Del consolador comunitario a las Tupper Sex: el desafío de la ESI en el Conurbano

Por Sofia Nadal 

Según una encuesta de Amnistía Internacional publicada a comienzos de 2019, solo 2 de cada 10 jóvenes recibe educación sexual. Las pocas escuelas que imparten ESI lo hacen por decisión y dedicación de las docentes, en general sin recursos oficiales.

Norma es una de ellas. Como profesora de prácticas de lenguaje y literatura, en las escuelas del conurbano en las que trabaja, trata de difundir toda la información posible a través de los libros y la contención. A su vez, también es coordinadora de reuniones de "Tupper sex", encuentros en donde las mujeres pueden hablar libremente de sexualidad y ella ofrece una gran variedad de artículos para la intimidad.

Viviendo la falta de ESI y observando la desinformación de los jóvenes en primera persona, Norma le conto a 24con las situaciones diarias a las que se enfrentan, entre ellas, una de las más comunes: el embarazo adolescente. Actualmente, en uno de los colegios de González Catan en el que trabaja, ella tiene 2 alumnas embarazadas de 14 y 17 años: "La más chica tiene el papá presente, que tiene 17 y no termino el secundario, tuvo que dejar de estudiar para buscar trabajo. Y en el segundo caso, el padre es un hombre casado, mayor de edad que ya se fue alejando."

Según cuenta por experiencia Norma, estos casos son más frecuentes de lo que uno pensaría, e incluso plantea de manera preocupante, que cada vez son más, y duda que este numero vaya a mermar, teniendo en cuenta que en los colegios este tipo de educación se suele comenzar a tratar recién cuando las adolescentes ya están embarazadas, sin ningún atisbo de información preventiva, para evitar estas situaciones. Es por esto, que termina quedando en manos de los docentes el hecho de tomar la iniciativa y preparar los encuentros, buscar el material y asesorar a los chicos como puedan, por más que no cuenten con las herramientas profesionales necesarias.

Norma cuenta con una particular comunicación con sus alumnos, que encuentran en ella una contención que le da la oportunidad de discutir estos temas, que no son solo en cuestiones de curiosidad a la hora de descubrir y explorar su sexualidad, sino que también pueden sacar a la luz situaciones de violencia de género, y lo peligroso que es cuando los jóvenes no son conscientes de lo que viven y atraviesan.

A su vez, la docente de literatura también es testigo de esta problemática fuera de las escuelas, en su faceta de coordinadora de reuniones, en donde le toca interpelar a aquellas mujeres que viven bajo el pesado tabú de la sexualidad femenina, sin ser conscientes de su peso por el hecho de crecer convencidas de no tener derecho a explorarla en medio de un mundo sexista. Sin embargo, en estos espacios de descubrimiento e incluso diversión extracurricular, Norma suele verse obligada a ponerse nuevamente en su rol docente al chocarse con las realidades de mas víctimas de la desinformación.

"Una vez me toco ir a una reunión en una zona humilde por González Catán, en la que las chicas querían comprar un 'consolador comunitario'" narra la coordinadora mientras cuenta su reacción atónita al explicar cómo las jóvenes querían utilizar un producto tan intimo para compartirlo entre ellas por no llegar al monto. Al darle el pie a hacerles preguntas de esta índole privada, Norma fue descubriendo lo poco que sabían del propio cuidado del cuerpo, ya que le confesaban no haberse hecho controles ginecológicos, salvo una vez embarazadas. A medida que fueron abordando estas temáticas, pudo ir dándoles un cuasi taller de sexualidad femenina para enseñarles sobre la salud sexual: "A veces las reuniones no son meramente comerciales, te va llevando a que puedas difundir lo que sabes o lo que pueda advertirles para que vayan tomando conciencia de cómo cuidarse".

Por su parte, Norma también celebra algunos aspectos que pueden apreciarse del cambio de los tiempos que corren, a la hora de observar la mentalidad mas abierta de los jóvenes, dejando de lado el tradicional prejuicio que solía ser característico de la edad, como cuando ve a dos alumnas, que son pareja, caminar de la mano y como estos acontecimientos son más naturalizados que antes. Sin embargo, a esto también le encuentra su lado negativo, y es que este tipo de noticias no son contadas en sus casas y es por eso que sostiene fervientemente que, además de que tendría que cumplirse de manera mas eficiente la responsabilidad estatal de brindar educación sexual, también debería hacerse desde y para los padres, porque sino generaría una doble moral que mantiene a los jóvenes en conflictos de doble morales.

No cuelguen con la ESI

El proyecto que se discute actualmente de la reforma a la ley de educación sexual ya vigente busca, entre otras cosas, cerrar la posibilidad de que la ESI sea aplicada de manera discrecional y evitar que cada institución educativa pueda adaptar los contenidos a su "ideario institucional" o las creencias y convicciones personales de sus miembros. Es por esto que, se podría decir, que la campaña que se pronuncia en contra pretende enseñar en base a ciertos valores morales o ideas religiosas como si fueran los únicos válidos, sin darle a las niñas y niños la posibilidad de acceder a la información completa y conocer sus derechos.

"Los hijos son de los padres, no del Estado" reza uno de los objetivos de la campaña "Con mis hijos no te metas" lo cual deja divisar la idea errónea de "propiedad" que la reforma de la ley busca evitar. En este caso, no se trata de una lista de derechos sobre las cuales los padres puedan decidir, sino que pertenecen a los niños. Ni del Estado, ni de los padres, ni de la iglesia, ya que estos mismos podrían ser los responsables de limitar dichos derechos.