Deportivo Merlo

Dante Salazar: "Mato y muero por Merlo"

Los Salazar se odian y pugnan por el liderazgo de la barra de Deportivo Merlo. "No voy a ceder por más que sean mis hermanos: mi familia es Merlo", dijo Dante, el jefe actual, a 24CON.

 

Por Andrés Randazzo

Un joven de 17 años apareció sin vida a un costado de la ruta 200. Había sido apuñalado y nadie sabía quién era el culpable del crimen. Corría el año 2000 y la investigación, dos meses después, apuntó a la familia Salazar. La policía allanó la casa y detuvo a Dante, uno de los siete hermanos que llevan el apellido. Estuvo preso, pasó por el penal de Olmos y por el de Sierra Chica. Se lo acusaba de homicidio pero, a los dos años, salió libre de culpa y cargo. Tras las rejas, cultivó una semilla que ya tenía en su interior: el oficio de barrabrava.


Salió de prisión y quedó al frente de la hinchada de Deportivo Merlo, para seguir los pasos de su padre Jorge, patrón de la tribuna durante 20 años. “En casa, de lo único que se hablaba era del club”, le explica a 24CON Dante, fiel exponente de la pasión por los colores del barrio, heredados por la sangre.


Este año, el equipo del Parque San Martín logró un ascenso histórico a la B Nacional. Con un final polémico, el Charro le ganó a Los Andes la

 

Promoción y se despidió de la Primera B. El partido de vuelta fue en Lomas de Zamora, pero el de ida había sido en Almagro, a puertas cerradas. Así, vagando por las distintas canchas del Ascenso, el equipo de Felipe de La Riva tuvo que jugar las últimas 14 fechas del campeonato sin su público, por una pelea entre dos facciones de la hinchada.

El lunes 18 de marzo, Merlo recibío a Morón en su casa. A los pocos minutos de haber comenzado el partido, un grupo de hinchas locales quiso ingresar al estadio, pero los que estaban adentro no lo permitieron y comenzó la batalla. Piedras, tiros con la policía y corridas. Era la banda del barrio Matera que volvía por un lugar en la tribuna y se chocaba con la que manda, la del Parque. ¿Lo curioso? Que ambos bandos son encabezados por hermanos, que se detestan y, ahora, pugnan por el mandato de la popular.

“Hay un problema entre dos hermanos, Matías y Dante Salazar, que seguramente serán detenidos en horas”, dijo, en su momento, Rubén Pérez, titular del Coprosede. Ambos siguen libres.

 

Ahí estaban los Salazar, exponiendo sus diferencias ante las cámaras. "Estamos peleados desde hace más de diez años. Son problemas familiares que no tienen por qué conocerse. El tema es que ellos quisieron volver a la cancha y ocupar un lugar al que hace más de ocho años que no van", cuenta Dante.

 

Los Salazar son siete hermanos. De los cinco varones, tres están separados del resto de la familia. Uno, no se mete en la discusión, al igual que las dos mujeres. "Yo, hace unos meses, eché a los del barrio Matera, porque se la pasaban drogados y robando. Ahora que el equipo anda bien, quieren volver y se aliaron con ellos", continúa Dante, quien prefiere no nombrar a sus tres enemigos cercanos. Muy cercanos.

 

"No vamos a ceder el lugar. No se lo vamos a ceder a nadie. Y vamos a llegar hasta donde sea necesario para mantenerlo. No importa que sean mis hermanos, mi familia es Merlo y la gente de la barra. Mato y muero por ellos", explica el hombre de 31 años que, según sus palabras, se gana la vida como empleado en una fábrica de plástico. "Ellos -agrega- deben pensar que esto es un negocio. Pero acá no hay nada, eso pasa en los clubes grandes. Acá no hay negocios, esto es Merlo".

 

La noche anterior a los incidentes del partido con Morón, una bomba molotov había estallado en la casa de uno de los integrantes de la banda del Parque. Ese mismo mediodía, una moto pasó por el lugar donde Dante y sus muchachos estaban reunidos y descargó 20 tiros. "No se puede negar que andamos armados, ni que se responda a las agresiones. Si te agreden, te vas a defender. Y, hoy en día, nadie viene a pelear mano a mano. Uno tiene que responder igual", explica Salazar. Un allegado al club se encarga de reafirmar la máxima: "No son gente mala, el tema es que tienen otros códigos. Ellos arreglan todo a los tiros".

 

La pelea de los hermanos Salazar no es patrimonio solo de la tribuna. Ellos se distanciaron hace tiempo y se pelan cuando se cruzan. La relación parece no tener remedio y la cancha puede transformarse en el lugar ideal para la batalla. Sin embargo, el jefe de la barra no quiere utilizar el estadio como un ring: "Yo quiero ir a la cancha y, después de ahí, ver a mis hijas. No quiero que me peguen un tiro en la espalda ni tener que pegarle un tiro a nadie".