácilmente comprobable para quien nos conoce un poco: el amor que nos tenemos es capaz de imponerse a cualquier crisis. Ahora tú, Ova. Ja, ja.

Ova: Yo me quedo con lo que siempre nos dice Oriana (13), nuestra hija mayor: “Papá, ¿cómo hacen para estar siempre tan felices juntos?”. Ahora voy por uno un poco más heavy, que tiene que ver con la pasión que sentimos: hace tiempo que juntos planeamos nuestras noches de amor y lujuria. Y para el final dejo una frase que siempre le digo a Cathy: si me voy con otra, vení con nosotros, que uno como yo no vas a encontrar.

Cathy: Ja, ja, ja. Yo le respondo que desde que me atiende el doctor Mühlberger estoy en mi mejor momento a nivel íntimo. ¿Se entiende, no?

Ova: Es verdad. No sé qué le da el doctor... ¡pero que siga yendo! Te cuento que siempre fuimos de salir a cenar solos, con una rica comida, un buen vinito. Nos gusta imaginarnos cómo sigue la noche, alimentar nuestra relación, preparar el clima...

“REPITEN A CADA RATO QUE ESTAMOS MAL, QUE NOS VAMOS A DIVORCIAR”. Ella lo mira encantada cuando habla. El se muestra más que pendiente de cada detalle sensual de su mujer. “Todo se lo debo a la terapia cuántica molecular: parece que causó muy buen efecto en Ova”, define Catherine Fulop (44), mientras Osvaldo Sabatini (44) sonríe y asiente con gestos. Ahora están como de luna de miel, en la piscina del hotel ME by Meliá, de Cancún, un fabuloso 5 estrellas con forma piramidal que recuerda las ruinas mayas de la región. Fue elegido por la pareja para descansar, en medio de rumores que en Buenos Aires vinculaban a la venezolana con Maximiliano Guerra, compañero de panel del programa Talento argentino junto al músico de Los Nocheros Quique Teruel. “Desde que estamos juntos, nunca pudimos viajar solos”, coinciden. “Ori y Tiziana (9) quedaron al cuidado de mi hermana Yazmín, que llegó de Venezuela”, explica Catherine.

La actriz y su marido aclaran que el viaje estaba programado desde hace tiempo, y que de ninguna manera se fueron para escapar de la prensa, “porque no tenemos nada que ocultar”, avanza Cathy. “Con nosotros se van a equivocar siempre, porque estamos bárbaros desde hace tiempo”, completa Ova, y agrega: “Y aprovecho esta nota para aclarar algo que siempre vuelve. Nosotros enfrentamos una sola crisis sentimental. Fue en 2001; le pusimos el pecho y la superamos. Pero se ocupan de repetir que estamos mal, que nos vamos a divorciar y qué se yo cuántas cosas más”.

–¿Hicieron terapia de pareja?
Ova: Fuimos tres veces juntos y nada más. Solucionamos nuestro problema con afecto, amor, hablando mucho...

–¿De verdad nunca pensaron en separarse?
Juntos: ¡No!
Ova: Bah... En esos dos meses que vivimos en crisis podía pasar cualquier cosa. De hecho, yo me fui de casa. Pero siempre salimos adelante.

–¿Cuánto los afectó el rumor que vinculó a Catherine con Maximiliano Guerra?
Ova: Y... El mal siempre provoca dolor.

–¿Usted, Catherine, lo desmiente terminantemente?
–Por supuesto. Estoy muy enamorada de Ova. Es el hombre de mi vida. Siento que no podría estar sin él. Tengo una hermosa familia. La gente no es tonta, sabe que es así. Somos como el ying y el yang: nos complementamos perfectamente. Nos gusta crecer juntos. Tenemos la misma edad, 44... Yo soy un poquito más vieja. Ja, ja.

–¿Nunca una miradita de más, un algo que a veces puede suceder con un compañero de trabajo?
Cathy: No. Tenemos una relación de amistad con Maxi Guerra y su mujer. Hemos ido a cenar, es una situación de m... Ahora estuvimos en Fundaleu con él y Patricia. Somos conocidos, compañeros. Tengo la confianza de llamarla, de hablar con ella. La verdad que esto joroba, pero bué... Todos sabemos que no es verdad.
Ova: Fuimos a cenar con ellos, como con los Teruel. Yo creo que no vale la pena que aclaremos algo que no nos involucra.

–Me quedé pensando en eso de que juntos imaginan las noches de lujuria...
Ambos: Todas las semanas pensamos algo nuevo.

–¿De qué manera le agregan ratones a la intimidad? ¿Apelan a disfraces u otras fórmulas?
Cathy: No te vamos a contar detalles. Que cada uno se los imagine. Lo que te puedo asegurar es que nos da muy buen resultado: son noches inolvidables.

–Llevan 15 años juntos... No me digan que cuidan todos los detalles para estar siempre perfectos, porque es imposible después de tanto tiempo.
Cathy: Yo soy re-cuidadosa. Estoy siempre con el hilo dental, pero odio que él me vea limpiándome los dientes.

