Los siete puntos bonaerenses que pueden decidir el próximo presidente
Cerradas las listas, expuestas las heridas y hechos los cálculos, la atención de los principales estrategas de las campañas de Mauricio Macri y de Alberto Fernández se centrará en unos 600.000 votos bonaerenses que a ambos lados de la polarización consideran estratégicos para ganar no sólo la provincia sino también la Nación. Son los siete puntos que, marcan las encuestas, quedaron "libres" después de la implosión de Alternativa Federal y de la incorporación de Sergio Massa al Frente de Todos.
En 2015, con su nombre en la boleta presidencial y el de Felipe Solá en la de la gobernación, el massismo se había quedado con 19 puntos bonaerenses. Ese tercer puesto entre Vidal y el candidato kirchnerista ya no será tan abultado. Los sondeos de intención de voto que miran en Casa Rosada, por ejemplo, ubican a la boleta que viene a ocupar ese espacio, la de Roberto Lavagna y Eduardo "Bali" Bucca, entre diez y doce puntos bonaerenses. Los otros siete son la gran incógnita que definirá la elección.
También en el Instituto Patria y en los equipos de campaña de Axel Kicillof y de Verónica Magario hablan de siete puntos estratégicos. Aunque el enfoque es distinto. En sus cálculos, Cristina aporta una base sólida de 38 puntos nacionales. Con siete puntos extra, el Frente de Todos gana en primera vuelta. Y son esos siete, dicen, los que saldrán a buscar los regresados al espacio del peronismo opositor. Los Massa pero también los Solá, los Moyano y los "Pino" Solanas. "Algunos van a salir a conseguir dos, otros tres, y así", grafican.
Massa se vio con Cristina tres veces en las últimas dos semanas. La más reciente, hace cinco días, en el quincho de Jorge Ferraresi en Avellaneda, junto a Kicillof y a Martín Insaurralde, entre otros. Ajustaron allí los lineamientos del discurso de cada uno. Esta semana el tigrense empezará a moverse en clave campaña. Aún no hay fecha para el acto que compartirá con Alberto Fernández, pero en los equipos de ambos candidatos aseguran que hay confluencia de acciones y coordinación.
Es a la luz de esos siete puntos clave que hay que analizar el cierre de las listas. Porque hay armados que apuntan a buscar los votos que faltan y armados que sólo reafirman a los propios, para contener lo que ya está y parapetarse en la defensa desde ahí. Esta última característica es la que le achacan cerca de Emilio Monzó al cierre de Vidal y de su jefe de Gabinete, Federico Salvai. "No se entiende, es una lista de duros, parece diseñada pensando en que van a perder y habrá que resistir desde la Legislatura", dicen quienes fueron los armadores de la victoria bonaerense en 2015, hoy completamente corridos de la discusión política y electoral en el frente oficialista.
Vidal armó listas en defensa propia, como prefigurando una derrota; el kirchnerismo descuidó Mar del Plata
Las encuestas que mira la Rosada muestran algunas señales de alarma para Vidal. La primera es que Kicillof retiene el voto completo de Cristina en la provincia. Si antes (y por eso fue ungido) era el candidato que conservaba la mayor parte del caudal electoral de la ex presidenta (en diciembre aparecía siete puntos abajo de ella), ahora lo retiene al 100%. Eso es un problema para la gobernadora, que a la inversa carga con el peso de la imagen negativa de Macri en su boleta, y apuesta gran parte de su proyecto reeleccionista a repetir e incluso superar el nivel de corte de boleta que la benefició hace cuatro años.
Por eso hay quienes en el oficialismo miran el armado de las listas de Vidal y Salvai y, cuando se preguntan si pensaron en que tienen que ir a buscar esos siete puntos libres, se responden que no. "¿Por qué no fueron a buscar a los intendentes que están con Lavagna?", se asombran. Y si bien el cierre del peronismo opositor fue, a juicio de analistas de todos los espacios políticos, mejor, tampoco resultó ideal.
Desde los dos sectores en pugna, Juntos por el Cambio y el Frente de Todos, apuntan a Mar del Plata como el punto débil del armado de Máximo Kirchner y los intendentes bonaerenses. La decisión de no darle la boleta del binomio Fernández - Fernández a Gustavo Pulti es llamativa. El ex intendente de "La Feliz" mide unos 15 puntos en una ciudad que, en población, supera a casi una decena de provincias argentinas. "Te puede dar vuelta la elección provincial. Es raro. Deben tener recontra medido que los votos de Pulti van a aparecer, sino no se explica", se asombran en Casa Rosada por la decisión de obturarle la competencia interna. Pulti irá con boleta corta y por el Frente de Todos disputarán la interna Fernanda Raverta y Horacio Tettamanti. Tras la pésima gestión de Carlos Arroyo (quien ganó la intendencia en la boleta de Cambiemos pero ahora competirá en soledad, pues no le renovaron la pertenencia al oficialismo), Juntos por el Cambio también tendrá interna: Guillermo Montenegro ante Vilma Baragiola.
En Casa Rosada creen que lograrán retener la intendencia marplatense, en gran parte gracias a la exclusión de Pulti del Frente de Todos. En cambio, ya ven perdidas la de Pilar, hoy en manos de Nicolás Ducoté, y la de Quilmes, con Martiniano Molina. Por poco margen, estiman que retendrán Tres de Febrero y Olavarría. Y que sin mayores inconvenientes reelegirá Néstor Grindetti en Lanús. Además de Vicente López y San Isidro, anotadas en el inventario permanente del macrismo.
La lectura nacional no es muy distinta. "Los márgentes son acotados", admiten en Casa Rosada, adonde usan una metáfora futbolera para graficar el momento electoral: "Hoy, con el empujón internacional del acuerdo con la Unión Europea y las medidas para reactivar el consumo, se nos abre una puerta a que justo pegue en el palo y entre en el balotaje".
BAENEGOCIOS