Cáritas vende la ropa que la gente dona a los pobres 

Un informe del programa GPS (América TV) muestra como en una feria de Cáritas se vende ropa que había sido donada para los más pobres. ¿Caridad o negocio?

A mi me pasó. Varias veces compré  en una feria americana de San Martín y Tres de Febrero sin saber que había detrás de esa ropa. Era otra iglesia.

En el último programa de GPS (América TV) mostramos como en una feria de Cáritas se vendía ropa que había sido donada para los más pobres. No se trató de una gran denuncia. Suele ocurrir que la confusión y la falta de información son síntomas de otras cosas. Sobretodo si se trata de proclamados ejemplos de solidaridad. Modelos a seguir.

El 8 de junio pasado Cáritas Argentina organizó su Colecta Anual. Nadie duda de la ayuda social que da Cáritas Argentina en medio de un Estado ausente. También se sabe que es el área de acción social más importante de la iglesia Católica Argentina y organiza ferias americanas para recaudar fondos que son destinados a acciones solidarias: compra de medicamentos, de alimentos, que luego son donados entre los sectores más necesitados. El problema, la confusión es que en estas ferias americanas se vende ropa que la ha sido donada. Repito (para evitar confusiones) encontramos que parroquias de Cáritas donde se organizan estas ferias (en villas de emergencias, asentamientos) se le “vende” ropa a los más pobres. Estos deben pagar en efectivo para luego recibir la ayuda solidaria que es financiada con el dinero recaudado en esa misma feria ¿Me explico?

Para probarlo, hicimos una donación de prendas a las que le añadimos una etiqueta identificatoria que dice: GPS. Hicimos la donación en un Cáritas de Loma Hermosa, junto al asentamiento Costa Esperanza, partido de San Martín, una de las zonas más pobres del primer cordón del conurbano. Grabamos la donación con cámara oculta. Y luego, al día siguiente, también compramos (y grabamos) la ropa que habíamos cedido gratuitamente. Compramos y comprobamos que para llevar la ropa que habíamos donado hubo que pagar. La ropa se vende a uno, dos, tres pesos por prenda. Algo que no es poco en los sectores arrasados por la indigencia: dos pesos es el valor de mercado de un litro de leche. Entonces fuimos a pedir explicaciones. El productor del informe fue Alejandro Seselovsky, el guión de Rolando Graña, la producción como siempre de El Galeón, y a mi como cronista me tocó preguntarle a la hermana Adelaida, a cargo de la feria de Cáritas: “Nosotros donamos ropa acá y nunca nos dijeron que lo iban a vender. Y encima después nos vendieron lo que habíamos donado (..) no tengo dudas que ustedes ayudan a la gente y tal vez más que yo. Lo que la gente no sabe es que ustedes venden las donaciones. Vos me decís que es poca plata 5 pesos pero 5 pesos son dos litros de leche, y hay mucha gente que no tiene ni para un litro de leche ¿Qué pasa si alguien necesita ropa y no la puede pagar? Si la gente no tiene plata ¿se puede llevar ropa? Ustedes son intermediarios y como todo intermediario ¿se quedan con una comisión? ¿Qué hacen con la plata qué recaudan? ¿Qué es lo último que compraron para los pobres? ¿Me podés mostrar la factura? ¿Qué opina con los que lucran con la pobreza? ¿Qué hacen con la plata qué recaudan? ¿Entonces los pobres financian a los pobres? (..) una cosa es hacer ferias en Palermo y otra es en una villa, entre los pobres. La gente qué dona ¿sabe qué ustedes eso lo venden?”



Muchas preguntas, pocas respuestas. En realidad, la monja se contradijo todo el tiempo. Primero negó que fuera una feria, olvidando el cartel que en la puerta decía “Feria”. Segundo, negando la venta de prendas, ya registrado en cámara oculta. Por último y ante la insistencia, reconoció que se reciben “colaboraciones” (pagar) por la ropa.

Al final, apareció el Padre Alberto, un cura franciscano a cargo de la Parroquia San Cayetano, la que alberga la feria. Y se enojó. Primero me invitó a pasar a la parroquia diciendo “vas a durar poco”. Después quiso darnos consejo de cómo investigar; negó que hubiera venta de ropa y también habló de “colaboraciones” (pago) para la gente del barrio “de la comunidad”. A continuación (y como manda en el periodismo chequear lo chequeado), fui a la casa de los vecinos quienes aseguraron que “jamás habían recibido ayuda de esa parroquia”. El vecino, más próximo, más prójimo, a la parroquia era diabético, casi no podía caminar y jamás le habían preguntado si “necesitaba algo”. Pero el cura insistió en que nosotros éramos mentirosos por hacer la investigación. Le prometimos que teníamos grabada la venta de ropa y las contradicciones que él mismo estaba cometiendo en la entrevista. Nos despidió sin bendición diciendo “ojo porque lo que dice el cura se cumple”. Y no se que habrá pensado cuando vio su incongruencia por TV.

