Otro revés para el cura

Golpe letal al corazón financiero de Grassi

La Justicia ordenó trasladar a los menores del Hogar que tiene en Chacarita; donde se había intentado suicidar un menor. Allí funciona, también, el call center para las donaciones.

La noticia trascendió meses más tarde del suceso. El tema era muy delicado: en septiembre pasado, un niño de 8 años había intentado suicidarse con un cable que colgó de una viga del colegio. Cuando lograron bajarlo del pupitre al que se había subido, le preguntaron por qué había tomado la decisión, el niño optó por responder: “De eso no se habla”. Pero un compañerito dio en la tecla: “Acá empezaron los abusos”.

El diálogo, reproducido por diario Perfil, repercutió en lo más alto de la cúpula del Instituto Santa Teresa de los Andes que comparte un predio con el Hogar San José Obrero, sede de Felices los Niños, ubicado en Charlone al 700, Chacarita.

Días más tarde, el caso fue denunciado en la Defensoría Nº 4 de Menores e Incapaces de la Ciudad de Buenos Aires por el obispo Horacio Benites Astoul, vicario de Belgrano y responsable del colegio.

En esa instancia, tomó la posta el Defensor Oficial de Menores, Marcelo Jalil, quien ratificó la existencia de abusos sexuales entre los chicos. “Encontramos irregularidades manifiestas. Ante situaciones de abuso entre los chicos, se dispuso la intervención del hogar. Se hizo una cámara Gessel con un chiquito que lo confirmó. Dijo que avisaron a celadores y monjas y que éstos no hicieron caso”, resumió Jalil en el programa de Magdalena Ruiz Guñazú, Tempranísimo, que se emite por Radio Continental. Además, apuntó que “los chicos no tenían actividad. Comían y después no hacían nada”. 

¿Por qué el defensor habla de “abusos entre menores”? “Como no hay gente que los cuide, dejan a los más grandes a cargo de los más chicos. Y ahí se arman ciertos circuitos de poder, de abusados y abusadores que seguramente también lo padecieron”, explica el informe de la psicopedagoga del Instituto, Constanza Biondi, también reproducido por algunos diarios nacionales.

En consecuencia, la jueza a cargo, Myriam Rustan de Estrada, ordenó -sobre la base del dictamen de  Jalil- reubicar a la totalidad de los menores alojados en el Hogar de Grassi, ante la denuncia reiterada de maltrato y abusos sexuales, que deberá ser instrumentada dentro de los próximos 15 días hábiles por el Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Sin embargo, este “cierre” representa una gran baja para el cura Julio César Grassi, que afronta un juicio por abuso sexual a menores que estaban a su cargo en la Fundación ubicada en Hurlingham.

Resulta que, en el Hogar San José Obrero, funcionaba como una especie de “base de operaciones” donde el sacerdote guardaba la recaudación y mantenía un sector de telemarketing, dedicado a conseguir más donaciones.

Según lo indica la página de la Fundación Felices los Niños, el Hogar San José Obrero, se erigió sobre el edificio que fue de Segba (ex empresa estatal de electricidad), “cedido en 1995 a la Fundación” y alberga niños de 6 a 12 años de edad.

“Los chicos de San José Obrero llegan al Hogar derivados por los juzgados de menores de Capital Federal y provincia de Buenos Aires. El hogar es mixto, los niños habitan la Casa Ceferino Namuncurá, y las niñas la Casa Virgen Niña. Viven allí tres religiosas misioneras de la Comunidad de Hermanas de Marta y María quienes se encuentran totalmente al servicio de los niños”.

Pese, a que Jalil apuntó en su informe que “los chicos no tenían actividad. Comían y después no hacían nada”, la Fundación asegura que “los chicos asistidos en San José Obrero realizan Talleres de Cunicultura y Avicultura –cría de conejos y aves respectivamente-, Taller de Huerta, Arte y Cocina. Dentro del predio, en sus espacios verdes cuentan con la huerta y granja educativa que les permite desarrollar esas actividades. También realizan recreación, educación física y salidas didácticas”.

De hecho, todo indicaría que el mayor interés de Grassi en ese Hogar no es tanto el bienestar de los menores, sino más bien "disfrazar" el call center que allí instaló. "Este es el call", dijo la voz de una mujer del otro lado del teléfono a 24CON. "Para hablar con el hogar tenés que llamar a otro número" -pese a que ese es el que figura en el sitio web.

Con esto, el negocio que sería Felices los Niños sigue recaudando, pese a que el cura se ve cada vez más acorralado por la Justicia. Respecto a su proceso, el 29 de abril, sus abogados comenzarán el alegato defensivo para el que previeron 5 jornadas judiciales. El 5 de mayo, el Tribunal Nº1 de Moró le dará la palabra y, luego, fijará una fecha para la lectura de la sentencia.