Pastor secuestró un avión por "revelación divina"
Su mujer expresó que tiene "trastornos" y que lo hizo porque la fecha de ayer era el número de la bestia, 666, invertido. En vez de explosivos, usó latas de jugo.
Increíble. Los momentos de tensión que se vivieron en la Ciudad de México ayer por la tarde fueron realmente impactantes, sobre todo cuando un avión Boeing 737 que provenía de Cancún con 104 pasajeros abordo, debió aterrizar de emergencia.
“Amenazan con detonarlo”, decían las primeras informaciones televisivas. Cientos de policías llegaban al lugar, cuadrillas, camionetas y hasta la Marina mexicana. “Secuestradores, supuestamente bolivianos, tomaron el avión y exigen hablar con el presidente Felipe Calderón”, decían. Los minutos pasaban y la tensión aumentaba.
Los pasajeros fueron liberados de inmediato, todos a salvo. Es más, muchos ni siquiera se habían percatado de que sus vidas estaban en peligro. Antes del aterrizaje forzoso, el autor material del secuestro había obligado al piloto de la aeronave de la empresa Aeroméxico a dar 7 vueltas por el aire.
Las primeras imágenes daban cuenta del terror, cuando la policía ingresaba al avión y detenía a los “malhechores”. Bajaban unos cuantos hombres esposados, acompañados por un pelotón de uniformados.
A las pocas horas, la noticia que recorrió el mundo iba a ser otra. “El hombre que secuestro al avión es un pastor boliviano”. Aún más increíble.
Se trata de un pastor boliviano de nombre José Marc Flores Pereira (44), que ha logrado varios éxitos musicales en su país, y quien dijo que fundamentó su accionar por haber tenido una “revelación divina”.
Josmar, como se le conoce, ha aceptado que fue drogadicto y alcohólico, y entre sus éxitos destacan Renacimiento y Dile Sí a la Vida.
Por su parte, su mujer Elsa Vergara pidió perdón a Calderón por la actuación de su esposo y a lave explicó que "sufre trastornos" psicológicos. De acuerdo con su versión, ese día, nueve de septiembre de 2009, está relacionado con el número cabalístico 666 pero invertido.
Los explosivos que el secuestrador tenía, no eran nada más y nada menos que latas de jugo rellenas con tierra. Luego, las autoridades mexicanas se replantearon cómo controlar la seguridad aérea y evitar posibles atentados reales… no con elementos de cotillón.
10 de septiembre de 2009