La “sirena de la muerte”

Hartos de los asaltos, los vecinos del Barrio 17 de Noviembre instalaron una peculiar red de alerta. Se sospecha de, al menos, tres casos de justicia por mano propia, con dos delincuentes muertos y uno desaparecido.

Por Juan Britos para Periódico El1

Viejo y conocido, el refrán “La violencia sólo engendra más violencia” ha tomado cuerpo de forma sanguinaria e irracional en La Matanza.

Desgraciadamente, en algunas barriadas populosas y humildes no es suficiente el accionar de las fuerzas del orden. Y muchos vecinos, hartos de estar hartos de la inseguridad, decidieron erigirse en la ley...

Enfrentados
A solo 20 minutos del obelisco porteño, el Barrio 17 de Noviembre, en Villa Celina, acoge a numerosas familias de origen boliviano, peruano, paraguayo y argentino. Un verdadero crisol de razas.

Frente a ellos, se levanta la villa de emergencia “Las Achiras”, adonde no entran ni el cartero ni las ambulancias y que sirve de guarida para algunos malvivientes que, mezclados entre la gran mayoría de decentes trabajadores, viven de lo que roban a otros. Esos jóvenes maleantes asaltan a los comerciantes bolivianos para seguir consumiendo pasta base u otro tipo de drogas que les destruyen el cerebro y el futuro.

Hasta acá, nada nuevo para esta Argentina modelo siglo XXI. Pero, en nuestro partido, siempre hay un motivo para sorprenderse...

Los inmigrantes oriundos del Altiplano resolvieron acabar con la ola delictiva que los tiene como blancos, e instalaron, cada tres cuadras (lo que allí se denomina “tira”), una sirena que usan para alertar a la comunidad del atraco a un “paisano”.

Ante el aviso, cada miembro de la colectividad debe correr a auxiliar a su compatriota “de cualquier manera y a cualquier costo”.

He aquí el problema: los vecinos acuden provistos de palos, cascotes y hasta armas de fuego. Lo sabe la policía y lo sufren los ladrones.

En este rincón del municipio no hay excusas ni misericordia: el que las hace, las paga. A veces, con la vida, como leerán a continuación:
. Un muchacho falleció, apedreado, a manos de rabiosos “justicieros”.
. Un adolescente apareció ahorcado, tras haber sido sorprendido robando materiales de construcción de una vivienda situada dentro del territorio protegido por la “sirena de la muerte”.
. Existe la sospecha de que un chico, cuyo paradero se ignora, también fue víctima de estas letales represalias.
. Un malhechor que había cometido una serie de hurtos fue “desterrado”, ya que una especie de “grupo comando vengador” le prendió fuego a su casilla y a sus pertenencias y lo conminó a marcharse.
“La verdad, los delitos descendieron porque, ahora, ninguno se anima a venir”, se jacta un comerciante.

Cómo funciona
Cada familia proveniente de ese país vecino posee, en su domicilio, un timbre que debe apretar ante la amenaza de robo o el merodeo de sospechosos. Si el dispositivo, ubicado en la cima de los postes de luz, suena, todos tienen la obligación de socorrer al atacado. Caso contrario, se le cobra una multa económica y hasta puede ser expulsado del clan anticriminal. Así de sencillo: o estás adentro o estás afuera.

El método, que funciona desde hace un año, fue implementado en respuesta a la gran cantidad de ilícitos que padecían las familias, que se distribuyen según su ciudad de procedencia: por eso, están las calles Cochabamba, La Paz y Potosí. Sus mismos coterráneos distinguen a los de esta última como “los más violentos” a la hora de combatir a los bandidos.

En estas tierras, que en el pasado fueron ocupadas por la Tosquera Celina y que hoy deben su nombre al día del regreso de Juan Domingo Perón al país, en 1972, impera una ley propia que la mayoría de las autoridades prefiere desconocer.