El "chacal" criollo admitió que violó a su hija y su nieta
24CON fue al barrio de González Catán donde vivió el "monstruo" del Conurbano. Su increíble historia.
Barro. La mayoría de las calles de la localidad matancera de González Catán, se cubren de barro después de la lluvia, aunque haya caído la más insignificante cantidad de agua. Muchas veredas de tierra y yuyo también están sucias. Sucia como la conciencia del residente de una de las viviendas ubicadas en Larraya al 5200.
-¿Lo conoce?-
-No. Sé que la semana pasada vino la policía y se llevó a alguien-, contestó a 24CON una señora, mientras sumergía sus pies en el lodo, mezcla de agua y más barro.
El humilde barrio parece mantener el mismo silencio que hace aproximadamente dos décadas, cuando este hombre de 63 años, de la casa desconocida, violó por primera vez a su hija que, en ese momento, tenía apenas 8 años.
Se trata de Pedro Alfonso Delgado, un mayor analfabeto y argentino, que se convirtió en uno de los últimos “chacales” de los que se tomó conocimiento público.
Su hija, Paola del Carmen Delgado (28), nunca denunció la sucesión incalculable de violaciones que sufrió a lo largo de su vida. Aunque a los 14, producto de uno de esos macabros sometimientos, quedó embarazada de su mismo padre. A los pocos meses tuvo a una niña que nació sana.
Luego intentó rearmar su vida, tuvo varias parejas y con ellas tres hijos más: una niña y dos varones, todos menores de 10 años. Estuvo dos años fuera de su casa aunque, increíblemente, después volvió, convirtiéndose nuevamente en la presa disponible para su desaforado padre.
Porque Delgado, ya no abusó de ella, sino de su propia hija-nieta. “A esa chiquita la accedió anal y vaginalmente, según lo que determinaron los estudios físicos que le realizamos”, dijo a 24CON la fiscal que lleva adelante la causa, Andrea Schiebeler, de la Unidad Funcional de Instrucción Descentralizada de Laferrere.
Pero hubo más acosos atroces e incestuosos. Como el de su otra nieta, a quien se le encontraron “lesiones compatibles con maniobras digitales y lesiones en la zona del himen”. Es decir, “el hombre le introducía los dedos en la vagina”, según comentó la fiscal.
La denuncia obligada y el silencio
El “monstruo” de Catán fue arrestado el pasado jueves 3 de septiembre en su propio domicilio. Estaba en la puerta, como esperando que vengan por él. Es más, el policía le explicó por qué iba a ser detenido y el hombre, sin problemas, reafirmó: “Sí, tuve relaciones sexuales con mi hija”.
Si bien el arresto es reciente, el primer indicio que tomó la Justicia fue a comienzos de año, cuando los maestros de escuela de las niñas se percataron que ellas habían sido víctimas de violaciones. Y por eso, inmediatamente obligaron a Paola a que radique la denuncia, que fue labrada en la Comisaría de la Mujer, y que luego abrió la investigación en la Fiscalía.
“Tuvimos cuatro casos similares en la misma zona, en menos de dos años. En este tipo de causas hay pocas pruebas, por eso además de los exámenes físicos, a las víctimas hay que hacerles estudios psicológicos y victimológicos. En general no hay testigos presenciales, y con la denuncia sola no alcanza para lograr una detención. También hicimos pruebas de ADN que dieron positivas”, reconoció Schiebeler.
El violador incurable y la víctima que aprende a vivir
“No hay una explicación de por qué el hombre puede violar a una mujer. Si no ya habría una medicina, pero no la hay. El tipo nace con esa deficiencia, no se recupera”, señaló en una entrevista con 24CON, la titular de la Asociación de Víctimas de Violación (A.Vi.Vi), María Elena Leuzzi.
Asimismo, agregó: “Lo hace concientemente, puede razonar de lo que es el bien y lo que es el mal. Por eso las tiene cautivas, las tiene para él, son sus rehenes. Ha pasado que no les permiten ir al colegio, o tener novio”.
Los violadores parecen no recuperarse. Pero ¿qué pasa con las víctimas? “Puede evolucionar favorablemente y rearmar su vida, pero se van a morir sabiendo lo que les pasó”, explicó Luezzi. Por su parte, la psicóloga de la institución, reconoció que “es un tema recurrente que ante cualquier crisis personal del paciente, sale a la luz”.
A.Vi.Vi tiene sede en San Fernando y recibe innumerables denuncias por día. Desde la institución gestionan los procesos legales a seguir junto a los familiares de la mujer violada. Aunque tienen una crítica, bastante fuerte de por cierto: “Las comisarías de la mujer son ineficientes. Son muy pocas las que trabajan bien. No le dan la contención necesaria que la víctima necesita en esos primeros momentos”.
Según la referente de A.Vi.Vi., la violación es el delito con mayor reincidencia, ya que el 90 por ciento de los violadores que estuvieron presos, volvieron a abusar de sus presas. Por eso exigen que de una vez por todas se apruebe el registro de violadores nacional, que “está cajoneado en el Senado”. Pero no así a nivel provincial, que ya está aprobado, y que “esperan que funcione correctamente”. (Ver: Hay más violadores de clase alta que "cartoneros")
Los “monstruos” acechan
Uno de los primeros casos brutales en salir a la luz, fue el del “monstruo” de Austria, Josef Fritzl (73), quien mantuvo secuestrada a su hija por 24 años, y con quien tuvo 7 hijas-nietas. La noticia consternó al mundo en abril del año pasado y a partir del suceso, los “chacales” comenzaron a brotar por la prensa de distintos países.
En nuestro país, uno de los más llamativos fue el descubierto en la provincia de Mendoza, en mayo pasado, un hombre de unos 67 años que habría tenido 7 hijos incestuosos con su propia hija. Ayer, una de las niñas lo confirmó: Había sido violada. (Ver: El chacal mendocino, ¿Un alumno de Josef Fritz)
El “chacal” de Catán está preso en una comisaría exlusiva para violadores en Lomas del Millón. Su casa está semi vacía, su hija trabaja cama adentro y todos los menores fueron trasladados a un hogar, donde están siendo cuidados. Sus cuestiones judiciales dependen de la fiscal, que una vez que tenga sus antecedentes, le dictará prisión preventiva, y después llevará la causa a juicio.
Mientras, la gente de ese barrio de González Catán, sigue pisando barro, los días que llueve.
08 de septiembre de 2009