–¿Pero nunca se muestran con pantuflas, joggings raídos, cabellos revueltos, pelusa en el ombligo...?
Cathy: Jamás. Parte del secreto de nuestro amor es que nos gustamos mucho físicamente. Mantenemos la atracción. No es que pasó el tiempo y estoy dale que dale con el hilo dental en la sobremesa.
Cathy: Respetamos la intimidad del otro. No me agrada que Ova me vea cuando me estoy vistiendo, sino salir divina para que él me observe.
Ova: Uno hace muchas cosas para el otro.
Cathy: Para encantarlo. No puedo verme mal porque Ova es tan cuidadoso con su aspecto, pulcro con su ropa, con sus olores, que tengo la previsión de ser igual. Además me encanta: siempre fui así con mi aspecto. Eso lo seguimos manteniendo a través del tiempo. Y entonces, enamora. Nunca lo vi con la boca sucia, descuidado, las uñas crecidas. Es re-prolijito... Capaz de descubrir en una película que una persona tiene un hongo en el dedo del pie.

–No me digan que nunca tuvieron celos el uno del otro...
Cathy: Yo no dudaría del sentimiento que tenemos el uno respecto al otro. De lo que siente Ova por mí y yo por él. No niego que me pasan cosas por la cabeza cuando lo veo tan bello, yéndose a la oficina... pero nunca desconfiaría de él. Es su tema: sabe lo que hace. No me da motivos. Siempre demuestra el mismo amor, la misma energía. Se pueden cruzar malos pensamientos, pero no me hago cargo. Soy feliz con él. Pero si escuchara “Ova está con fulanita”, me muero.

–¿Qué le pasa cuando vinculan a Cathy con otro hombre?
Ova: Soy una persona muy segura. Me da mucha seguridad el amor que nos tenemos. Además, tengo el ego alto.

–¿No es celoso?
Ova: Me hicieron fama, pero no. De hecho, no le corté la carrera a mi mujer, dejo que mi hija desfile...

–Tiene fama de guardabosques desde la época en que viajaba por el mundo con su hermana Gabriela.
–Totalmente injusta.

“NUNCA DUDAMOS EL UNO DEL OTRO”. Ova la observa detenidamente y se tienta. Le muerde un cachete de la cara, después el labio inferior, la mima. Ella, caribeña al fin, coquetea con la situación. Está en bikini y no hay mucho para agregar. Su figura nubla la vista. Luego caminan hacia el mar, jugando todo el tiempo. Al regreso los espera un poco de actividad en el gimnasio, un reparador spa. Ah, y la intimidad del cuarto...

“Cumplimos quince años de amor”, aclara Catherine. Y recuerda el particular momento en que conoció a Ova: “Mi sueño era tener una familia. Lo contemplé a él y se me cortó la respiración. Fue un 30 de septiembre de 1993. Estaba sentada en una reunión de elenco en Sonotex y llega Ova con Alejandra Gavilanes. Dije: ‘Este tipo es increíble’. Lo vi enorme, iluminado... ¡Guau! Quedé impactada. Pero pasó todo ese año, y nada... Yo era una mujer casada y él tendría sus compromisos. Pensaba que se terminaba la novela, que no lo vería más. Hasta que un día, una amiga le cuenta: ‘Ella se muere por vos’”.

–¿Lo encaró?
–No se usaba. Yo estaba casi separada: mi ex pareja vivía afuera, cada uno en su casa. Y a los cuatro meses de empezar a salir yo me cuidaba... Pero quedé embarazada.
Ova: ¡Mirá lo que me hace...! (bromea).
Cathy: Recuerdo que compré un test de embarazo... y falsa alarma. Me fui a dormir. A la madrugada veo el test con dos rayitas. Ese bebé lo perdimos. Casi dos años después volví a quedar, de Oriana.

–¿Siempre fueron tan prolijos, cuidadosos de la imagen? ¿No termina eso siendo una obsesión?
Cathy: Ova es re-prolijo. Abre el vestidor mío y el suyo, y te das cuenta de quién es cada uno: el mío se te viene encima, jaja.

–¿Siempre fue así o se volvió maniático de grande?
Ova: Me volví mañoso cuando tuve a mis hijas.
Cathy: De viejo, ja, ja, ja. Mira: yo que estoy rejuvenecida sexualmente con la terapia cuántica molecular y estoy con un veterano, ja, ja, ja.
Ova: Después de conocerla a ella cambié. Era bastante irresponsable, muy...

–Disculpen que insista, pero durante aquella crisis ya superada, ¿hubo terceros en discordia?
Cathy: Para nada.
Ova: Sólo que nos sentíamos como a distancia. A cualquier matrimonio le pasa. Te conocés a una edad, vas creciendo, pasan años... No es fácil.
Cathy: Era como que él me miraba pero no me veía... Raro. No entendíamos nuestras necesidades.

–Sinceramente, ¿nunca dudaron el uno del otro?
Ambos: Jamás. Hoy sentimos que nacimos el uno para el otro.
Por Miguel Braillard. Fotos: Alejandro Carra.