Según la página oficial de Cáritas, “Los principales destinatarios de la misión de Cáritas son los pobres, procurando que crezcan en dignidad y sean protagonistas de su propio desarrollo”. En el Portal de Cáritas Argentina dice: “Se agradece la solidaridad expresada con motivo de esta Colecta Anual, que logró reunir un total de $ 10.582.996,26, un 43,97 por ciento más con respecto a la anterior. La tarea de Cáritas llega a cerca de 3 millones de personas en todo el país, a través de 32 mil voluntarios que trabajan en más de 3.500 parroquias, capillas y centros misionales, ubicados en 64 diócesis del país. En una reflexión sobre la colecta, el titular de Cáritas y obispo de Merlo-Moreno, Fernando Bargalló, se preguntó si “la desigualdad que vemos, nos duele realmente. Como cada año, la Colecta quiere ayudarnos a reflexionar para que la solidaridad se fortalezca hasta convertirse en virtud social, en una práctica permanente, en un compromiso cotidiano”.

Suena muy bien la Colecta y el compartir. Sin embargo hay quienes desconfían de las Ferias Americanas que esconde un posible un negocio privado. Incluso existe un foro internacional que denuncia esto con dichos como: “Soy Argentina, y como muchas personas donamos ropa en la Iglesia Católica, para que sea entregada a las personas de bajos recursos que viven en Provincias muy pobres de la Argentina. Pero me dió mucha indignación cuando me enteré que el primer "saqueo" lo realizan las personas que colaboran y clasifican las prendas en la Iglesia, y que por lo general es gente de muy buena posición económica. Y luego con la ropa que queda, la Iglesia organiza "Ferias Americanas", y vende la ropa que nosotros donamos de "buena fé", pensando que iba a llegar a manos de los pobres. Ellos aducen que es para juntar fondos para "Caritas". Pero si no son capaces de darles la ropa a los que realmente la necesitan menos van a darles el dinero”.

Y otra denunciante responde: “Te creo totalmente, mirá, yo antes iba a la iglesia (catolica) y estaban ahi los de Cáritas, vendiendo despensa a precios super bajos, ademàs de ropa y cosméticos a muy bajo precio, entonces comprábamos nuestra despensa ahi, así pasaron unos meses hasta que nos pidieron que llevaramos una despensa, la llevamos con mucho gusto , la despensa era para proveer la tiendita , o sea que nosotros comprábamos dos veces el producto, porque Cáritas (al memos en mi caso), no puso un quinto para volver asurtir la tiendita de la Iglesia”. Por el modismo, esta última parece mexicana, con lo cual el tema de las ferias no es sólo de cabotaje.

Mientras tanto Cáritas dice que “con el dinero que se reúne, fruto de la solidaridad de nuestro pueblo, Cáritas sostiene durante todo el año, diversos proyectos de microemprendimientos productivos y de autoconsumo familiares, centros de atención integral, promoción de proyectos educativos, autoconstrucción de viviendas, capacitaciones en salud, ciudadanía, oficios y voluntariado, tareas de prevención, intervención y reconstrucción en emergencias climáticas, trabajo con personas en situación de calle, entre otros. De esta manera, se promueve el protagonismo personal y comunitario de tantos hermanos y hermanas que aún padecen situaciones de pobreza”. Es bastante.

Varias veces compré en una feria americana que estaba en San Martín y otra en Tres de Febrero. Después supe que la Asociación Civil de una iglesia carismática (no católica) había recibido la ropa en contenedores desde los EE.UU. y Canadá. Un retorno limosnero para estas pampas. La ropa, la gran cantidad de ropa (que llenó varios locales y galpones) se vendió toda. Trabajó mucha gente en ese proyecto. En este caso supe que las colaboraciones ayudaron a varios comedores infantiles y hogares de niños. Suena muy bien. Todavía tengo un suéter de la marca del cocodrilo colgado en el placard. Incluso una amiga compró una cartera original de la marca más codiciada entre celebritys y varios en mi familia todavía usan esas prendas. Jamás supe si esa ropa era regalada por nuestros hermanos gringos. No es sólo un problema semántico entre colaborar o pagar. La duda acá es saber si a ellos les habían informado que esa ropa no se iba a donar. Que había que colaborar para tenerla. Colaborar, pagar, me explico?

Periodista. Cronista del Programa GPS. Especial para 24CON